La restauración de la familia.
LA RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA.
La profecía para los últimos tiempos.
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” (Mal 4:5-6).
Hace más de 2000 años, Dios por medio del profeta Malaquías, sabiendo la situación de las familias en el mundo en este tiempo profetizó que sería un tiempo de restauración de ellas. Siendo la familia el modelo de Dios para la salud integral de las personas (1 Tes 5:23, espíritu, alma y cuerpo), y habiendo sido abandonado el modelo tradicional de la familia cada vez con mayor intensidad en todo el mundo “civilizado”, hoy vivimos a diario las consecuencias de ese abandono en múltiples formas: el incremento de la pobreza y la pobreza extrema, principalmente en familias donde las mujeres son jefes de hogar (el 65% del total de las familias); la proliferación de madres solteras y embarazos de adolescentes (más de 50,000 al año), la separación y divorcio de las parejas (50% de las que se casan), la incorporación masiva de jóvenes –hombres y mujeres—en las “maras”, el involucramiento creciente de menores de edad en la delincuencia, el sicariato, el narcotráfico, etc., la homosexualidad y lesbianismo, la transexualidad, la bisexualidad, el incesto, la violencia doméstica, el abuso infantil, etc.
Las causas del deterioro de la familia.
La razón fundamental del deterior. Desde la caída, el diablo, sabedor del poder e influencia de la familia, la institución creada por Dios para el desarrollo integral del ser humano desde su niñez bajo la protección de sus padres como los delegados de Dios para transferir a los hijos el conocimiento de Su Voluntad y Su Palabra, ha estado socavando los principios bajos los cuales Dios la estableció (Gen 3:4-5, 3:12, 3:16, 4:1-8). Pero en el tiempo actual, debido a la cercanía de los últimos tiempos, y derivado de la batalla de las fuerzas del mal en contra del propósito de Dios para con la humanidad, la familia ha estado, desde finales de la segunda guerra mundial, bajo un terrible ataque utilizando todos los medios a su alcance (la carne y el mundo) para desintegrarla a favor de la estatización de todas las áreas de la vida estableciendo las bases del futuro gobierno mundial del anticristo.
La situación económica. Para muchos hombres y mujeres, padres y madres, la carrera profesional y el materialismo se han convertido en ídolos respetables, reemplazando el valor de la familia y el vivir para Dios y Sus propósitos como prioridades, forzando innecesariamente a muchas madres a salir del hogar hacia el mundo laboral para satisfacer esas demandas idolátricas. Por otro lado, la situación económica, en constante deterioro para la gran mayoría de familias del mundo, también es causante de que las madres, por necesidad y debido a la falta de justicia bíblica –no humana—en las relaciones, estructuras y sistemas sociales prevalecientes en el mundo, tengan que incorporarse y permanecer, aun en contra de su inclinación natural, en el mundo laboral, en tanto que para los padres, la competencia en el campo laboral ha determinado en muchísimos casos, principalmente en los países en desarrollo y en los estratos más vulnerables económicamente, que los padres tengan que abandonar sus hogares para trasladarse a grandes distancias para obtener puestos de trabajo, o trabajar largas jornadas que les evitan compartir tiempo con sus familias.
La mal entendida liberación de la mujer. El movimiento feminista que ha modificado sus postulados iniciales tendientes a lograr el pleno reconocimiento de los derechos laborales y civiles de la mujer, se ha radicalizado y desviado de sus objetivos originales, hacia la “liberación sexual”, y con ello no solo ha dañado su función como mujeres y madres y ha denigrado la función del hombre como tal y como padre, sino que ha dañado la moral de muchas de ellas y ha convencido a los hombres a abandonar su autoridad bíblica en el hogar.
Los “derechos humanos”. Algunos importantes derechos y responsabilidades paternas y familiares han sido socavados por la ley, las cortes y algunas fuerzas en la educación escolar pública, y por políticas gubernamentales que privan a la familia de muchas de sus funciones bíblicas tradicionales (la disciplina, la transmisión de las creencias y la cultura familiar, la no ingerencia en las decisiones de los niños, etc.).
Los medios de comunicación. Los medios de comunicación a menudo, intencional o no intencionalmente, y movidos por las tendencias de los valores de la ética situacional (del momento) y la conveniencia económica, promueven a través de sus comunicaciones, valores distorsionados y anti-familiares, y comportamientos del todo contrarios a la integración de la familia y las relaciones intra-familiares morales (la codicia y el materialismo, la rebelión e irrespeto hacia los padres, la violencia de los hijos hacia los padres, el libertinaje sexual, el pandillerismo, la drogadicción, etc.).
El humanismo secular ateo y la educación. El sistema educativo prevaleciente en el mundo occidental actual, invadido por el humanismo secular ateo, y que usa la educación de los niños y jóvenes como el vehículo para su expansión y consolidación en la familia y la sociedad, enseñan y aprueban valores y prácticas deliberadamente anti-familiares:
v La promoción del humanismo secular ateo –el encumbramiento del propio ser al más alto nivel de la vida social, el endiosamiento del ser humano--, y de la psicologización de todos los aspectos de la vida y la ética situacional.
v La ingerencia del estado en las prácticas fundamentales de la educación y vida familiar –el desplazamiento de los padres en la formación y educación de los hijos, la llamada “paternidad social”—.
v El libertinaje sexual y sus consecuencias: el aborto, la eutanasia, consintiendo el adulterio, la promiscuidad, el homosexualismo, etc.
La necesidad de la restauración de la familia.
Debido a todo ello, y algunas otras cosas que están afectando la vida familiar y que están destruyendo los fundamentos de la familia, la iglesia y la sociedad (Sal 11:3), es necesario volver a recordar las sendas antiguas (Jer 6:16), los principios que, abandonados en el presente, fueron el fundamento del desarrollo y fortaleza de nuestras naciones occidentales en el pasado, y que son los fundamentos sobre los cuales debemos volver a edificar estas instituciones, si es que deseamos salir de la situación tan grave que enfrentan nuestras naciones en cuanto al respeto a la vida, la moralidad y la ética, la justicia, la paz, etc. (Rom 1.18-31).
Estos principios constituyen la alternativa divinamente ordenada para frenar los males sociales que nos aquejan, resultantes de la creciente socialización humanista secularizante y atea y la estatización de la vida en todos sus órdenes que impera en el mundo occidental y esta amenazando extenderse rápidamente en el mundo no occidental (2 Cro 7.14).
La necesidad de estos tiempos (problemas significativos cuya causa es la situación intra-familiar).
Como ya lo mencionamos anteriormente, los problemas más evidentes y más alarmantes que están deteriorando aceleradamente la calidad de vida familiar y social en este tiempo, derivadas del abandono del modelo de la familia tradicional, y que solo pueden ser solucionados básicamente desde el interior de las familias mediante la paternidad y maternidad responsables al estilo natural de Dios, que fue lo que sirvió de plataforma al avance y desarrollo del mundo occidental hacia niveles insospechados de bienestar en los últimos dos mil años, son:
v Sexualidad precoz y embarazos de adolescentes (40,000)
v Divorcio, separación, abandono, migración (65% familias madres jefes de hogar).
v Fornicación y adulterio (relaciones pre-matrimoniales).
v Abuso intra-familiar (físico, psicológico, verbal, etc).
v Violaciones, abusos, incestos.
v Maras, crimen organizado, delincuencia, violencia, prisioneros, etc.
v Alcoholismo, drogadicción, etc.
La Palabra de Dios es clara en cuanto a las causas de ese deterioro: hacer a un lado, con persistencia, insistencia, hasta el punto de la necedad, a Dios y a Su Palabra y Su Voluntad:
Sal 127:1-3. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.
Rom 1.18-31. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.”
Conclusión.
Como consecuencia de lo anterior, podemos afirmar que sin ningún lugar a dudas, dado el deterioro de la vida humana en todas sus facetas: individual, familiar, eclesiástica, laboral, nacional, en buena parte derivado al deterioro del rol de la familia como la formadora de los adultos del mañana, la necesidad más apremiante de este tiempo es la restauración, fortalecimiento y consolidación de la familia, tarea en la cual la Iglesia como “columna y baluarte de la Verdad”, necesita desempeñar un rol fundamental, un papel de primer orden en la dirección de los esfuerzos sociales por la superación de la problemática en la que están inmersas las personas, las familias, la misma iglesia y la nación:
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” (Jer 6:16).
“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” (Luc 4:18-19).
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.” (Isa 61:1-4).
La profecía para los últimos tiempos.
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” (Mal 4:5-6).
Hace más de 2000 años, Dios por medio del profeta Malaquías, sabiendo la situación de las familias en el mundo en este tiempo profetizó que sería un tiempo de restauración de ellas. Siendo la familia el modelo de Dios para la salud integral de las personas (1 Tes 5:23, espíritu, alma y cuerpo), y habiendo sido abandonado el modelo tradicional de la familia cada vez con mayor intensidad en todo el mundo “civilizado”, hoy vivimos a diario las consecuencias de ese abandono en múltiples formas: el incremento de la pobreza y la pobreza extrema, principalmente en familias donde las mujeres son jefes de hogar (el 65% del total de las familias); la proliferación de madres solteras y embarazos de adolescentes (más de 50,000 al año), la separación y divorcio de las parejas (50% de las que se casan), la incorporación masiva de jóvenes –hombres y mujeres—en las “maras”, el involucramiento creciente de menores de edad en la delincuencia, el sicariato, el narcotráfico, etc., la homosexualidad y lesbianismo, la transexualidad, la bisexualidad, el incesto, la violencia doméstica, el abuso infantil, etc.
Las causas del deterioro de la familia.
La razón fundamental del deterior. Desde la caída, el diablo, sabedor del poder e influencia de la familia, la institución creada por Dios para el desarrollo integral del ser humano desde su niñez bajo la protección de sus padres como los delegados de Dios para transferir a los hijos el conocimiento de Su Voluntad y Su Palabra, ha estado socavando los principios bajos los cuales Dios la estableció (Gen 3:4-5, 3:12, 3:16, 4:1-8). Pero en el tiempo actual, debido a la cercanía de los últimos tiempos, y derivado de la batalla de las fuerzas del mal en contra del propósito de Dios para con la humanidad, la familia ha estado, desde finales de la segunda guerra mundial, bajo un terrible ataque utilizando todos los medios a su alcance (la carne y el mundo) para desintegrarla a favor de la estatización de todas las áreas de la vida estableciendo las bases del futuro gobierno mundial del anticristo.
La situación económica. Para muchos hombres y mujeres, padres y madres, la carrera profesional y el materialismo se han convertido en ídolos respetables, reemplazando el valor de la familia y el vivir para Dios y Sus propósitos como prioridades, forzando innecesariamente a muchas madres a salir del hogar hacia el mundo laboral para satisfacer esas demandas idolátricas. Por otro lado, la situación económica, en constante deterioro para la gran mayoría de familias del mundo, también es causante de que las madres, por necesidad y debido a la falta de justicia bíblica –no humana—en las relaciones, estructuras y sistemas sociales prevalecientes en el mundo, tengan que incorporarse y permanecer, aun en contra de su inclinación natural, en el mundo laboral, en tanto que para los padres, la competencia en el campo laboral ha determinado en muchísimos casos, principalmente en los países en desarrollo y en los estratos más vulnerables económicamente, que los padres tengan que abandonar sus hogares para trasladarse a grandes distancias para obtener puestos de trabajo, o trabajar largas jornadas que les evitan compartir tiempo con sus familias.
La mal entendida liberación de la mujer. El movimiento feminista que ha modificado sus postulados iniciales tendientes a lograr el pleno reconocimiento de los derechos laborales y civiles de la mujer, se ha radicalizado y desviado de sus objetivos originales, hacia la “liberación sexual”, y con ello no solo ha dañado su función como mujeres y madres y ha denigrado la función del hombre como tal y como padre, sino que ha dañado la moral de muchas de ellas y ha convencido a los hombres a abandonar su autoridad bíblica en el hogar.
Los “derechos humanos”. Algunos importantes derechos y responsabilidades paternas y familiares han sido socavados por la ley, las cortes y algunas fuerzas en la educación escolar pública, y por políticas gubernamentales que privan a la familia de muchas de sus funciones bíblicas tradicionales (la disciplina, la transmisión de las creencias y la cultura familiar, la no ingerencia en las decisiones de los niños, etc.).
Los medios de comunicación. Los medios de comunicación a menudo, intencional o no intencionalmente, y movidos por las tendencias de los valores de la ética situacional (del momento) y la conveniencia económica, promueven a través de sus comunicaciones, valores distorsionados y anti-familiares, y comportamientos del todo contrarios a la integración de la familia y las relaciones intra-familiares morales (la codicia y el materialismo, la rebelión e irrespeto hacia los padres, la violencia de los hijos hacia los padres, el libertinaje sexual, el pandillerismo, la drogadicción, etc.).
El humanismo secular ateo y la educación. El sistema educativo prevaleciente en el mundo occidental actual, invadido por el humanismo secular ateo, y que usa la educación de los niños y jóvenes como el vehículo para su expansión y consolidación en la familia y la sociedad, enseñan y aprueban valores y prácticas deliberadamente anti-familiares:
v La promoción del humanismo secular ateo –el encumbramiento del propio ser al más alto nivel de la vida social, el endiosamiento del ser humano--, y de la psicologización de todos los aspectos de la vida y la ética situacional.
v La ingerencia del estado en las prácticas fundamentales de la educación y vida familiar –el desplazamiento de los padres en la formación y educación de los hijos, la llamada “paternidad social”—.
v El libertinaje sexual y sus consecuencias: el aborto, la eutanasia, consintiendo el adulterio, la promiscuidad, el homosexualismo, etc.
La necesidad de la restauración de la familia.
Debido a todo ello, y algunas otras cosas que están afectando la vida familiar y que están destruyendo los fundamentos de la familia, la iglesia y la sociedad (Sal 11:3), es necesario volver a recordar las sendas antiguas (Jer 6:16), los principios que, abandonados en el presente, fueron el fundamento del desarrollo y fortaleza de nuestras naciones occidentales en el pasado, y que son los fundamentos sobre los cuales debemos volver a edificar estas instituciones, si es que deseamos salir de la situación tan grave que enfrentan nuestras naciones en cuanto al respeto a la vida, la moralidad y la ética, la justicia, la paz, etc. (Rom 1.18-31).
Estos principios constituyen la alternativa divinamente ordenada para frenar los males sociales que nos aquejan, resultantes de la creciente socialización humanista secularizante y atea y la estatización de la vida en todos sus órdenes que impera en el mundo occidental y esta amenazando extenderse rápidamente en el mundo no occidental (2 Cro 7.14).
La necesidad de estos tiempos (problemas significativos cuya causa es la situación intra-familiar).
Como ya lo mencionamos anteriormente, los problemas más evidentes y más alarmantes que están deteriorando aceleradamente la calidad de vida familiar y social en este tiempo, derivadas del abandono del modelo de la familia tradicional, y que solo pueden ser solucionados básicamente desde el interior de las familias mediante la paternidad y maternidad responsables al estilo natural de Dios, que fue lo que sirvió de plataforma al avance y desarrollo del mundo occidental hacia niveles insospechados de bienestar en los últimos dos mil años, son:
v Sexualidad precoz y embarazos de adolescentes (40,000)
v Divorcio, separación, abandono, migración (65% familias madres jefes de hogar).
v Fornicación y adulterio (relaciones pre-matrimoniales).
v Abuso intra-familiar (físico, psicológico, verbal, etc).
v Violaciones, abusos, incestos.
v Maras, crimen organizado, delincuencia, violencia, prisioneros, etc.
v Alcoholismo, drogadicción, etc.
La Palabra de Dios es clara en cuanto a las causas de ese deterioro: hacer a un lado, con persistencia, insistencia, hasta el punto de la necedad, a Dios y a Su Palabra y Su Voluntad:
Sal 127:1-3. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.
Rom 1.18-31. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.”
Conclusión.
Como consecuencia de lo anterior, podemos afirmar que sin ningún lugar a dudas, dado el deterioro de la vida humana en todas sus facetas: individual, familiar, eclesiástica, laboral, nacional, en buena parte derivado al deterioro del rol de la familia como la formadora de los adultos del mañana, la necesidad más apremiante de este tiempo es la restauración, fortalecimiento y consolidación de la familia, tarea en la cual la Iglesia como “columna y baluarte de la Verdad”, necesita desempeñar un rol fundamental, un papel de primer orden en la dirección de los esfuerzos sociales por la superación de la problemática en la que están inmersas las personas, las familias, la misma iglesia y la nación:
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” (Jer 6:16).
“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” (Luc 4:18-19).
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.” (Isa 61:1-4).
26
Mar
2016