El llamado, el don, la unción y el ministerio de gobierno.
Introducción.
La política y toda la actividad gubernamental necesitan experimentar, dados los niveles de corrupción, impunidad, violencia, enfermedad, pobreza, etc., que viven nuestros países, y que afecta a creyentes y no creyentes por igual, por lo menos en alguna medida, la redención de Dios para que cumplan en la mayor medida de lo posible los designios originales de Dios y para Su Gloria, y ello solo puede y debe ser hecho por los hijos e hijas de Dios dotados de los dones, talentos, capacidades y habilidades para ello, tal como nos lo enseña la Palabra de Dios (Prov 29:2, Prov 11:10-11). Y el tiempo y lugar es ahora y aquí.
Para ello Dios ha designado, de acuerdo a Su Propósito (la restauración de todas las cosas, Hch 3:21), hijos e hijas con el llamado, los dones, la unción y el ministerio no solo de incursionar sino permanecer y transformar la política y toda actividad gubernamental, para restaurarle a Su propósito original, y de ello la Biblia nos da un amplio testimonio en las vidas de José, Moisés, Josué, los Jueces y entre ellos Deborah, Ester y Mardoqueo, Nehemías, David, Daniel, los amigos de Daniel, Samuel, etc., en el Antiguo Testamento, y hombres como Calvino, John Fox, Abraham Lincoln, etc., que fueron hombres y mujeres de Dios, absolutamente espirituales, llamados a ejercer actividades de gobierno que resultaron de bendición para Su pueblo, para las naciones en las cuales ejercieron esas actividades y por sobre todo, para la Gloria de Dios.
Algunos argumentan que para los y las creyentes este llamamiento ya no es valido porque no fue ratificado por Jesús ni por la Iglesia en el Nuevo Testamento, pero necesitamos considerar dos cosas:
• El tiempo que abarca el Nuevo Testamento es muy corto, y obviamente, la prioridad era enfatizar los aspectos fundamentales que eran necesarios para el establecimiento de la Iglesia, lo cual no implica que los otros aspectos de la vida y las otras esferas de autoridad no fueran significativas (la importancia ya estaba establecida en el Antiguo Testamento.
• Jesús reiteró la importancia de un principio fundamental en toda actividad de gobierno, en cualquiera de las áreas de actividad humana incluída la política: Mar 10:42-45 que es más que suficiente para reiterar los principios bíblicos del Antiguo Testamento relacionados con la actividad política y gubernamental, reforzada por la enseñanza de Jesús acerca de que no cambia ni una tilde ni una jota de la Palabra y de la necesidad de ser discípulos que hagamos todo lo que la Palabra (Jesús encarnado) nos enseña siempre, en todo, en cualquier lugar donde ejerzamos nuestra actividad.
Y como Dios no cambia, es el mismo ayer, hoy y por los siglos, en este tiempo, pese a nuestras tradiciones humanas, muchas de las cuales van en la dirección contrario, y pretenden invalidar las enseñanzas y los propósitos de Dios, Dios lo sigue haciendo y lo seguirá haciendo hasta Su Segunda Venida, aún en medio de las circunstancias más adversas, y aquellos de nosotros que hayan recibido ese llamado y equipamiento, deben ser hallados "haciendo así" (Mat 24:43-47).
Por otro lado, la Palabra también nos enseña en Efe 2:10, que Dios nos diseña a cada uno con un fin específico, y que los magistrados son servidores de Dios (Rom 13:1-6), y que mejor que un servidor sea además un hijo o una hija de Dios.
"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas." (Efe 2:10).
"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.". (Rom 13:1-6).
El don para la participación política y la función gubernamental.
La Palabra nos enseña que dentro de los dones espirituales está el don de presidir, la capacidad sobrenatural dada por Dios de ejercer autoridad para dirigir a otros para la ejecución de acciones que conlleven el logro de metas.
• De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. (Rom 12:6-8).
La palabra griega que se traduce "presidir" al español es "proistemi" que significa "estar delante, presidir, gobernar, ocuparse, practicar". Por las implicaciones de sus significados, la designación de ese don con ese nombre implica la capacidad de administrar, es decir, planificar, organizar, coordinar, ejecutar y supervisar, todo lo cual son habilidades y capacidades necesarias para el desarrollo de cualquier actividad humana: la eclesiástica, la empresarial, la artistica, la educativa, etc., y dentro de ellas, también la actividad política y gubernamental efectiva y eficiente. Igualmente implica la capacidad de ver los diferentes escenarios situacionales así como los escenarios futuros de acuerdo a las decisiones que se puedan tomar. Un buen ejemplo de ello es
Obviamente, tanto el don como las capacidades y habilidades que le acompañan necesitan ser desarrollados mediante el ejercicio, lo que implica la necesidad de la preparación así como el desarrollo de actividades desde la base hasta la cúspide tal como sucedió con José, Daniel y sus amigos, Nehemías, David, Moisés y otros personajes bíblicos que ejercieron posiciones de gobierno.
El don puede o no puede ejercerse de acuerdo a la voluntad de Dios de acuerdo a la actitud del poseedor, pero de que hay personas dentro del Cuerpo de Cristo que lo tienen para ejercerlo en el campo de la actividad política y gubernamental, así como en otras actividades, por lo que nos enseña la Palabra, lo tienen.
La unción para la participación política y la función gubernamental.
De acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios acerca de la unción, esta significa la habilitación que Dios nos hace, de acuerdo a Su Voluntad, para ejercer una actividad a la que hemos sido llamados.
Luc 4:18-19. El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor."
Ello implica, entonces, que los que han sido llamados a presidir, no solo tienen la unción (ungido para), sino que tienen la habilitación (enviado a), por la dirección del Espíritu Santo y la Palabra para ejercer ese llamado.
Por el otro lado, la unción también significa estar apartado por Dios para Su servicio en un área específica de acuerdo a Su Voluntad. Ello lo vemos en el Antiguo Testamento cuando es ungido Aarón, sus hijos y los levitas, para el servicio del Tabernáculo (Exo 29, Lev 8:12, Exo 40:15), así mismo también cuando Samuel unge a David, apartándolo para ejercer el reinado de Israel después de Saúl (Sal 89:20). La Palabra de Dios nos enseña que la unción del Santo permanece sobre cada uno de nosotros y nos enseña y nos guía para cumplir la Voluntad de Dios para nosotros (1 Jn 2:20, 1 Jn 2:27) y para producir los resultados que Dios busca en el ejercicio de las actividades para las que fuimos creados y llamados (Efe 2.10).
La Palabra nos enseña que la unción es la que rompe el yugo, es la que liberta, transforma, logra cambios (Isa 10:27, Luc 4:18-19). Primero en lo interno para la destrucción de paradigmas contrarios a la Palabra de Dios (2 Cor 10:4-6) y después en lo externo, para liberar también a otros de sus propios paradigmas contrarios al conocimiento de Dios y la Palabra. Y obviamente, esa unción es necesaria para el ejercicio de la actividad política eficiente conforme al modelo de Dios. La unción es el equipamiento sobrenatural de Dios para ejercer el don y el oficio que Él nos ha asignado y obtener los resultados esperados porque los principios han operado en nosotros primero y cuando los ejercemos operan en otros también.
El don y la unción trabajan juntamente; el don es el regalo de la gracia de Dios y la unción, en cierta forma, podemos decir que es el motor que activa y dirige el don para obtener los resultados (frutos) que Dios espera. La unción nos es dada a todos los y las creyentes para operar en los dones que Dios nos ha dado desde el momento en que reconocemos a Cristo como Señor y Salvador nuestro y el Espíritu viene a morar en nosotros y nos hace nacer de nuevo.
Por el don y la unción es que podemos ejercer el mandato que Dios nos ha dado y obtener los resultados que Él espera de nosotros, tal como sucedió con Adán y Eva en el huerto del Edén:
• Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. (Gén 2:15).
• Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Gen 1:27-28).
El ministerio.
Cuando Dios nos da un don, ese don es el regalo. Pero que tengamos el regalo no implica necesariamente que lo utilicemos. Entonces viene la unción sobre nosotros y comenzamos a operar en el don que Dios nos ha dado. En este proceso de la operación del don se van presentando fases. La primera fase es la de la manifestación (1 Cor 12:7), que significa el ejercicio esporádico del don. La segunda fase es la de la operación (1 Cor 12:6) que es el ejercicio del don más frecuentemente. Y la tercera fase es la del ministerio (u oficio, 1 Cor 12:5) que es cuando el don se ejerce permanentemente. Este último es a lo que se refieren, entre otras, dos Escrituras, una en el Antiguo Testamento y otra en el Nuevo:
• Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles. (Deut 28:13-14)
• Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.....Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mat 20:20-21, 25-28).
Todos los hombres y mujeres de Dios que ejercieron un puesto permanente en lo gubernamental ejercieron y cumplieron con ese ministerio y sus características, tales como José, Moisés, Samuel, David, Nehemías, Zorobabel, Ester, Débora, Mardoqueo, Salomón, Sansón, etc. Aún cuando algunos de ellos fallaron en la personal, en su carácter, como David, Salomón y Sansón, ejercieron el ministerio gubernamental que Dios les dio y cumplieron en ese campo, con la Voluntad de Dios, y fueron respaldados en el ejercicio de la función gubernamental, aún cuando en lo personal pudieran ser sujetos de tachas. Y lo mismo sucede el día de hoy. Que hayan algunos que tienen el don y que puedan tener tachas en su carácter, no desacredita el don ni los desecha del ministerio (los dones y el llamado son irrevocables, Rom 11:29) así como tampoco debería ser impedimento para que otros ejerzan el ministerio político y/o gubernamental o sean reconocidos como ministros en ese campo.
Que en los medios de comunicación exista corrupción e inmoralidad en algunos (o muchos) niveles, no implica que los medios de comunicación sean del diablo y por ello todos los cristianos tengan que dejar de laborar en medios de comunicación. Igualmente, que en la política exista corrupción e inmoralidad en algunos (o muchos) niveles, no implique que la política sea del diablo, y por ello todos los cristianos tengan que dejar de laborar en la política y en el gobierno.
La política y toda la actividad gubernamental necesitan experimentar, dados los niveles de corrupción, impunidad, violencia, enfermedad, pobreza, etc., que viven nuestros países, y que afecta a creyentes y no creyentes por igual, por lo menos en alguna medida, la redención de Dios para que cumplan en la mayor medida de lo posible los designios originales de Dios y para Su Gloria, y ello solo puede y debe ser hecho por los hijos e hijas de Dios dotados de los dones, talentos, capacidades y habilidades para ello, tal como nos lo enseña la Palabra de Dios (Prov 29:2, Prov 11:10-11). Y el tiempo y lugar es ahora y aquí.
Para ello Dios ha designado, de acuerdo a Su Propósito (la restauración de todas las cosas, Hch 3:21), hijos e hijas con el llamado, los dones, la unción y el ministerio no solo de incursionar sino permanecer y transformar la política y toda actividad gubernamental, para restaurarle a Su propósito original, y de ello la Biblia nos da un amplio testimonio en las vidas de José, Moisés, Josué, los Jueces y entre ellos Deborah, Ester y Mardoqueo, Nehemías, David, Daniel, los amigos de Daniel, Samuel, etc., en el Antiguo Testamento, y hombres como Calvino, John Fox, Abraham Lincoln, etc., que fueron hombres y mujeres de Dios, absolutamente espirituales, llamados a ejercer actividades de gobierno que resultaron de bendición para Su pueblo, para las naciones en las cuales ejercieron esas actividades y por sobre todo, para la Gloria de Dios.
Algunos argumentan que para los y las creyentes este llamamiento ya no es valido porque no fue ratificado por Jesús ni por la Iglesia en el Nuevo Testamento, pero necesitamos considerar dos cosas:
• El tiempo que abarca el Nuevo Testamento es muy corto, y obviamente, la prioridad era enfatizar los aspectos fundamentales que eran necesarios para el establecimiento de la Iglesia, lo cual no implica que los otros aspectos de la vida y las otras esferas de autoridad no fueran significativas (la importancia ya estaba establecida en el Antiguo Testamento.
• Jesús reiteró la importancia de un principio fundamental en toda actividad de gobierno, en cualquiera de las áreas de actividad humana incluída la política: Mar 10:42-45 que es más que suficiente para reiterar los principios bíblicos del Antiguo Testamento relacionados con la actividad política y gubernamental, reforzada por la enseñanza de Jesús acerca de que no cambia ni una tilde ni una jota de la Palabra y de la necesidad de ser discípulos que hagamos todo lo que la Palabra (Jesús encarnado) nos enseña siempre, en todo, en cualquier lugar donde ejerzamos nuestra actividad.
Y como Dios no cambia, es el mismo ayer, hoy y por los siglos, en este tiempo, pese a nuestras tradiciones humanas, muchas de las cuales van en la dirección contrario, y pretenden invalidar las enseñanzas y los propósitos de Dios, Dios lo sigue haciendo y lo seguirá haciendo hasta Su Segunda Venida, aún en medio de las circunstancias más adversas, y aquellos de nosotros que hayan recibido ese llamado y equipamiento, deben ser hallados "haciendo así" (Mat 24:43-47).
Por otro lado, la Palabra también nos enseña en Efe 2:10, que Dios nos diseña a cada uno con un fin específico, y que los magistrados son servidores de Dios (Rom 13:1-6), y que mejor que un servidor sea además un hijo o una hija de Dios.
"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas." (Efe 2:10).
"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.". (Rom 13:1-6).
El don para la participación política y la función gubernamental.
La Palabra nos enseña que dentro de los dones espirituales está el don de presidir, la capacidad sobrenatural dada por Dios de ejercer autoridad para dirigir a otros para la ejecución de acciones que conlleven el logro de metas.
• De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. (Rom 12:6-8).
La palabra griega que se traduce "presidir" al español es "proistemi" que significa "estar delante, presidir, gobernar, ocuparse, practicar". Por las implicaciones de sus significados, la designación de ese don con ese nombre implica la capacidad de administrar, es decir, planificar, organizar, coordinar, ejecutar y supervisar, todo lo cual son habilidades y capacidades necesarias para el desarrollo de cualquier actividad humana: la eclesiástica, la empresarial, la artistica, la educativa, etc., y dentro de ellas, también la actividad política y gubernamental efectiva y eficiente. Igualmente implica la capacidad de ver los diferentes escenarios situacionales así como los escenarios futuros de acuerdo a las decisiones que se puedan tomar. Un buen ejemplo de ello es
Obviamente, tanto el don como las capacidades y habilidades que le acompañan necesitan ser desarrollados mediante el ejercicio, lo que implica la necesidad de la preparación así como el desarrollo de actividades desde la base hasta la cúspide tal como sucedió con José, Daniel y sus amigos, Nehemías, David, Moisés y otros personajes bíblicos que ejercieron posiciones de gobierno.
El don puede o no puede ejercerse de acuerdo a la voluntad de Dios de acuerdo a la actitud del poseedor, pero de que hay personas dentro del Cuerpo de Cristo que lo tienen para ejercerlo en el campo de la actividad política y gubernamental, así como en otras actividades, por lo que nos enseña la Palabra, lo tienen.
La unción para la participación política y la función gubernamental.
De acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios acerca de la unción, esta significa la habilitación que Dios nos hace, de acuerdo a Su Voluntad, para ejercer una actividad a la que hemos sido llamados.
Luc 4:18-19. El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor."
Ello implica, entonces, que los que han sido llamados a presidir, no solo tienen la unción (ungido para), sino que tienen la habilitación (enviado a), por la dirección del Espíritu Santo y la Palabra para ejercer ese llamado.
Por el otro lado, la unción también significa estar apartado por Dios para Su servicio en un área específica de acuerdo a Su Voluntad. Ello lo vemos en el Antiguo Testamento cuando es ungido Aarón, sus hijos y los levitas, para el servicio del Tabernáculo (Exo 29, Lev 8:12, Exo 40:15), así mismo también cuando Samuel unge a David, apartándolo para ejercer el reinado de Israel después de Saúl (Sal 89:20). La Palabra de Dios nos enseña que la unción del Santo permanece sobre cada uno de nosotros y nos enseña y nos guía para cumplir la Voluntad de Dios para nosotros (1 Jn 2:20, 1 Jn 2:27) y para producir los resultados que Dios busca en el ejercicio de las actividades para las que fuimos creados y llamados (Efe 2.10).
La Palabra nos enseña que la unción es la que rompe el yugo, es la que liberta, transforma, logra cambios (Isa 10:27, Luc 4:18-19). Primero en lo interno para la destrucción de paradigmas contrarios a la Palabra de Dios (2 Cor 10:4-6) y después en lo externo, para liberar también a otros de sus propios paradigmas contrarios al conocimiento de Dios y la Palabra. Y obviamente, esa unción es necesaria para el ejercicio de la actividad política eficiente conforme al modelo de Dios. La unción es el equipamiento sobrenatural de Dios para ejercer el don y el oficio que Él nos ha asignado y obtener los resultados esperados porque los principios han operado en nosotros primero y cuando los ejercemos operan en otros también.
El don y la unción trabajan juntamente; el don es el regalo de la gracia de Dios y la unción, en cierta forma, podemos decir que es el motor que activa y dirige el don para obtener los resultados (frutos) que Dios espera. La unción nos es dada a todos los y las creyentes para operar en los dones que Dios nos ha dado desde el momento en que reconocemos a Cristo como Señor y Salvador nuestro y el Espíritu viene a morar en nosotros y nos hace nacer de nuevo.
Por el don y la unción es que podemos ejercer el mandato que Dios nos ha dado y obtener los resultados que Él espera de nosotros, tal como sucedió con Adán y Eva en el huerto del Edén:
• Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. (Gén 2:15).
• Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Gen 1:27-28).
El ministerio.
Cuando Dios nos da un don, ese don es el regalo. Pero que tengamos el regalo no implica necesariamente que lo utilicemos. Entonces viene la unción sobre nosotros y comenzamos a operar en el don que Dios nos ha dado. En este proceso de la operación del don se van presentando fases. La primera fase es la de la manifestación (1 Cor 12:7), que significa el ejercicio esporádico del don. La segunda fase es la de la operación (1 Cor 12:6) que es el ejercicio del don más frecuentemente. Y la tercera fase es la del ministerio (u oficio, 1 Cor 12:5) que es cuando el don se ejerce permanentemente. Este último es a lo que se refieren, entre otras, dos Escrituras, una en el Antiguo Testamento y otra en el Nuevo:
• Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles. (Deut 28:13-14)
• Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.....Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mat 20:20-21, 25-28).
Todos los hombres y mujeres de Dios que ejercieron un puesto permanente en lo gubernamental ejercieron y cumplieron con ese ministerio y sus características, tales como José, Moisés, Samuel, David, Nehemías, Zorobabel, Ester, Débora, Mardoqueo, Salomón, Sansón, etc. Aún cuando algunos de ellos fallaron en la personal, en su carácter, como David, Salomón y Sansón, ejercieron el ministerio gubernamental que Dios les dio y cumplieron en ese campo, con la Voluntad de Dios, y fueron respaldados en el ejercicio de la función gubernamental, aún cuando en lo personal pudieran ser sujetos de tachas. Y lo mismo sucede el día de hoy. Que hayan algunos que tienen el don y que puedan tener tachas en su carácter, no desacredita el don ni los desecha del ministerio (los dones y el llamado son irrevocables, Rom 11:29) así como tampoco debería ser impedimento para que otros ejerzan el ministerio político y/o gubernamental o sean reconocidos como ministros en ese campo.
Que en los medios de comunicación exista corrupción e inmoralidad en algunos (o muchos) niveles, no implica que los medios de comunicación sean del diablo y por ello todos los cristianos tengan que dejar de laborar en medios de comunicación. Igualmente, que en la política exista corrupción e inmoralidad en algunos (o muchos) niveles, no implique que la política sea del diablo, y por ello todos los cristianos tengan que dejar de laborar en la política y en el gobierno.
22
Mar
2016