Mayordomía de las relaciones, el trabajo, las habilidades y las capacidades.
MAYORDOMÍA DE LAS RELACIONES.
Gen 1:26-28: todos los seres humanos fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios y por el nuevo nacimiento (2 Cor 5:17) todos los creyentes fuimos hechos nuevas criaturas con el potencial de la plena restauración de esa imagen y semejanza.
Dios es un Dios relacional (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y que nos hizo a nosotros para tener comunión con El (Sant 4:5).
Dios es amor y nosotros, por ser engendrados de Su simiente incorruptible (1 Ped 1:23), tener la naturaleza divina (2 Ped 1:4) y haber recibido en nuestros corazones el derramamiento del amor de Dios (Rom 5:5), tenemos la capacidad natural de amarle tanto a El como a nuestro prójimo (Mat 22:36-40).
EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE LAS RELACIONES (MAT 7.12).
No hacer con los demás lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros.
Hacer con los demás lo que quisiéramos que hicieran con nosotros.
Sembrar lo que quisiéramos cosechar.
No todo ni siempre en las relaciones va a ser agradable, fácil, placentero, emocionante, etc., pero siempre va a ser bueno porque todas las cosas obran para nuestro bien (Rom 8:28-30).
Los planes de Dios para con nosotros (y eso incluye las relaciones con los demás) son planes de bien, para que tengamos un futuro y una esperanza (Jer 29.11) y la vida del justo (las relaciones con las personas a nuestro alrededor, incluidas) en el plan de Dios siempre va en aumento (Prov 4:18).
Para ir adelante, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo con respecto a nuestras relaciones con los demás necesitamos considerar ocho ingredientes:
• Visión (lo que Dios quiere de nuestras relaciones).
• Entendimiento (de los principios de la Palabra de Dios).
• Respeto y honra (a pesar de nuestras diferencias).
• Confianza (creer en las otras personas).
• Compromiso (servicio).
• Perdón.
• Amor.
LA ESENCIA DE LAS RELACIONES: EL AMOR (1 COR 13:1-8).
En nuestras relaciones con los demás, obviamente con las diferencias de intensidad y cercanía naturales a esas posiciones, aplican los mismos principios que ya vimos en relación con el amor hacia nuestro cónyuge y hacia nuestros hijos (ver las descripciones correspondientes en los temas 9 y 10 anteriores).
Otros principios aplicables son:
• Estimarlos como superiores a nosotros mismos (Fil 2.3).
• Soportarlos, perdonarlos (Efe 4:2, Col 3:13).
• Ver por sus intereses y necesidades como por las nuestras (Fil 2:4).
• No tener mayor concepto de nosotros que el que debemos, sin orgullo (Fil 2:3).
MAYORDOMÍA DEL TRABAJO, LAS CAPACIDADES Y LAS HABILIDADES.
EL SIGNIFICADO BÍBLICO DEL TRABAJO.
Antes de establecer ministerios, antes de establecer la Iglesia, antes de cualquier otra cosa, incluso de crear a la mujer, Dios instituyó el trabajo dándole al varón las instrucciones básicas para ello (Gen 2.15).
• El trabajo no lo hizo Dios como castigo. Es para nuestra bendición (Gen 1:31).
• Resultado de la caída, se complicó pero no por ello dejo de ser mandato y bendición.
El trabajo es el primer ministerio (servicio) del ser humano, tanto para varones como para mujeres (Gen 1:26-28).
• Servimos a Dios administrando Su Creación.
• Servimos a nuestros semejantes produciendo frutos que ellos necesitan.
• Servimos a nuestras familias proveyendo los recursos necesarios para sus necesidades.
• Nos servimos a nosotros mismos.
Los resultados del trabajo deben ser (Gen 1:28): producir fruto, productividad, llenar las necesidades, establecer el control sobre las cosas y las circunstancias, y administrar las cosas y las circunstancias.
• Ello implica desarrollar nuestras habilidades constantemente (Prov 4:18).
• Somos responsables delante de Dios del mejor uso de nuestras habilidades.
El trabajo debe ser en equipo (Gen 1:27-28, Gen 2.18).
MAYORDOMÍA DEL TRABAJO, DE LAS CAPACIDADES, DE LAS HABILIDADES.
Hacer nuestro trabajo para el Señor, no para el jefe o por lo que nos paguen (Efe 6:5-9, Col 3:22-25)
Obediencia a nuestros superiores, sujeción; sin rebelión (Rom 13:1-2).
Respeto a nuestros semejantes y subordinados (Mat 7:12)
Sirviendo al Señor y no a los hombres.
Sirviendo con buena voluntad.
Corazón sincero, temiendo a Dios.
No hacer las cosas para agradar a los hombres, sino de corazón, para el Señor.
Actitud de siervos: dar más de lo que esperan de nosotros, caminar la milla extra (Mar 10:42-45, Mat 5:41).
Enseñar a otros a desarrollar sus habilidades y capacidades (Mat 28.18-20).
Preparar sucesores (Exo 17, Jn 14:12).
MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.
MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.
El tiempo es el único recurso que no se puede reponer.
Lo perdemos, no lo volvemos a recuperar (Ecle 3:1-11).
Por ello Dios desea que utilicemos el tiempo de una manera sabia conforme a Su voluntad (Efe 5:16-17, Col 4:5, Sant 4:13-14, Sal 90:12, Mar 13:33-37).
EL TIEMPO ES VIDA.
En nuestras expresiones deberíamos sustituír la palabra “tiempo” por la palabra “vida”, porque realmente esa es la verdad.
El tiempo y la vida son sinónimos. El uso que hacemos del tiempo es el que hacemos de nuestra vida. La manera y las cosas en las cuales invertimos nuestro tiempo son en las que invertimos nuestra vida.
El tiempo también es de Dios.
• El nos lo ha concedido y por tanto, nuestro tiempo le pertenece.
• El Señor espera una buena mayordomía de un bien tan preciado, escaso y no renovable.
El tiempo es un recurso no renovable.
Por lo general no tenemos conciencia del tiempo.
La propia naturaleza del tiempo hace necesaria su administración y correcto aprovechamiento debido a los siguientes factores:
• No puede ser detenido.
• No puede ser acumulado.
• No puede ser estirado.
LA BUENA MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.
Implica usarlo en aquellas cosas que Dios espera que hagamos.
Para ello es básico y necesario comprender cual es Su voluntad.
El tiempo que Dios nos da no solo es para nuestros asuntos. Implica también dedicarlo a Sus asuntos (Hch 17:26-27). Dios espera que nosotros le dediquemos tiempo:
• Para desarrollar nuestra relación, amistad e intimidad con El.
• Para la extensión de Su Reino.
• Para las necesidades de los otros.
LA CLAVE PARA LA MAYORDOMÍA DEL TIEMPO: OBJETIVOS CLAROS.
Sin objetivos claros para el uso del tiempo no podemos tener una buena mayordomía.
El usar sabiamente el tiempo consiste en escoger a que actividades lo vamos a dedicar.
Como hijos de Dios, somos responsables de administrar nuestra vida entera de manera correcta, de forma tal que glorifique a Dios (Rom 14:7-9).
Las prioridades (objetivos) en el uso del tiempo (tiempo de calidad) deberían ser, de acuerdo con la Palabra (Mat 22:36-40):
• Relación con Dios.
• Relación con nuestro cónyuge (solteros, padres).
• Relación con nuestros hijos e hijas (solteros, hermanos).
• Relación con los demás.
• Trabajo.
• Iglesia.
• Nación.
NUESTRO TIEMPO CON DIOS.
Como hijos de Dios ¿vivimos realmente para Él?
• Tiempo para orar (comunión y relación con El).
• Leer, escuchar y meditar Su Palabra.
• Congregarse.
• Evangelización y discipulado.
• Servicio.
• Descanso.
DESCANSO.
La mayordomía del tiempo implica también la mayordomía del descanso (no solo del trabajo y del servicio)
Dios creó el universo en 6 días, y el séptimo descansó.
Nos mandó dedicar un día al reposo, este fue el día séptimo (Exo 20:8-11, Mar 2:23-28),
Dios cuida de nosotros de tal manera que nos manda a tomar un día de reposo.
Gen 1:26-28: todos los seres humanos fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios y por el nuevo nacimiento (2 Cor 5:17) todos los creyentes fuimos hechos nuevas criaturas con el potencial de la plena restauración de esa imagen y semejanza.
Dios es un Dios relacional (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y que nos hizo a nosotros para tener comunión con El (Sant 4:5).
Dios es amor y nosotros, por ser engendrados de Su simiente incorruptible (1 Ped 1:23), tener la naturaleza divina (2 Ped 1:4) y haber recibido en nuestros corazones el derramamiento del amor de Dios (Rom 5:5), tenemos la capacidad natural de amarle tanto a El como a nuestro prójimo (Mat 22:36-40).
EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE LAS RELACIONES (MAT 7.12).
No hacer con los demás lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros.
Hacer con los demás lo que quisiéramos que hicieran con nosotros.
Sembrar lo que quisiéramos cosechar.
No todo ni siempre en las relaciones va a ser agradable, fácil, placentero, emocionante, etc., pero siempre va a ser bueno porque todas las cosas obran para nuestro bien (Rom 8:28-30).
Los planes de Dios para con nosotros (y eso incluye las relaciones con los demás) son planes de bien, para que tengamos un futuro y una esperanza (Jer 29.11) y la vida del justo (las relaciones con las personas a nuestro alrededor, incluidas) en el plan de Dios siempre va en aumento (Prov 4:18).
Para ir adelante, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo con respecto a nuestras relaciones con los demás necesitamos considerar ocho ingredientes:
• Visión (lo que Dios quiere de nuestras relaciones).
• Entendimiento (de los principios de la Palabra de Dios).
• Respeto y honra (a pesar de nuestras diferencias).
• Confianza (creer en las otras personas).
• Compromiso (servicio).
• Perdón.
• Amor.
LA ESENCIA DE LAS RELACIONES: EL AMOR (1 COR 13:1-8).
En nuestras relaciones con los demás, obviamente con las diferencias de intensidad y cercanía naturales a esas posiciones, aplican los mismos principios que ya vimos en relación con el amor hacia nuestro cónyuge y hacia nuestros hijos (ver las descripciones correspondientes en los temas 9 y 10 anteriores).
Otros principios aplicables son:
• Estimarlos como superiores a nosotros mismos (Fil 2.3).
• Soportarlos, perdonarlos (Efe 4:2, Col 3:13).
• Ver por sus intereses y necesidades como por las nuestras (Fil 2:4).
• No tener mayor concepto de nosotros que el que debemos, sin orgullo (Fil 2:3).
MAYORDOMÍA DEL TRABAJO, LAS CAPACIDADES Y LAS HABILIDADES.
EL SIGNIFICADO BÍBLICO DEL TRABAJO.
Antes de establecer ministerios, antes de establecer la Iglesia, antes de cualquier otra cosa, incluso de crear a la mujer, Dios instituyó el trabajo dándole al varón las instrucciones básicas para ello (Gen 2.15).
• El trabajo no lo hizo Dios como castigo. Es para nuestra bendición (Gen 1:31).
• Resultado de la caída, se complicó pero no por ello dejo de ser mandato y bendición.
El trabajo es el primer ministerio (servicio) del ser humano, tanto para varones como para mujeres (Gen 1:26-28).
• Servimos a Dios administrando Su Creación.
• Servimos a nuestros semejantes produciendo frutos que ellos necesitan.
• Servimos a nuestras familias proveyendo los recursos necesarios para sus necesidades.
• Nos servimos a nosotros mismos.
Los resultados del trabajo deben ser (Gen 1:28): producir fruto, productividad, llenar las necesidades, establecer el control sobre las cosas y las circunstancias, y administrar las cosas y las circunstancias.
• Ello implica desarrollar nuestras habilidades constantemente (Prov 4:18).
• Somos responsables delante de Dios del mejor uso de nuestras habilidades.
El trabajo debe ser en equipo (Gen 1:27-28, Gen 2.18).
MAYORDOMÍA DEL TRABAJO, DE LAS CAPACIDADES, DE LAS HABILIDADES.
Hacer nuestro trabajo para el Señor, no para el jefe o por lo que nos paguen (Efe 6:5-9, Col 3:22-25)
Obediencia a nuestros superiores, sujeción; sin rebelión (Rom 13:1-2).
Respeto a nuestros semejantes y subordinados (Mat 7:12)
Sirviendo al Señor y no a los hombres.
Sirviendo con buena voluntad.
Corazón sincero, temiendo a Dios.
No hacer las cosas para agradar a los hombres, sino de corazón, para el Señor.
Actitud de siervos: dar más de lo que esperan de nosotros, caminar la milla extra (Mar 10:42-45, Mat 5:41).
Enseñar a otros a desarrollar sus habilidades y capacidades (Mat 28.18-20).
Preparar sucesores (Exo 17, Jn 14:12).
MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.
MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.
El tiempo es el único recurso que no se puede reponer.
Lo perdemos, no lo volvemos a recuperar (Ecle 3:1-11).
Por ello Dios desea que utilicemos el tiempo de una manera sabia conforme a Su voluntad (Efe 5:16-17, Col 4:5, Sant 4:13-14, Sal 90:12, Mar 13:33-37).
EL TIEMPO ES VIDA.
En nuestras expresiones deberíamos sustituír la palabra “tiempo” por la palabra “vida”, porque realmente esa es la verdad.
El tiempo y la vida son sinónimos. El uso que hacemos del tiempo es el que hacemos de nuestra vida. La manera y las cosas en las cuales invertimos nuestro tiempo son en las que invertimos nuestra vida.
El tiempo también es de Dios.
• El nos lo ha concedido y por tanto, nuestro tiempo le pertenece.
• El Señor espera una buena mayordomía de un bien tan preciado, escaso y no renovable.
El tiempo es un recurso no renovable.
Por lo general no tenemos conciencia del tiempo.
La propia naturaleza del tiempo hace necesaria su administración y correcto aprovechamiento debido a los siguientes factores:
• No puede ser detenido.
• No puede ser acumulado.
• No puede ser estirado.
LA BUENA MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.
Implica usarlo en aquellas cosas que Dios espera que hagamos.
Para ello es básico y necesario comprender cual es Su voluntad.
El tiempo que Dios nos da no solo es para nuestros asuntos. Implica también dedicarlo a Sus asuntos (Hch 17:26-27). Dios espera que nosotros le dediquemos tiempo:
• Para desarrollar nuestra relación, amistad e intimidad con El.
• Para la extensión de Su Reino.
• Para las necesidades de los otros.
LA CLAVE PARA LA MAYORDOMÍA DEL TIEMPO: OBJETIVOS CLAROS.
Sin objetivos claros para el uso del tiempo no podemos tener una buena mayordomía.
El usar sabiamente el tiempo consiste en escoger a que actividades lo vamos a dedicar.
Como hijos de Dios, somos responsables de administrar nuestra vida entera de manera correcta, de forma tal que glorifique a Dios (Rom 14:7-9).
Las prioridades (objetivos) en el uso del tiempo (tiempo de calidad) deberían ser, de acuerdo con la Palabra (Mat 22:36-40):
• Relación con Dios.
• Relación con nuestro cónyuge (solteros, padres).
• Relación con nuestros hijos e hijas (solteros, hermanos).
• Relación con los demás.
• Trabajo.
• Iglesia.
• Nación.
NUESTRO TIEMPO CON DIOS.
Como hijos de Dios ¿vivimos realmente para Él?
• Tiempo para orar (comunión y relación con El).
• Leer, escuchar y meditar Su Palabra.
• Congregarse.
• Evangelización y discipulado.
• Servicio.
• Descanso.
DESCANSO.
La mayordomía del tiempo implica también la mayordomía del descanso (no solo del trabajo y del servicio)
Dios creó el universo en 6 días, y el séptimo descansó.
Nos mandó dedicar un día al reposo, este fue el día séptimo (Exo 20:8-11, Mar 2:23-28),
Dios cuida de nosotros de tal manera que nos manda a tomar un día de reposo.
28
Mar
2016