Mayordomía (10) de los hijos.
MAYORDOMÍA DE LOS HIJOS (SAL 127).
El padre o madre en esa familia somos nosotros, no otra persona. Nosotros somos los llamados a edificar, afirmar, establecer y administrar a nuestros hijos, no la tele, no la escuela, no los maestros, no la iglesia.
Nadie más puede ser el padre o madre de esos hijos e hijas. No estamos llamados a ser amigos de nuestros hijos sino solo padres. Amigos pueden conseguir muchos, pero padres solo nosotros.
Nuestra responsabilidad es dedicarles el mayor tiempo posible para dirigirlos al éxito delante de Dios para lo cual debemos proveer a nuestros hijos (Sal 23)
• Nuestro hijos son seres integrales (1 Tes 5:23) con necesidades en todas las áreas.
• Cuidado espiritual (pastoreo, enseñanza, dirección).
• Cuidado emocional (sanidad, restauración y renovación del alma).
• Provisión (no solo económica sino espiritual y emocional también).
• Amor (1 Cor 1:13).
Sal 127:1-5.
“Si Jehová no edificare”: si los cimientos no están puestos sobre el Señor, si El no es la roca.
“La casa”: la familia, los hijos, el linaje.
“En vano”: desolar, destructivo, ruina, idolatría, inutilidad, destrucción, calamidad, falso, engañonos, ilusorio.
“Si Jehová no guardare”: proteger, cuidar, atesorar, preservar.
“Por demás es que os levantéis”: trabajar, esforzarse, hacer, ejecutar, mantener.
“He aquí”: miren bien.
“Herencia”: la doble calidad de propiedad y heredado como reliquia de familia, patrimonio, bienes, posesión.
“Cosa de estima”: salario, sueldo, compensación, beneficio, galardón, recompensa.
“Como saetas”: flechas.
“En mano”: poder, medios, dirección, cuidado.
“Del valiente”: esforzado, guerrero, valeroso.
“Así son los hijos habidos en la juventud”: en una buena medida nosotros somos los responsables de dirigir sus destinos.
“Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba” (estuche de las flechas) “de ellos” (de hijos edificados sobre el fundamento de Cristo).
EFE 6:4.
Ira: encolerizarse, enfurecerse.
Criarlos: llevarlos a madurez, acariciar, entrenar, sustentar.
Disciplina: tutoría, educación, entrenamiento, instrucción, corrección disciplinaria.
Amonestación: llamar la atención, reprensión suave, advertencia.
Del Señor: supremacía en autoridad.
• El Señor es la autoridad de los padres.
• El Señor es la autoridad de los hijos e hijas también.
Los padres somos los responsables de llevar a madurez, entrenar, formar, educar y corregir a nuestros hijos e hijas pero no de acuerdo a nuestros propios criterios sino de acuerdo a los principios y la autoridad de Dios. Cuando lo hacemos de esa manera los hijos no van a ser provocados a ira (en el otro caso, si).
EL INGREDIENTE FUNDAMENTAL EN LA PATERNIDAD Y LA MATERNIDAD: EL AMOR (1 COR 13:1-8).
La esencia de la familia es el amor, es decir, desarrollar nuestras familias como para Dios (Col 3:22-24). Podemos ser responsables con la iglesia, el trabajo, la provisión económica, pero sin amor en la familia, con los hijos e hijas, ello no sirve de nada (solo es mejor que nada).
El potencial para amarles ya está en nosotros por ser la imagen de Dios y Dios es amor. Lo que necesitamos es desarrollar a la máxima expresión posible ese potencial, cuyas características se corresponden a la descripción del amor en 1 Cor 13:4-8:
• Sufrido: que aguanta, paciente, tardo en responder.
• Ejerce dominio propio cuando las cosas no son como quisiera.
• Benigno: mostrarse uno mismo útil, ser útil, los sirve, no se sirve de ellos.
• Es un trampolín para lanzar a sus hijos a la vida con los mejores apoyos posibles.
• No tiene envidia: no es celoso, no se mueve por envidia, promueve a los hijos.
• No es jactancioso: no es fanfarrón, no hace alarde de sí mismo.
• No busca reconocimiento de los hijos ni se hace a sí mismo superior a ellos.
• No se enseñorea ni se aprovecha de su posición paterna de ninguna manera.
• No es envanecido: no se eleva por encima de los hijos ni se hace más que ellos.
• No hace nada indebido: no hace nada que los hijos consideren malo, negativo, contrario.
• No busca lo suyo: no demanda, no hace cosas por maquinación (dar para obtener).
• No se irrita: no se violenta, no ataca, no hace daño, no insulta, no menosprecia.
• No actúa iracundamente.
• No guarda rencor: es perdonador, no es indigno, no es injurioso, no es depravado.
• No se goza de la injusticia: no maquina ni se alegra de lo malo ni del mal de los hijos.
• No es maldecidor, sino bendecidor.
• Se gozo de la verdad: se gozo con el bien de los hijos.
• Todo lo sufre: cubre con silencio multitud de faltas.
• Todo lo cree: tiene fe en sus hijos, les da crédito, confía en ellos.
• Cree lo mejor de sus hijos, piensa lo bueno de ellos y para ellos (Fil 4:8).
• No deja de creer en ellos aún en medio de sus más grandes errores y fracasos.
• Es un animador, un apoyador, un levantador.
• Todo lo espera: no pierde la fe ni la esperanza, permanece, no se desespera.
• Todo lo soporta: persevera, permanece, sostiene, se queda.
• Nunca deja de ser: ni siquiera en algún tiempo, jamás decae ni es sacado de curso.
El padre o madre en esa familia somos nosotros, no otra persona. Nosotros somos los llamados a edificar, afirmar, establecer y administrar a nuestros hijos, no la tele, no la escuela, no los maestros, no la iglesia.
Nadie más puede ser el padre o madre de esos hijos e hijas. No estamos llamados a ser amigos de nuestros hijos sino solo padres. Amigos pueden conseguir muchos, pero padres solo nosotros.
Nuestra responsabilidad es dedicarles el mayor tiempo posible para dirigirlos al éxito delante de Dios para lo cual debemos proveer a nuestros hijos (Sal 23)
• Nuestro hijos son seres integrales (1 Tes 5:23) con necesidades en todas las áreas.
• Cuidado espiritual (pastoreo, enseñanza, dirección).
• Cuidado emocional (sanidad, restauración y renovación del alma).
• Provisión (no solo económica sino espiritual y emocional también).
• Amor (1 Cor 1:13).
Sal 127:1-5.
“Si Jehová no edificare”: si los cimientos no están puestos sobre el Señor, si El no es la roca.
“La casa”: la familia, los hijos, el linaje.
“En vano”: desolar, destructivo, ruina, idolatría, inutilidad, destrucción, calamidad, falso, engañonos, ilusorio.
“Si Jehová no guardare”: proteger, cuidar, atesorar, preservar.
“Por demás es que os levantéis”: trabajar, esforzarse, hacer, ejecutar, mantener.
“He aquí”: miren bien.
“Herencia”: la doble calidad de propiedad y heredado como reliquia de familia, patrimonio, bienes, posesión.
“Cosa de estima”: salario, sueldo, compensación, beneficio, galardón, recompensa.
“Como saetas”: flechas.
“En mano”: poder, medios, dirección, cuidado.
“Del valiente”: esforzado, guerrero, valeroso.
“Así son los hijos habidos en la juventud”: en una buena medida nosotros somos los responsables de dirigir sus destinos.
“Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba” (estuche de las flechas) “de ellos” (de hijos edificados sobre el fundamento de Cristo).
EFE 6:4.
Ira: encolerizarse, enfurecerse.
Criarlos: llevarlos a madurez, acariciar, entrenar, sustentar.
Disciplina: tutoría, educación, entrenamiento, instrucción, corrección disciplinaria.
Amonestación: llamar la atención, reprensión suave, advertencia.
Del Señor: supremacía en autoridad.
• El Señor es la autoridad de los padres.
• El Señor es la autoridad de los hijos e hijas también.
Los padres somos los responsables de llevar a madurez, entrenar, formar, educar y corregir a nuestros hijos e hijas pero no de acuerdo a nuestros propios criterios sino de acuerdo a los principios y la autoridad de Dios. Cuando lo hacemos de esa manera los hijos no van a ser provocados a ira (en el otro caso, si).
EL INGREDIENTE FUNDAMENTAL EN LA PATERNIDAD Y LA MATERNIDAD: EL AMOR (1 COR 13:1-8).
La esencia de la familia es el amor, es decir, desarrollar nuestras familias como para Dios (Col 3:22-24). Podemos ser responsables con la iglesia, el trabajo, la provisión económica, pero sin amor en la familia, con los hijos e hijas, ello no sirve de nada (solo es mejor que nada).
El potencial para amarles ya está en nosotros por ser la imagen de Dios y Dios es amor. Lo que necesitamos es desarrollar a la máxima expresión posible ese potencial, cuyas características se corresponden a la descripción del amor en 1 Cor 13:4-8:
• Sufrido: que aguanta, paciente, tardo en responder.
• Ejerce dominio propio cuando las cosas no son como quisiera.
• Benigno: mostrarse uno mismo útil, ser útil, los sirve, no se sirve de ellos.
• Es un trampolín para lanzar a sus hijos a la vida con los mejores apoyos posibles.
• No tiene envidia: no es celoso, no se mueve por envidia, promueve a los hijos.
• No es jactancioso: no es fanfarrón, no hace alarde de sí mismo.
• No busca reconocimiento de los hijos ni se hace a sí mismo superior a ellos.
• No se enseñorea ni se aprovecha de su posición paterna de ninguna manera.
• No es envanecido: no se eleva por encima de los hijos ni se hace más que ellos.
• No hace nada indebido: no hace nada que los hijos consideren malo, negativo, contrario.
• No busca lo suyo: no demanda, no hace cosas por maquinación (dar para obtener).
• No se irrita: no se violenta, no ataca, no hace daño, no insulta, no menosprecia.
• No actúa iracundamente.
• No guarda rencor: es perdonador, no es indigno, no es injurioso, no es depravado.
• No se goza de la injusticia: no maquina ni se alegra de lo malo ni del mal de los hijos.
• No es maldecidor, sino bendecidor.
• Se gozo de la verdad: se gozo con el bien de los hijos.
• Todo lo sufre: cubre con silencio multitud de faltas.
• Todo lo cree: tiene fe en sus hijos, les da crédito, confía en ellos.
• Cree lo mejor de sus hijos, piensa lo bueno de ellos y para ellos (Fil 4:8).
• No deja de creer en ellos aún en medio de sus más grandes errores y fracasos.
• Es un animador, un apoyador, un levantador.
• Todo lo espera: no pierde la fe ni la esperanza, permanece, no se desespera.
• Todo lo soporta: persevera, permanece, sostiene, se queda.
• Nunca deja de ser: ni siquiera en algún tiempo, jamás decae ni es sacado de curso.
23
Jun
2008