Prosperidad y Riqueza (artìculo).
CREADOS PARA PROSPERAR.
Cuando Dios creó al ser humano (Gen 1:26-28), lo hizo a Su imagen y semejanza. Parte de esa imagen y semejanza, el ser humano fué diseñado por Dios para fructificar, multiplica y llenar, es decir, para no tener escasez, limitación, deudas, para tener abundancia de todo, lo que implica que el plan de Dios era que tuviera más de lo necesario en todas las cosas, y ello es PROSPERIDAD.
Sin embargo, con el pecado de Adán al desobedecer a Dios, entró en el mundo, y específicamente en la humanidad, la pobreza, la escasez, la limitación (Deut 28:15 en adelante). Pero Cristo (Luc 19.10) vino a rescatar todo lo que se había perdido, lo que incluye el derecho del ser humano que cree en Jesucristo a vivir por encima del nivel de sus necesidades.
Cristo, por amor a nosotros se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos (2 Cor 8:9) en todas las cosas (tener en todo más de lo necesario, lo que no implica que seamos millonarios). Por nosotros se hizo maldición para que fuésemos redimidos de la maldición de la ley (pobreza, enfermedad, muerte) y para que la bendición de Abraham nos alcanzara (Gal 3:13-14). Ello determina que aquellos que estamos en Cristo tenemos dos bendiciones: la posibilidad de vivir en las bendiciones de la obediencia a la ley (Deut 28:1-14) cuya condición es vivir en obediencia a la Palabra de Dios (3 Jn 2, Sal 1:1-3), y la posibilidad de vivir bajo la bendición de Abraham (Gen 12:1-3) de ser bendecidos y ser de bendición para otros, y cuya condición es la misma: la obediencia a Dios y a Su Palabra.
Dios nos manifiesta ese deseo suyo de ver a sus hijos en prosperidad mediante la obediencia a Su Palabra en 3 Jn 2: El desea que seamos prosperados en todas las cosas y tengamos salud, así como prospera nuestra alma. Lo que significa que, si cumplimos las condiciones de Dios, estamos destinados para prosperar en todo y ello también incluye económicamente. Por lo tanto, no es cierto que para ser buenos cristianos y/o espirituales necesitemos ser pobres o hacer votos de pobreza. La prosperidad económica (junto con la prosperidad de todas las cosas) es nuestro destino (Jer 29.11, Prov 4:18, Deut 8.18) determinado por Dios (Efe 2.10).
La prosperidad económica va ligada a la prosperidad en todas las áreas de la vida, y ésta a la prosperidad de nuestra alma (3 Jn 2). Ahora bien, es necesario que tengamos claro que no es lo mismo tener riqueza que tener prosperidad. Hay personas que tienen muchas riquezas pero no tienen prosperidad integral (espíritu, alma, cuerpo, relaciones, paz, gozo, etc.). Hay personas que son tan pobres, tan pobres, que lo único que tienen es riqueza material.
DEFINICIÓN DE PROSPERIDAD.
Hay dos formas de conceptualizar la prosperidad. La primera (y que desgraciadamente es seguida por muchos en el Cuerpo de Cristo) es según el mundo y es equivalente a bienestar material, buena marcha de los negocios, que se desenvuelven favorablemente, mejora de situación económica, etc. (Dicc. Larousse). Es decir, una definición basada en lo económico solamente. Otra forma de definir la prosperidad es desde la perspectiva de Dios.
PALABRAS HEBREAS QUE USAN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Y SE TRADUCEN AL ESPAÑOL COMO PROSPERIDAD.
"TSALÉAKJ": empujar hacia delante, ir hacia delante, éxito, lograr lo bueno, ser bueno, servir, prosperar (Sal 1:3, Sal 37:7, Sal 118:25, Prov 28.13, Jos 1:8).
"TOB": bueno, cosa buena, bien, bienes, abundancia, agradable, alegre, beneficio, bienestar, bondad, éxito, gozar, hermoso, mejor, prosperidad (Deut 10.13, Ezeq 9:12, Job 21:13)
"SHELÉV, SHELEVÁ, SHALVA": seguridad, abundancia, descanso, paz, tranquilo, pacífico, quieto, reposado, sosiego, solazar, prospero, prosperidad (Job 16:12, Job 30.6).
"YESHÚA": liberación, auxilio, victoria, triunfo, prosperidad (Job 30.15).
"KOSHAURÁ": libertad, prosperidad (Sal 68:6).
"SAKÁL" ser circunspecto, inteligente, alcanzar, comprender, próspero, conducir, considerar, cuerdo, dichoso, diestro, entendido, éxito, inteligencia, prudente, sabio (Prov 17:8, Jer 20.11).
"SHALOM": tranquilo, seguro, bien, feliz, amistoso, bienestar, salud, prosperidad, paz, bueno, completo, dichoso, pacífico, propicio, exitoso, victorioso (Job 15:21. Sal 73:3).
"YATÁB": hacer bien, sano, hermoso, feliz, exitoso, correcto, acepto, agradar, alegrar, bien, bueno, colmar, contento, gozoso, gracia, mejorar, placer, prosperidad (Jue 17:13).
"ASHÁR": acumular, enriquecerse, enriquecer, prosperar (Job 15:29).
"DASHÉN" ser gordo, ungir, satisfacer, aceptar, confortar, prosperar, recoger (Prov 28:25).
PALABRA GRIEGA QUE SE USA EN EL NUEVO TESTAMENTO Y SE TRADUCE AL ESPAÑOL COMO PROSPERIDAD.
"EUODÓO": ayudar en el camino, lograr alcanzar, triunfar en algo, prosperar, próspero, viaje (Rom 1.10, 3 Jn 2).
DEFINICIÓN BÍBLICA DE PROSPERIDAD.
De los significados de las palabras hebreas y griegas que se traducen al español como prosperidad podemos deducir sin ningún lugar a dudas que el significado de la prosperidad de Dios aún cuando no excluye lo económico, lo supera ampliamente, por cuanto abarca el ser completo de la persona humana (3 Jn 2, 1 Tes 5:23): espíritu, alma y cuerpo.
Implica la habilitación de parte de Dios con todas las bendiciones necesarias para cumplir Su propósito y sueño para nuestras vidas (Gen 1:28)
Es un estado de ánimo, un ambiente que manifiesta las características de seguridad, confianza, credibilidad, justicia, identidad, esperanza, equidad, libertad, etc., que produce bienestar individual, social, moral y económico en las personas y que determina que pueda llegar a ser todo lo que Dios nos diseñó para ser.
INTEGRALIDAD DE LA PROSPERIDAD DE DIOS (3 Jn 2).
Dios desea que seamos prosperados en todas las cosas y tengamos salud. Todas las cosas son todas las cosas. Por lo tanto, la prosperidad no es exclusiva de lo económico y abarco, sin ser exhaustivos:
o Nuestra relación con Dios.
o Las relaciones en el matrimonio y la familia.
o El desarrollo del fruto del Espíritu, el servicio cristiano y los dones.
o El desarrollo de las habilidades, capacidades y el carácter.
o Las relaciones y resultados en el trabajo y los negocios. Etc.
Por lo tanto, tomando como punto de partida 3 Jn 2 y Sal 1:1-3, no podemos esperar prosperidad económica sin prosperar en todo lo demás. La condición para la prosperidad integral, incluyendo la prosperidad económica, es la prosperidad del alma, y por lo tanto, la prosperidad no es, como muchos quisieran, automática a la salvación o a ser parte de una iglesia.
PROSPERANDO NUESTRAS ALMAS PARA PROSPERAR ECONÓMICAMENTE.
La necesidad de la prosperidad del alma para tener prosperidad económica (no solo riquezas materiales) se evidencia en los siguientes pasajes que son específicamente relacionados con el tema económico: 1 Tim 6:6-11, Luc 12:13-21, Prov 1:19, Deut 8.11-20.
Notemos que en estos pasajes no dice que el dinero sea malo, lo que es malo es que tengamos amor al dinero. Por otro lado, tampoco dice que es malo ser rico, lo malo es querer ser rico para sí, o querer enriquecerse uno por sí mismo y para sí mismo (egoístamente).
Cuando Dios creó al ser humano (Gen 1:26-28), lo hizo a Su imagen y semejanza. Parte de esa imagen y semejanza, el ser humano fué diseñado por Dios para fructificar, multiplica y llenar, es decir, para no tener escasez, limitación, deudas, para tener abundancia de todo, lo que implica que el plan de Dios era que tuviera más de lo necesario en todas las cosas, y ello es PROSPERIDAD.
Sin embargo, con el pecado de Adán al desobedecer a Dios, entró en el mundo, y específicamente en la humanidad, la pobreza, la escasez, la limitación (Deut 28:15 en adelante). Pero Cristo (Luc 19.10) vino a rescatar todo lo que se había perdido, lo que incluye el derecho del ser humano que cree en Jesucristo a vivir por encima del nivel de sus necesidades.
Cristo, por amor a nosotros se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos (2 Cor 8:9) en todas las cosas (tener en todo más de lo necesario, lo que no implica que seamos millonarios). Por nosotros se hizo maldición para que fuésemos redimidos de la maldición de la ley (pobreza, enfermedad, muerte) y para que la bendición de Abraham nos alcanzara (Gal 3:13-14). Ello determina que aquellos que estamos en Cristo tenemos dos bendiciones: la posibilidad de vivir en las bendiciones de la obediencia a la ley (Deut 28:1-14) cuya condición es vivir en obediencia a la Palabra de Dios (3 Jn 2, Sal 1:1-3), y la posibilidad de vivir bajo la bendición de Abraham (Gen 12:1-3) de ser bendecidos y ser de bendición para otros, y cuya condición es la misma: la obediencia a Dios y a Su Palabra.
Dios nos manifiesta ese deseo suyo de ver a sus hijos en prosperidad mediante la obediencia a Su Palabra en 3 Jn 2: El desea que seamos prosperados en todas las cosas y tengamos salud, así como prospera nuestra alma. Lo que significa que, si cumplimos las condiciones de Dios, estamos destinados para prosperar en todo y ello también incluye económicamente. Por lo tanto, no es cierto que para ser buenos cristianos y/o espirituales necesitemos ser pobres o hacer votos de pobreza. La prosperidad económica (junto con la prosperidad de todas las cosas) es nuestro destino (Jer 29.11, Prov 4:18, Deut 8.18) determinado por Dios (Efe 2.10).
La prosperidad económica va ligada a la prosperidad en todas las áreas de la vida, y ésta a la prosperidad de nuestra alma (3 Jn 2). Ahora bien, es necesario que tengamos claro que no es lo mismo tener riqueza que tener prosperidad. Hay personas que tienen muchas riquezas pero no tienen prosperidad integral (espíritu, alma, cuerpo, relaciones, paz, gozo, etc.). Hay personas que son tan pobres, tan pobres, que lo único que tienen es riqueza material.
DEFINICIÓN DE PROSPERIDAD.
Hay dos formas de conceptualizar la prosperidad. La primera (y que desgraciadamente es seguida por muchos en el Cuerpo de Cristo) es según el mundo y es equivalente a bienestar material, buena marcha de los negocios, que se desenvuelven favorablemente, mejora de situación económica, etc. (Dicc. Larousse). Es decir, una definición basada en lo económico solamente. Otra forma de definir la prosperidad es desde la perspectiva de Dios.
PALABRAS HEBREAS QUE USAN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Y SE TRADUCEN AL ESPAÑOL COMO PROSPERIDAD.
"TSALÉAKJ": empujar hacia delante, ir hacia delante, éxito, lograr lo bueno, ser bueno, servir, prosperar (Sal 1:3, Sal 37:7, Sal 118:25, Prov 28.13, Jos 1:8).
"TOB": bueno, cosa buena, bien, bienes, abundancia, agradable, alegre, beneficio, bienestar, bondad, éxito, gozar, hermoso, mejor, prosperidad (Deut 10.13, Ezeq 9:12, Job 21:13)
"SHELÉV, SHELEVÁ, SHALVA": seguridad, abundancia, descanso, paz, tranquilo, pacífico, quieto, reposado, sosiego, solazar, prospero, prosperidad (Job 16:12, Job 30.6).
"YESHÚA": liberación, auxilio, victoria, triunfo, prosperidad (Job 30.15).
"KOSHAURÁ": libertad, prosperidad (Sal 68:6).
"SAKÁL" ser circunspecto, inteligente, alcanzar, comprender, próspero, conducir, considerar, cuerdo, dichoso, diestro, entendido, éxito, inteligencia, prudente, sabio (Prov 17:8, Jer 20.11).
"SHALOM": tranquilo, seguro, bien, feliz, amistoso, bienestar, salud, prosperidad, paz, bueno, completo, dichoso, pacífico, propicio, exitoso, victorioso (Job 15:21. Sal 73:3).
"YATÁB": hacer bien, sano, hermoso, feliz, exitoso, correcto, acepto, agradar, alegrar, bien, bueno, colmar, contento, gozoso, gracia, mejorar, placer, prosperidad (Jue 17:13).
"ASHÁR": acumular, enriquecerse, enriquecer, prosperar (Job 15:29).
"DASHÉN" ser gordo, ungir, satisfacer, aceptar, confortar, prosperar, recoger (Prov 28:25).
PALABRA GRIEGA QUE SE USA EN EL NUEVO TESTAMENTO Y SE TRADUCE AL ESPAÑOL COMO PROSPERIDAD.
"EUODÓO": ayudar en el camino, lograr alcanzar, triunfar en algo, prosperar, próspero, viaje (Rom 1.10, 3 Jn 2).
DEFINICIÓN BÍBLICA DE PROSPERIDAD.
De los significados de las palabras hebreas y griegas que se traducen al español como prosperidad podemos deducir sin ningún lugar a dudas que el significado de la prosperidad de Dios aún cuando no excluye lo económico, lo supera ampliamente, por cuanto abarca el ser completo de la persona humana (3 Jn 2, 1 Tes 5:23): espíritu, alma y cuerpo.
Implica la habilitación de parte de Dios con todas las bendiciones necesarias para cumplir Su propósito y sueño para nuestras vidas (Gen 1:28)
Es un estado de ánimo, un ambiente que manifiesta las características de seguridad, confianza, credibilidad, justicia, identidad, esperanza, equidad, libertad, etc., que produce bienestar individual, social, moral y económico en las personas y que determina que pueda llegar a ser todo lo que Dios nos diseñó para ser.
INTEGRALIDAD DE LA PROSPERIDAD DE DIOS (3 Jn 2).
Dios desea que seamos prosperados en todas las cosas y tengamos salud. Todas las cosas son todas las cosas. Por lo tanto, la prosperidad no es exclusiva de lo económico y abarco, sin ser exhaustivos:
o Nuestra relación con Dios.
o Las relaciones en el matrimonio y la familia.
o El desarrollo del fruto del Espíritu, el servicio cristiano y los dones.
o El desarrollo de las habilidades, capacidades y el carácter.
o Las relaciones y resultados en el trabajo y los negocios. Etc.
Por lo tanto, tomando como punto de partida 3 Jn 2 y Sal 1:1-3, no podemos esperar prosperidad económica sin prosperar en todo lo demás. La condición para la prosperidad integral, incluyendo la prosperidad económica, es la prosperidad del alma, y por lo tanto, la prosperidad no es, como muchos quisieran, automática a la salvación o a ser parte de una iglesia.
PROSPERANDO NUESTRAS ALMAS PARA PROSPERAR ECONÓMICAMENTE.
La necesidad de la prosperidad del alma para tener prosperidad económica (no solo riquezas materiales) se evidencia en los siguientes pasajes que son específicamente relacionados con el tema económico: 1 Tim 6:6-11, Luc 12:13-21, Prov 1:19, Deut 8.11-20.
Notemos que en estos pasajes no dice que el dinero sea malo, lo que es malo es que tengamos amor al dinero. Por otro lado, tampoco dice que es malo ser rico, lo malo es querer ser rico para sí, o querer enriquecerse uno por sí mismo y para sí mismo (egoístamente).
31
Mar
2008