La oración.
Orar en Su Nombre.
Jn 14:13-14. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Jn 16:24. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Pedir en Su Nombre no es una fórmula o un talismán que garantice que lo que pedimos será hecho. En realidad significa el reconocimiento de a Quién le pedimos y de Su Carácter (por ende no podemos pedir y esperar respuesta si estamos pidiendo para nuestros deleites, algo injusto, algo que vaya en contra de Su Voluntad manifiesta y o de Su carácter Santo, Justo, Verdadero, Sant 4:3, 1 Jn 5:14-15).
En segundo lugar significa el reconocimiento del poder de Aquel a Quién le pedimos y de Su relación con nosotros (Padre-hijos). Por eso la oración que Jesús les enseñó a sus discípulos comienza con "Padre Nuestro" (Mat 4:9).
En tercer lugar significa que el día que recibamos la respuesta a nuestra oración Aquel que debe ser glorificado es el Padre y el Hijo, no nosotros ni nuestro acierto de haber orado, como suele suceder en algunos casos ("tal cosa pasó porque yo oré").
Jn 14:13-14. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Jn 16:24. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Pedir en Su Nombre no es una fórmula o un talismán que garantice que lo que pedimos será hecho. En realidad significa el reconocimiento de a Quién le pedimos y de Su Carácter (por ende no podemos pedir y esperar respuesta si estamos pidiendo para nuestros deleites, algo injusto, algo que vaya en contra de Su Voluntad manifiesta y o de Su carácter Santo, Justo, Verdadero, Sant 4:3, 1 Jn 5:14-15).
En segundo lugar significa el reconocimiento del poder de Aquel a Quién le pedimos y de Su relación con nosotros (Padre-hijos). Por eso la oración que Jesús les enseñó a sus discípulos comienza con "Padre Nuestro" (Mat 4:9).
En tercer lugar significa que el día que recibamos la respuesta a nuestra oración Aquel que debe ser glorificado es el Padre y el Hijo, no nosotros ni nuestro acierto de haber orado, como suele suceder en algunos casos ("tal cosa pasó porque yo oré").
03
Nov
2014