¿Cómo obra el Espíritu Santo en nosotros?
¿Cómo obra el Espíritu Santo en nosotros?
El Espíritu Santo obra profunda e íntimamente a fin de transformar nuestra vida. Desea con pasión encaminar nuestros pasos, limpiarnos el pensamiento, sanar nuestras heridas, hacerse cargo de nuestras preocupaciones, revelar la voluntad de Dios y protegernos del mal.
La metáfora que usan las Escrituras es que el Espíritu es como viento (aun cuando puede asumir otras formas). No lo vemos, pero vemos Su obrar (Jn 3:8).
Algunos de los resultados (que vemos) de que el Espíritu Santo (que no vemos) obra en nuestras vidas:
Nos convence de pecado (Jn 16:8) y nos regenera (Jn 3:6-7).
Cambio de actitudes y motivaciones de antes de conocer a Cristo a ahora, incluyendo cambios continuos.
Da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Rom 8:116-17).
Cuando estamos con otros cristianos, el testimonio del Espíritu verifica nuestra conexión espiritual (aunque hablemos diferentes idiomas).
Cuando nos enfrentamos a ataques del enemigo tenemos una sensación de confianza y de seguridad en nuestra fe y de que mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Jn 4:4).
Nos capacita para el ministerio con dones (1 Cor 12).
Nos conduce por la vida señalándonos las “rocas ocultas, los arrecifes y las minas” que tenemos por delante.
Detiene la iniquidad: es una envoltura de justicia, una burbuja de pureza que mantiene frenada la maldad frente a nosotros.
El Espíritu Santo obra profunda e íntimamente a fin de transformar nuestra vida. Desea con pasión encaminar nuestros pasos, limpiarnos el pensamiento, sanar nuestras heridas, hacerse cargo de nuestras preocupaciones, revelar la voluntad de Dios y protegernos del mal.
La metáfora que usan las Escrituras es que el Espíritu es como viento (aun cuando puede asumir otras formas). No lo vemos, pero vemos Su obrar (Jn 3:8).
Algunos de los resultados (que vemos) de que el Espíritu Santo (que no vemos) obra en nuestras vidas:
Nos convence de pecado (Jn 16:8) y nos regenera (Jn 3:6-7).
Cambio de actitudes y motivaciones de antes de conocer a Cristo a ahora, incluyendo cambios continuos.
Da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Rom 8:116-17).
Cuando estamos con otros cristianos, el testimonio del Espíritu verifica nuestra conexión espiritual (aunque hablemos diferentes idiomas).
Cuando nos enfrentamos a ataques del enemigo tenemos una sensación de confianza y de seguridad en nuestra fe y de que mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Jn 4:4).
Nos capacita para el ministerio con dones (1 Cor 12).
Nos conduce por la vida señalándonos las “rocas ocultas, los arrecifes y las minas” que tenemos por delante.
Detiene la iniquidad: es una envoltura de justicia, una burbuja de pureza que mantiene frenada la maldad frente a nosotros.
07
Abr
2016