La oración.
Oración de alabanza. "Que estás en los cielos".
Esta parte de la oración nos recuerda que por la Sangre de Cristo derramada en la Cruz que pagó el precio del perdón de nuestros pecados, así como fuímos constituídos hijos e hijas de Dios, por ello tenemos libre acceso al trono de la gracia para encontrar gracia y misericordia para el oportuno socorro (Heb 4:16). Ese es un privilegio de los hijos e hijas de Dios que nosotros no ganamos sino que por pura gracia nos fue concedido. Y por otro lado también nos pone en la perspectiva correcta de que nuestro Padre, por el hecho de serlo, no deja de ser Dios Todopoderoso, que merece no solo nuestro agradecimiento sino también nuestra alabanza:
Sal 100:4-5. "Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones."
La alabanza es el reconocimiento de Quién es Dios y que hace que hacemos delante de Él, y lo podemos hacer, como por ejemplo, tomando como base el Sal 103:
• Tu eres Quién perdona nuestras iniquidades y sana todas nuestras dolencias, el que rescata del hoyo nuestras vidas y nos corona de favores y misericordias.
• Tu eres el que sacia de bien nuestra boca, el que nos rejuveneces como el águila, el que nos hace justicia y derecho.
• Tu eres misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia, que no has hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos has pagado conforme a nuestros pecados, porque engrandeciste tu misericordia sobre nosotros y alejaste nuestros pecados y rebeliones de nosotros tan lejos como el oriente lo está del occidente.
• Tu te compadeces de nosotros, los que te tememos, porque conoces nuestra condición y te acuerdas de nuestras limitaciones y flaquezas, porque tu misericordia es desde la eternidad y hasta la eternidad y tu justicia sobre nosotros.
O también recordando otros pasajes de las Escrituras que nos enseñan Quién es Él y que hace Él, como por ejemplo:
• Tu eres bueno y para siempre es Tu misericordia (Sal 118.2). No hay otro Dios fuera de Ti (Isa 45:5).
• Tu extiendes sobre nosotros Tus misericordias cada día (Lam 3:22-23). Éres nuestro escudo y fortaleza, nuestro castillo y roca fuerte (Sal 3:3, Sal 18:1, Sal 31:3). En Ti estamos seguros. Tú eres el que pelea por nosotros y nos da la victoria. (Sal 61:4, Sal 35:1).
• Tu eres nuestro Salvador, Redentor, Sanador, Libertador, Pastor, el que suple todas nuestras necesidades, el que no nos deja ni nos desampara, el que nos rodea como con un escudo de Su favor. Nuestro Padre que nos ama eternamente (Sal 23, Sal 121, Jer 31:3).
• Tu eres Quién nos hace justicia, nos prospera, el que levanta nuestras cabezas, nos unges hasta que estamos rebosando, nos das buenas nuevas, nos restauras, nos libertas, abres nuestros ojos y nuestro corazón a tus Verdades maravillosas (Sal 35:23, Jer 17:7-8, Sal 3:3, Sal 23, Isa 61).
• Tu eres nuestro Pan de Vida, nuestro Camino, Verdad y Vida, el que no nos deja ni nos desampara y nos rodea de Su favor, el que no se duerme ni se adormece sino que nos guarda para siempre y nadie nos podrá arrebatar de Su mano (Jn 6:48, Jn 14:6, Sal 121).
• Tú eres nuestro Padre que nos tiene preparada morada con Él en la eternidad y que mientras estamos aquí en la tierra nos perfecciona, afirma y establece a través de todas las circunstancias que obran para bien de los que te amamos (Jn 1:12, Jn 14:2, 1 Ped 5:10, Rom 8:28-29).
Y así podríamos seguir con muchos otros reconocimientos de Quién es y que hace nuestro Padre.
Esta parte de la oración nos recuerda que por la Sangre de Cristo derramada en la Cruz que pagó el precio del perdón de nuestros pecados, así como fuímos constituídos hijos e hijas de Dios, por ello tenemos libre acceso al trono de la gracia para encontrar gracia y misericordia para el oportuno socorro (Heb 4:16). Ese es un privilegio de los hijos e hijas de Dios que nosotros no ganamos sino que por pura gracia nos fue concedido. Y por otro lado también nos pone en la perspectiva correcta de que nuestro Padre, por el hecho de serlo, no deja de ser Dios Todopoderoso, que merece no solo nuestro agradecimiento sino también nuestra alabanza:
Sal 100:4-5. "Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones."
La alabanza es el reconocimiento de Quién es Dios y que hace que hacemos delante de Él, y lo podemos hacer, como por ejemplo, tomando como base el Sal 103:
• Tu eres Quién perdona nuestras iniquidades y sana todas nuestras dolencias, el que rescata del hoyo nuestras vidas y nos corona de favores y misericordias.
• Tu eres el que sacia de bien nuestra boca, el que nos rejuveneces como el águila, el que nos hace justicia y derecho.
• Tu eres misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia, que no has hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos has pagado conforme a nuestros pecados, porque engrandeciste tu misericordia sobre nosotros y alejaste nuestros pecados y rebeliones de nosotros tan lejos como el oriente lo está del occidente.
• Tu te compadeces de nosotros, los que te tememos, porque conoces nuestra condición y te acuerdas de nuestras limitaciones y flaquezas, porque tu misericordia es desde la eternidad y hasta la eternidad y tu justicia sobre nosotros.
O también recordando otros pasajes de las Escrituras que nos enseñan Quién es Él y que hace Él, como por ejemplo:
• Tu eres bueno y para siempre es Tu misericordia (Sal 118.2). No hay otro Dios fuera de Ti (Isa 45:5).
• Tu extiendes sobre nosotros Tus misericordias cada día (Lam 3:22-23). Éres nuestro escudo y fortaleza, nuestro castillo y roca fuerte (Sal 3:3, Sal 18:1, Sal 31:3). En Ti estamos seguros. Tú eres el que pelea por nosotros y nos da la victoria. (Sal 61:4, Sal 35:1).
• Tu eres nuestro Salvador, Redentor, Sanador, Libertador, Pastor, el que suple todas nuestras necesidades, el que no nos deja ni nos desampara, el que nos rodea como con un escudo de Su favor. Nuestro Padre que nos ama eternamente (Sal 23, Sal 121, Jer 31:3).
• Tu eres Quién nos hace justicia, nos prospera, el que levanta nuestras cabezas, nos unges hasta que estamos rebosando, nos das buenas nuevas, nos restauras, nos libertas, abres nuestros ojos y nuestro corazón a tus Verdades maravillosas (Sal 35:23, Jer 17:7-8, Sal 3:3, Sal 23, Isa 61).
• Tu eres nuestro Pan de Vida, nuestro Camino, Verdad y Vida, el que no nos deja ni nos desampara y nos rodea de Su favor, el que no se duerme ni se adormece sino que nos guarda para siempre y nadie nos podrá arrebatar de Su mano (Jn 6:48, Jn 14:6, Sal 121).
• Tú eres nuestro Padre que nos tiene preparada morada con Él en la eternidad y que mientras estamos aquí en la tierra nos perfecciona, afirma y establece a través de todas las circunstancias que obran para bien de los que te amamos (Jn 1:12, Jn 14:2, 1 Ped 5:10, Rom 8:28-29).
Y así podríamos seguir con muchos otros reconocimientos de Quién es y que hace nuestro Padre.
03
Nov
2014