La oracion sin cesar.
1 Tes 5:16-19: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu."
El orar sin cesar (tener continuamente nuestra mente en Dios y en Sus pensamientos, caminos, obras y cosas) tiene como fuente el gozo que tenemos de ser hijos e hijas de Dios, de ser nuevas criaturas, de que las cosas viejas hayan pasado, de que nuestros pecados hayan sido perdonados y nuestro destino cambiado del infierno al Reino de Dios (1 Tes 5:16).
Además, como resultado de la oración, si no tenemos gozo, Él Señor va a transformar nuestro corazón y nos va a llenar de gozo porque en Su Presencia hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre (Sal 16:11).
Una forma de comenzar a orar es darle gracias a Dios en todo (1 Tes 5:18). Tenemos tantas cosas para darle gracias al Señor, que solo ello sería suficiente para que oráramos sin cesar. Cada día nos levantamos con nuestra mente funcionando correctamente, teniendo ojos para ver, oídos para oír, un corazón para entender, manos para saludar y abrazar y bendecir a las personas, pies para dirigirnos a lugares de bendición y de edificación, una casa donde nos despertamos y una cama y colchas en las que amanecimos, ropa para que nos vistiéramos y comida para caminar, pulmones para respirar, un corazón que late y distribuye sangre con vida a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo, un trabajo para desarrollarnos y producir, personas que nos aman y cuidad, que nos bendicen y nos edifican, etc. Y todo ello, a cada instante. Es posible que alguna de estas cosas nos pudiera faltar, pero sobre las cosas que nos pueden faltar más son las cosas que tenemos y bendicen nuestra vida.
Ahora bien, notemos que la Biblia dice que le demos gracias en todo, y todo es lo que nos gusta pero también lo que no nos gusta. En este úiltimo caso damos gracias no porque las situaciones nos gusten , sino porque Él tiene pleno control de todas nuestras circunstancias, y las hará obrar para bien nuestro (Ro 8:28-29).
Y un beneficio adicional es que al orar de esa forma, sin que nos percatemos o lo pidamos, el Señor nos va a llenar más de su Espíritu y vamos a prolongar esos momentos de deleite en el Señor ("No apaguéis el Espíritu" 1 Tes 6:19). La oración, cuando la entendemos como la Biblia la entiende y la ponemos en práctica con la actitud correcta de agradar a Dios y tener comunión con Él, nos va a volver adictos a ella, tal como nos lo enseña David en varios pasajes:
"Bienaventurado el varón ....; que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará." (Sal 1:1-3).
"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?" (Sal 42:1-2).
Y no solo eso, de estar en la presencia del Señor, en nosotros va a surgir una sed y una necesidad de santificarnos, de ser cada día más como Él:
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente." (Sal 51:10-12).
Al orar y "mantenernos encendido", conectados con el Espìritu Santo le vamos a dar cada vez más "espacio" en nuestra vida. Cuando la Palabra de Dios nos dice que no apaguemos el Espíritu no significa que Él se vaya a hacer pequeño o se vaya a arrinconar en algún lugar de nuestro ser. Significa que no permitamos que nuestra atención a Él disminuya de tal forma que no lo lleguemos a considerar como presente en nuestras vidas y nuestro ser. Y la oración sirve también precisamente para ello.
01
Dic
2014