El Espíritu Santo y nuestra liberación.
El Espíritu Santo y la liberación de nuestras vidas.
Si bien es cierto el Espíritu Santo es una persona que nos imparte poder de adentro hacia afuera, primero va a obrar en nosotros.
• Ese es el enfoque de Jesús al enseñar primero lo que el Espíritu Santo hará en nosotros, y después lo que hará en otros. De hecho, en la vida de Jesús fue así:
○ Mat 3:16-17. “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
○ Mat 4:1. “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.”
○ Mat 4:17. “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
El Espíritu Santo, en primer lugar, es la persona que nos ha sido dada para ayudarnos a obedecer la Palabra de Dios, a vivir un estilo de vida agradable a Dios, a poner la Palabra de Dios por obra en nuestras vidas:
• Hch 1:8: para serle testigos.
○ Ese serle testigos no es en primer lugar, el poder para predicar, dar testimonio hablado o realizar sanidades, milagros y señales (eso ya lo habían hecho los apóstoles antes de que Jesús fuera crucificado, Luc 9:1-6, Luc 10:17-20).
○ Es el poder para producir el fruto del Espíritu Santo (Gal 5:21-22), para que hagamos la voluntad de Dios (Mat 7:21-23) en todas las cosas:
§ 1 Jn 4:13. “En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.”
§ Jn 13:35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”
§ Como resultado de lo anterior, obtenemos también las bendiciones que Dios ha determinado para nosotros (Mat 6:33): buscar el Reino de Dios y su justicia trae a nuestras vidas las bendiciones de Dios en todos los campos de la vida (Deut 28.1-14), restaurando esa parte de la plenitud del Reino en nuestras vidas.
□ Cristo nos redimió de la maldición de la ley (Gal 3:13-14) para que no hubiera ningún obstáculo para que la bendición viniera a nosotros a través de la obediencia (aunque sea imperfecta) a los principios del Reino de Dios.
La liberación viene a nosotros cuando conocemos la Palabra de Dios y la obedecemos:
• Jn 8:31-32. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
○ En esta obra de liberación, el Espíritu, obrando conjuntamente con la Palabra, tiene un papel fundamental:
§ Jn 14:16-17: está con nosotros y en nosotros para siempre, pero no como un auxiliar o un adorno.
§ Jn 14:17: es el Espíritu de Verdad que nos enseña todas las cosas y nos recuerda la Palabra (Jn 14:26), y nos guía para ponerla en práctica (Rom 8.14) dotándonos del poder necesario para ser obedientes (testificar con los hechos de nuestra vida la Verdad, Hch 1:8).
§ Luc 4:18-19: para darnos buenas nuevas, para restaurar el quebranto de nuestro corazón, para sanar las enfermedades de nuestro cuerpo, para liberarnos y sacarnos de la cárcel espiritual en que estemos metidos por obra del enemigo, y para enseñarnos acerca de los beneficios de la redención que Dios ha obrado en Cristo por nosotros.
○ Para que esa obra liberadora del Espíritu Santo sea efectiva en nuestras vidas necesitamos tener comunión con Él, buscarle, escucharle y prestarle atención, seguirle, es decir, desarrollar una relación estrecha, muy estrecha con Él y someternos a El, resistiendo al diablo, que huirá de nosotros (Sant 4:7).
El Espíritu Santo, el poder liberador.
• Todo hijo de Dios que anda en el poder del Espíritu Santo queda “en libertad” de gozar de una increíble liberación de las cosas que de otro modo nos mantendrían esclavizados.
○ “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Cor 3:17).
• “Libertad” es otra manera de decir liberación:
○ Liberación de ataduras y de temor.
○ Liberación del tedioso perfeccionismo.
○ Liberación de una vida restringida, aburrida y previsible.
○ Liberación de la esclavitud relacional.
○ Liberación de adicciones.
○ Liberación para ser, para hacer, para llegar a ser.
○ Es una tranquila y suave liberación de todo lo que nos ata a fin de que podamos ser íntegros, completamente auténticos.
Si bien es cierto el Espíritu Santo es una persona que nos imparte poder de adentro hacia afuera, primero va a obrar en nosotros.
• Ese es el enfoque de Jesús al enseñar primero lo que el Espíritu Santo hará en nosotros, y después lo que hará en otros. De hecho, en la vida de Jesús fue así:
○ Mat 3:16-17. “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
○ Mat 4:1. “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.”
○ Mat 4:17. “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
El Espíritu Santo, en primer lugar, es la persona que nos ha sido dada para ayudarnos a obedecer la Palabra de Dios, a vivir un estilo de vida agradable a Dios, a poner la Palabra de Dios por obra en nuestras vidas:
• Hch 1:8: para serle testigos.
○ Ese serle testigos no es en primer lugar, el poder para predicar, dar testimonio hablado o realizar sanidades, milagros y señales (eso ya lo habían hecho los apóstoles antes de que Jesús fuera crucificado, Luc 9:1-6, Luc 10:17-20).
○ Es el poder para producir el fruto del Espíritu Santo (Gal 5:21-22), para que hagamos la voluntad de Dios (Mat 7:21-23) en todas las cosas:
§ 1 Jn 4:13. “En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.”
§ Jn 13:35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”
§ Como resultado de lo anterior, obtenemos también las bendiciones que Dios ha determinado para nosotros (Mat 6:33): buscar el Reino de Dios y su justicia trae a nuestras vidas las bendiciones de Dios en todos los campos de la vida (Deut 28.1-14), restaurando esa parte de la plenitud del Reino en nuestras vidas.
□ Cristo nos redimió de la maldición de la ley (Gal 3:13-14) para que no hubiera ningún obstáculo para que la bendición viniera a nosotros a través de la obediencia (aunque sea imperfecta) a los principios del Reino de Dios.
La liberación viene a nosotros cuando conocemos la Palabra de Dios y la obedecemos:
• Jn 8:31-32. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
○ En esta obra de liberación, el Espíritu, obrando conjuntamente con la Palabra, tiene un papel fundamental:
§ Jn 14:16-17: está con nosotros y en nosotros para siempre, pero no como un auxiliar o un adorno.
§ Jn 14:17: es el Espíritu de Verdad que nos enseña todas las cosas y nos recuerda la Palabra (Jn 14:26), y nos guía para ponerla en práctica (Rom 8.14) dotándonos del poder necesario para ser obedientes (testificar con los hechos de nuestra vida la Verdad, Hch 1:8).
§ Luc 4:18-19: para darnos buenas nuevas, para restaurar el quebranto de nuestro corazón, para sanar las enfermedades de nuestro cuerpo, para liberarnos y sacarnos de la cárcel espiritual en que estemos metidos por obra del enemigo, y para enseñarnos acerca de los beneficios de la redención que Dios ha obrado en Cristo por nosotros.
○ Para que esa obra liberadora del Espíritu Santo sea efectiva en nuestras vidas necesitamos tener comunión con Él, buscarle, escucharle y prestarle atención, seguirle, es decir, desarrollar una relación estrecha, muy estrecha con Él y someternos a El, resistiendo al diablo, que huirá de nosotros (Sant 4:7).
El Espíritu Santo, el poder liberador.
• Todo hijo de Dios que anda en el poder del Espíritu Santo queda “en libertad” de gozar de una increíble liberación de las cosas que de otro modo nos mantendrían esclavizados.
○ “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Cor 3:17).
• “Libertad” es otra manera de decir liberación:
○ Liberación de ataduras y de temor.
○ Liberación del tedioso perfeccionismo.
○ Liberación de una vida restringida, aburrida y previsible.
○ Liberación de la esclavitud relacional.
○ Liberación de adicciones.
○ Liberación para ser, para hacer, para llegar a ser.
○ Es una tranquila y suave liberación de todo lo que nos ata a fin de que podamos ser íntegros, completamente auténticos.
07
Abr
2016