Cristianismo aspiracional.
En este tiempo, el cristianismo normal hace aparecer más a Jesús como el “Santa Claus” permanente, que dispara regalos –bendiciones- a diestra y siniestra, sin importar los frutos de nuestra vida, para que estemos seguros, cómodos, exitosos, orgullosos y llenos de riquezas.
El cristianismo “normal” siempre ha sido “extremo”: extrema devoción a la persona de Jesucristo; extremo abandono de la voluntad propia y entrega absoluta a la voluntad y los propósitos de Dios; extremo amor por Dios que consume por completo el corazón del creyente, su alma, su mente y sus fuerzas.
El cristianismo “normal” siempre ha sido “extremo”: extrema devoción a la persona de Jesucristo; extremo abandono de la voluntad propia y entrega absoluta a la voluntad y los propósitos de Dios; extremo amor por Dios que consume por completo el corazón del creyente, su alma, su mente y sus fuerzas.
23
Jun
2017