La oración.
Definición de oración.
En el sentido más general del término la oración es la aplicación de la mente a las cosas divinas para estar unidos con Dios. Es nuestra respuesta espiritual a Dios como Sus hijos e hijas. Es comunicación, conversación, diálogo con Dios. En este sentido oración es, entre otras cosas:
• Bendecir, agradecer y alabar al Señor (Sal 103:1-2, 1 Tes 5:18).
• Buscar la dirección del Señor (Deut 33:3).
• Pedir perdón y protección (Sal 143:1-12).
• Pedir para nuestras necesidades materiales, (Mat 6:11), emocionales y espirituales (Mat 6:13).
• Reconocimiento, honra y sujeción al Señor (Mat 6:10).
• Buscar respuestas y dirección (Rom 8:14) y llamar o tocar (Mat 7:7) derribando obstáculos en el camino.
• Meditar en la Palabra de Dios de día y de noche (Sal 1:1-3) para apartarnos del mal.
• Hacer todo para la gloria de Dios (Col 3:22-25).
• Pensar todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre, lo virtuoso, lo digno de alabanza (Fil 4:8).
• Poner la mirada en las cosas espirituales y celestiales, en las cosas de Dios (Col 3:2, Mat 16:23).
• Etc.
Beneficios de la oración.
• Agradar a Dios con nuestra obediencia y corazón agradecido, contrito y humillado (Sal 51:17, Prov 15:8).
• Recibir la dirección del Señor para todos los asuntos de nuestra vida (Sal 23:3, Rom 8:14).
• Recibir el perdón de nuestros pecados y faltas (limpieza), y la protección de Dios para caminar sin caer en la tentación y ser librados del mal (santificación) (1 Jn 1:9).
• Recibir la provisión de nuestras necesidades materiales, emocionales y espirituales (Mat 7:7).
• Recibir paz en nuestros corazones e inculcarnos sentimientos valiosos (Fil 4:6-7).
• El recordatorio de que el Espíritu está en nosotros y con nosotros como nuestro Ayudador, Maestro, Guía, Transformador, Consolador, Empoderador, etc. (Jn 14:15-17, Hch 1:8).
• Conocer al Señor más profundamente y desarrollar una relación cada vez más estrecha entre el Señor y nosotros, recibir el conocimiento de sus tesoros y secretos (Jer 33.3, Isa 45:3).
• Recordatorio de nuestra posición en Cristo delante del Padre y lo que ello implica (Padre nuestro, Mat 4:9).
• Mantener vivo el fuego del Espíritu (1 Tes 5:19, Efe 5:18).
• Nos da mayor confianza en Dios (1 Jn 2:21-22).
• La extensión del Reino de Dios en los corazones y mentes de las personas (Mat 6:10).
Otros beneficios de la oración.
Aparte del gozo que implica la oración, que nos enseña la Palabra en los pasajes anteriores, en ellos también encontramos algunas otras enseñanzas relacionadas con la oración.
Sal 37:4.
La respuesta a nuestras oraciones, más que dependiente de una fórmula correcta, depende de un corazón correcto delante del Señor, un corazón que se deleita en Él, que le anhela, que le busca, que en Él tiene su alegría, su gozo.
Prov 15:8.
Aún cuando los pecadores (no creyentes, no salvos, impíos, incrédulos) pueden orar, esa oración no es del agrado de Dios.
La única oración que le agrada a Dios, que es Su gozo es la oración de sus hijos e hijas.
La oración es el privilegio de los hijos.
Sant 4:5-8.
Dios resiste la oración de los soberbios, los autosuficientes, los orgullosos, los que delante de él exhiben sus méritos.
Pero por el contrario, da gracia, respuestas, bendiciones, a los que se acercan a Él con humildad (los pobres en espíritu), los que reconocen que son necesitados de Él para todo lo que son, lo que hacen, lo que tienen, lo que esperan.
Como resultado de un corazón humilde que le agrada a Dios (porque al corazón contrito y humillado Él no lo desecha ni lo desprecia, Sal 51:17), Dios se acerca a esa persona y entonces el diablo huirá de esa persona.
Sal 16:7-9.
Cuando oramos , estamos en comunión con Él, el Señor nos aconseja los caminos en los que debemos caminar para que no nos extraviemos del camino de sus bendiciones (Sal 16:11)
Además de ello nos enseña nuestra conciencia para que nos arrepintamos y confesemos delante de Él nuestros pecados y de esa manera no se vea afectada la comunión con Él.
También, debido a que en Él tenemos nuestro gozo y deleite, por más que vengan problemas y circunstancias difíciles a nuestra vida no seremos conmovidos, nuestro corazón se mantendrá alegre y con gozo, y como consecuencia, a pesar de esas circunstancias, tendremos reposo y confianza en que todo obrará para bien nuestro (Rom 8:28-29) y será algo temporal (1 Ped 5:10).
Sal 21:1-6.
Como resultado de la actitud correcta de nuestro corazón, no solo hacia Dios sino también hacia lo que pedimos, que por la comunión íntima con Él no va a ser otra cosa que lo que es Su Voluntad para con nosotros, Él nos concede los deseos de nuestro corazón y la petición de nuestros labios, saliéndonos al encuentro con bendiciones, y tendremos vida, largura de días, honra y majestad.
En el sentido más general del término la oración es la aplicación de la mente a las cosas divinas para estar unidos con Dios. Es nuestra respuesta espiritual a Dios como Sus hijos e hijas. Es comunicación, conversación, diálogo con Dios. En este sentido oración es, entre otras cosas:
• Bendecir, agradecer y alabar al Señor (Sal 103:1-2, 1 Tes 5:18).
• Buscar la dirección del Señor (Deut 33:3).
• Pedir perdón y protección (Sal 143:1-12).
• Pedir para nuestras necesidades materiales, (Mat 6:11), emocionales y espirituales (Mat 6:13).
• Reconocimiento, honra y sujeción al Señor (Mat 6:10).
• Buscar respuestas y dirección (Rom 8:14) y llamar o tocar (Mat 7:7) derribando obstáculos en el camino.
• Meditar en la Palabra de Dios de día y de noche (Sal 1:1-3) para apartarnos del mal.
• Hacer todo para la gloria de Dios (Col 3:22-25).
• Pensar todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre, lo virtuoso, lo digno de alabanza (Fil 4:8).
• Poner la mirada en las cosas espirituales y celestiales, en las cosas de Dios (Col 3:2, Mat 16:23).
• Etc.
Beneficios de la oración.
• Agradar a Dios con nuestra obediencia y corazón agradecido, contrito y humillado (Sal 51:17, Prov 15:8).
• Recibir la dirección del Señor para todos los asuntos de nuestra vida (Sal 23:3, Rom 8:14).
• Recibir el perdón de nuestros pecados y faltas (limpieza), y la protección de Dios para caminar sin caer en la tentación y ser librados del mal (santificación) (1 Jn 1:9).
• Recibir la provisión de nuestras necesidades materiales, emocionales y espirituales (Mat 7:7).
• Recibir paz en nuestros corazones e inculcarnos sentimientos valiosos (Fil 4:6-7).
• El recordatorio de que el Espíritu está en nosotros y con nosotros como nuestro Ayudador, Maestro, Guía, Transformador, Consolador, Empoderador, etc. (Jn 14:15-17, Hch 1:8).
• Conocer al Señor más profundamente y desarrollar una relación cada vez más estrecha entre el Señor y nosotros, recibir el conocimiento de sus tesoros y secretos (Jer 33.3, Isa 45:3).
• Recordatorio de nuestra posición en Cristo delante del Padre y lo que ello implica (Padre nuestro, Mat 4:9).
• Mantener vivo el fuego del Espíritu (1 Tes 5:19, Efe 5:18).
• Nos da mayor confianza en Dios (1 Jn 2:21-22).
• La extensión del Reino de Dios en los corazones y mentes de las personas (Mat 6:10).
Otros beneficios de la oración.
Aparte del gozo que implica la oración, que nos enseña la Palabra en los pasajes anteriores, en ellos también encontramos algunas otras enseñanzas relacionadas con la oración.
Sal 37:4.
La respuesta a nuestras oraciones, más que dependiente de una fórmula correcta, depende de un corazón correcto delante del Señor, un corazón que se deleita en Él, que le anhela, que le busca, que en Él tiene su alegría, su gozo.
Prov 15:8.
Aún cuando los pecadores (no creyentes, no salvos, impíos, incrédulos) pueden orar, esa oración no es del agrado de Dios.
La única oración que le agrada a Dios, que es Su gozo es la oración de sus hijos e hijas.
La oración es el privilegio de los hijos.
Sant 4:5-8.
Dios resiste la oración de los soberbios, los autosuficientes, los orgullosos, los que delante de él exhiben sus méritos.
Pero por el contrario, da gracia, respuestas, bendiciones, a los que se acercan a Él con humildad (los pobres en espíritu), los que reconocen que son necesitados de Él para todo lo que son, lo que hacen, lo que tienen, lo que esperan.
Como resultado de un corazón humilde que le agrada a Dios (porque al corazón contrito y humillado Él no lo desecha ni lo desprecia, Sal 51:17), Dios se acerca a esa persona y entonces el diablo huirá de esa persona.
Sal 16:7-9.
Cuando oramos , estamos en comunión con Él, el Señor nos aconseja los caminos en los que debemos caminar para que no nos extraviemos del camino de sus bendiciones (Sal 16:11)
Además de ello nos enseña nuestra conciencia para que nos arrepintamos y confesemos delante de Él nuestros pecados y de esa manera no se vea afectada la comunión con Él.
También, debido a que en Él tenemos nuestro gozo y deleite, por más que vengan problemas y circunstancias difíciles a nuestra vida no seremos conmovidos, nuestro corazón se mantendrá alegre y con gozo, y como consecuencia, a pesar de esas circunstancias, tendremos reposo y confianza en que todo obrará para bien nuestro (Rom 8:28-29) y será algo temporal (1 Ped 5:10).
Sal 21:1-6.
Como resultado de la actitud correcta de nuestro corazón, no solo hacia Dios sino también hacia lo que pedimos, que por la comunión íntima con Él no va a ser otra cosa que lo que es Su Voluntad para con nosotros, Él nos concede los deseos de nuestro corazón y la petición de nuestros labios, saliéndonos al encuentro con bendiciones, y tendremos vida, largura de días, honra y majestad.
03
Nov
2014