Cristianismo y participación ciudadana (2) (apuntes).
Participación.
• Los y las creyentes somos sal de la tierra para preservarla de la corrupción y la descomposición; y somos luz para dispersar la oscuridad y alumbrar el camino.
○ Si la sal pierde su sabor (no cumple su función) y si la luz no alumbra y da dirección (la iglesia se aísla del mundo y se convierte en "club social" encerrada en las cuatro paredes de su edificio, y como el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano se desentienden de las situaciones que vive el mundo), es obvio que además de la responsabilidad que tenemos delante del Señor, vamos a ver el mundo a nuestro alrededor en un franco y creciente deterioro.
• Una parte de nuestra función como sal y luz es la de defender y promover las normas de Dios, no solo con nuestras palabras sino principalmente con nuestros hechos --testimonio, ser testigos-- y ayudar a las personas a ver la verdad sobre Dios y la vida (2 Cor 10:4-6).
○ Ello comienza con la restauración de nuestras relaciones (Mat 7:12), no solo con Dios sino derivado de ello, con nuestro prójimo: familia, compañeros de trabajo, nuestros vecinos, conciudadanos, economía, política, negocios, educación, gobierno, ciencia, cultura, etc.).
• Con ello logramos dos cosas fundamentales que son parte de nuestra misión encomendada por Dios: la prevención del deterioro de nuestra sociedad (Mat 28:18-20) y la verdadera adoración (Col 3:22-25).
• ¿Qué podemos hacer en la práctica?.
○ Mantenernos informados (1 Cro 12:32).
○ Analizar bien los diferentes asuntos (a la luz de la Palabra).
○ Defender lo que es verdadero y justo (Fil 4:8).
○ Votar siempre que tengamos la oportunidad.
○ Escribir y/o hablar a funcionarios de gobierno (opinar, compartir la Palabra, aconsejar, discipular, etc.).
○ Trabajar voluntariamente para buenas causas y apoyarlas con recursos.
○ Si lo deseamos (llamado), aspirar a ocupar un puesto por elección o nombramiento.
○ Vivir una vida piadosa (relaciones justas, testimonio de vida).
○ Hablar a otros de Jesucristo (evangelizar) y discipularlos (Mat 28:18-20).
○ Respetar, obedecer y honrar al gobierno:
§ Reconocer lo bueno, sugerir correctivos a lo malo, y sugerir formas de mejorar lo bueno.
§ Pagar impuestos.
§ Orar por y con los líderes políticos (y si posible, aconsejarlos).
§ Buena administración de los recursos.
• o La participación en la Biblia.
○ José (Gen 39-50): administración y consejo al gobierno.
○ Débora, Gedeón, Sansón y otros jueces (ejercicio del poder)(Jue 1-21): restaurar el orden y proteger la nación.
○ Samuel, Elías, Isaías, Jeremías, Amós, Sofonías, Hageo y otros profetas: proclamar lo que Dios decía sobre la justicia y la manera correcta de gobernar y cuidad de los necesitados.
○ Ester: influencia y preservación del pueblo de Dios.
○ Nehemías: reconstrucción física, restauración espiritual y gobierno.
○ Daniel: administración y gobierno.
○ Juan el Bautista: proclamación contra la inmoralidad y la injusticia.
○ David: administración y gobierno.
• Los y las creyentes somos sal de la tierra para preservarla de la corrupción y la descomposición; y somos luz para dispersar la oscuridad y alumbrar el camino.
○ Si la sal pierde su sabor (no cumple su función) y si la luz no alumbra y da dirección (la iglesia se aísla del mundo y se convierte en "club social" encerrada en las cuatro paredes de su edificio, y como el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano se desentienden de las situaciones que vive el mundo), es obvio que además de la responsabilidad que tenemos delante del Señor, vamos a ver el mundo a nuestro alrededor en un franco y creciente deterioro.
• Una parte de nuestra función como sal y luz es la de defender y promover las normas de Dios, no solo con nuestras palabras sino principalmente con nuestros hechos --testimonio, ser testigos-- y ayudar a las personas a ver la verdad sobre Dios y la vida (2 Cor 10:4-6).
○ Ello comienza con la restauración de nuestras relaciones (Mat 7:12), no solo con Dios sino derivado de ello, con nuestro prójimo: familia, compañeros de trabajo, nuestros vecinos, conciudadanos, economía, política, negocios, educación, gobierno, ciencia, cultura, etc.).
• Con ello logramos dos cosas fundamentales que son parte de nuestra misión encomendada por Dios: la prevención del deterioro de nuestra sociedad (Mat 28:18-20) y la verdadera adoración (Col 3:22-25).
• ¿Qué podemos hacer en la práctica?.
○ Mantenernos informados (1 Cro 12:32).
○ Analizar bien los diferentes asuntos (a la luz de la Palabra).
○ Defender lo que es verdadero y justo (Fil 4:8).
○ Votar siempre que tengamos la oportunidad.
○ Escribir y/o hablar a funcionarios de gobierno (opinar, compartir la Palabra, aconsejar, discipular, etc.).
○ Trabajar voluntariamente para buenas causas y apoyarlas con recursos.
○ Si lo deseamos (llamado), aspirar a ocupar un puesto por elección o nombramiento.
○ Vivir una vida piadosa (relaciones justas, testimonio de vida).
○ Hablar a otros de Jesucristo (evangelizar) y discipularlos (Mat 28:18-20).
○ Respetar, obedecer y honrar al gobierno:
§ Reconocer lo bueno, sugerir correctivos a lo malo, y sugerir formas de mejorar lo bueno.
§ Pagar impuestos.
§ Orar por y con los líderes políticos (y si posible, aconsejarlos).
§ Buena administración de los recursos.
• o La participación en la Biblia.
○ José (Gen 39-50): administración y consejo al gobierno.
○ Débora, Gedeón, Sansón y otros jueces (ejercicio del poder)(Jue 1-21): restaurar el orden y proteger la nación.
○ Samuel, Elías, Isaías, Jeremías, Amós, Sofonías, Hageo y otros profetas: proclamar lo que Dios decía sobre la justicia y la manera correcta de gobernar y cuidad de los necesitados.
○ Ester: influencia y preservación del pueblo de Dios.
○ Nehemías: reconstrucción física, restauración espiritual y gobierno.
○ Daniel: administración y gobierno.
○ Juan el Bautista: proclamación contra la inmoralidad y la injusticia.
○ David: administración y gobierno.
23
Mar
2016