Definición de Iglesia.
Definición.
“El concepto correcto, es decir, bíblico de Iglesia y del ministerio en la misma viene a ser indispensable para entender adecuadamente el hecho y el alcance de nuestra membresía en el Cuerpo de Cristo…” (“La Iglesia, Cuerpo de Cristo”, Curso de Formación Teológica Evangélica, Tomo VI. Francisco Lacuela, Libros CLIE, 1973).
Un cristiano solitario es una contradicción en sí mismo, no puede existir. Tan pronto como alguien conoce al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador, El mismo lo añade a la Iglesia. Ello es así porque como el agua es el medio ambiente necesario para la sobrevivencia, desarrollo y multiplicación de los peces, así la iglesia lo es para la de los cristianos:
Hch 2:41-42: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”
Hch 2:44, 46-47: “Todos los que habían creído estaban juntos,….Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
En consecuencia, cada persona que conoce al Señor Jesucristo, inmediatamente después de conocerlo, debe agregarse a una congregación como medida de sobrevivencia en un mundo que a partir de ese momento, comienza a resultarle hostil para el mantenimiento, perseverancia y desarrollo de su fe:
Heb 10:23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
“El concepto correcto, es decir, bíblico de Iglesia y del ministerio en la misma viene a ser indispensable para entender adecuadamente el hecho y el alcance de nuestra membresía en el Cuerpo de Cristo…” (“La Iglesia, Cuerpo de Cristo”, Curso de Formación Teológica Evangélica, Tomo VI. Francisco Lacuela, Libros CLIE, 1973).
Un cristiano solitario es una contradicción en sí mismo, no puede existir. Tan pronto como alguien conoce al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador, El mismo lo añade a la Iglesia. Ello es así porque como el agua es el medio ambiente necesario para la sobrevivencia, desarrollo y multiplicación de los peces, así la iglesia lo es para la de los cristianos:
Hch 2:41-42: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”
Hch 2:44, 46-47: “Todos los que habían creído estaban juntos,….Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
En consecuencia, cada persona que conoce al Señor Jesucristo, inmediatamente después de conocerlo, debe agregarse a una congregación como medida de sobrevivencia en un mundo que a partir de ese momento, comienza a resultarle hostil para el mantenimiento, perseverancia y desarrollo de su fe:
Heb 10:23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
01
Abr
2016