Estudio Bíblico

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La disciplina de los hijos (4) (apuntes).



COMO APLICAR EL CASTIGO.



Prov 29:15.
• La vara y la corrección dan sabiduría. El muchacho consentido avergonzará a su madre.
Prov 22:15.
• La necesidad está ligada en el corazón del muchacho. La vara de la corrección la alejará de él.
Prov 23:13-14.
• No rehusar corregir al muchacho. Si se le castiga con vara no morirá. Se librará su alma del Seol.
Prov 20:30.
• Los azotes que hieren son medicina para el malo. El castigo purifica el corazón.


Con vara.
• El sistema de disciplina de Dios: que los padres castiguen a sus hijos con una vara (Heb 12:6, 11, 15).
• Los padres nunca tendrán una idea clara en cuanto a la disciplina de sus hijos si antes o aceptan la vara como el medio designado por Dios para la disciplina. Es la elección de su sabiduría y su amor paternal (Prov 29.17).
• Si ello brota del amor y del deseo de que los hijos reciban lo mejor, es algo recto y bueno.
• El castigo debe ser hecho con amor y control.


Por amor.
• Debe ser un acto de amor, no de violencia, ira o enojo.
• Debe comunicarle al hijo tanto el desagrado como la preocupación y amor del padre.
• Es una manifestación de amor paternal que prefiere hacerle frente a los asuntos que Dios indica que hay que afrontar, para producir frutos apacibles de justicia en la vida de los hijos.


Que produzca temor a lo malo.
• Crea una clase saludable y correcta de temor en el niño.
• Aprende a tener temor a hacer lo malo, en vez de temerle a los padres.
• La clase correcta de temor abre el corazón de los hijos para que reciban la instrucción de la sabiduría (Sal 111:10, Prov 8:13).
• El verdadero temor del Señor no crea el deseo de apartarse de El, sino del mal.


Que el hijo tenga un claro entendimiento de la falta.
• Es importarte hacerle frente directamente a la desobediencia y/o a las malas actitudes, diciéndole a los hijos la razón de ello, pero atacando el problema, no la persona de ellos.
• El castigo bien aplicado, libera a los hijos de estar buscando salirse con sus caprichos y de ser dominados por su mal humor y sus emociones.


Ambos padres.
La aplicación de la disciplina y el castigo deben hacerla ambos padres (indistintamente) (Col 3:20).
Cuando está el padre presente, el debe hacerlo.
Cuando la madre está sola, ella debe hacerlo No debe esperar hasta que llegue el esposo.


Constancia.
Cada uno de los padres tiene que comprometerse a aplicar el castigo como una forma de disciplina.
No debe ser dejado de lado cuando alguno de los padres se siente emocionalmente cansado.
Si los padres son constantes los niños aprenderán que su obediencia y sus actitudes son lo más importante para sus padres.


Inmediata.
La aplicación debe ser inmediatamente después de que el hijo cometió la falta (Ecle 8:11).
Debe dejar lo que tenga entre manos y administrar de inmediato la disciplina necesaria.



En privado.
La aplicación debe ser en privado, de lo contrario, podría causar en el hijo una vergüenza tal que lo lleve al resentimiento.


Que el hijo no se resista.
Si lucha contra el castigo que merece eso es rebelión.
Debe ser castigado por la primera falta y también por luchar contra el castigo.
Debe aprender a recibir los azotes con buena voluntad.


Que produzca arrepentimiento.
El propósito del castigo es que el hijo sienta dolor a fin de que proceda al arrepentimiento. La aplicación debe ser directamente en los gluteos. Si se hace sobre el pañal o sobre la ropa, no se producen los resultados deseados. En vez de ello el niño sólo se siente airado y frustrado.
El castigo debe ser aplicado durante suficiente tiempo y con la fuerza necesaria para lograr el arrepentimiento (Prov 19.18). El castigo con vara o de3be cesar hasta que se haya producido el verdadero arrepentimiento.


Finaliza el asunto.
Cuando se cumple el castigo, se acaba el asunto. El niño puede (y debe) retirarse del castigo con una sensación de libertad y alivio. Tan pronto como se ha hecho frente a un asunto en la forma correcta, debe ser olvidado y considerado como algo del pasado.


Reconciliación.
El castigo no termina cuando se guarda la vara.
Es esencial que haya un tiempo de reconciliación antes de que el padre y el hijo se separen.
Cuando Dios nos disciplina, no nos abandona, nos restaura.
El hijo necesita saber y que se le confirme que la situación que exigió el castigo ya ha terminado, que uno lo perdona y que no es rechazado.
Después del llanto viene un momento muy especial para que el padre y el hijo se abracen.
El padre debe volverle a confirmar su amor al hijo.
Así como Dios nos purifica y nos perdona cuando pecamos, tan pronto como nos arrepentimos y confesamos el pecado, así los hijos deben saber que los padres les perdonan sus ofensas.
Un corto tiempo de oración en que tomen parte los dos también es algo significativo después de la aplicación del castigo.




26 Mar 2016