El Amor compasivo del Padre
El amor compasivo del Padre.
Luc 7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.
Luc 7:12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
Luc 7:13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Luc 7:14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
Una mujer desconocida (no consta que fuera salva, ni que tuviera fe porque no le pidió que resucitara a su hijo).
Era viuda e iba a enterrar a su único hijo (el canal de su sustento, motivo de su amor y alegría, su compañia).
Cuando el Señor la vió, se compadeció de ella.
• Igual Dios se compadeció y se compadece de nosotros cuando alguna parte de nosotros muere como consecuencia del pecado (no es el mismo tipo de amor que Él tiene hacia Sus hijos, pero un amor que igual bendice).
○ Jn 3:16-18. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Por ese amor compasivo Jesús hizo tres cosas:
• La consoló ("no llores"): ¿cuantas veces, aun no creyendo realmente en Él cuando estuvimos en dificultades el Padre no envió consuelo y solución a nuestra situación?
○ ¿Y cuál fué nuestra respuesta? ¿agradecimiento, acercamiento, alabanza, reconocimiento, honra? ¿O alejamiento?
• Y resucitó al hijo: "Joven, a tí te digo, levántate" (y resucitó).
○ ¿Cuántas veces, a pesar de nuestra incredulidad Dios ha resucitado cosas en nuestra vida que eran importantes para nosotros y que habían muerto?
○ Y nuevamente la pregunta: ¿nosotros que hicimos).
• Y lo dió a su madre. Ese darlo a su madre implicaba un mensaje de "cuida de ella", "honrala".
○ Nosotros recibimos de Dios a nuestros padres (buenos o malos, perfectos o imperfectos, etc.), pero con el mandamiento de honrarlos, ¿los estamos honrando con nuestros actos y estilo de vida o los estamos deshonrando?
El problema de esta mujer y de los que estaban con ella es que a pesar del milagro de Jesús no creyeron en él (lo vieron de cualquier forma menos como el Hijo de Dios, el Señor, el Salvador, el Mesías.
¿A cuantos no nos ha pasado eso?
• Jn 3:19-20. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Luc 7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.
Luc 7:12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
Luc 7:13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Luc 7:14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
Una mujer desconocida (no consta que fuera salva, ni que tuviera fe porque no le pidió que resucitara a su hijo).
Era viuda e iba a enterrar a su único hijo (el canal de su sustento, motivo de su amor y alegría, su compañia).
Cuando el Señor la vió, se compadeció de ella.
• Igual Dios se compadeció y se compadece de nosotros cuando alguna parte de nosotros muere como consecuencia del pecado (no es el mismo tipo de amor que Él tiene hacia Sus hijos, pero un amor que igual bendice).
○ Jn 3:16-18. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Por ese amor compasivo Jesús hizo tres cosas:
• La consoló ("no llores"): ¿cuantas veces, aun no creyendo realmente en Él cuando estuvimos en dificultades el Padre no envió consuelo y solución a nuestra situación?
○ ¿Y cuál fué nuestra respuesta? ¿agradecimiento, acercamiento, alabanza, reconocimiento, honra? ¿O alejamiento?
• Y resucitó al hijo: "Joven, a tí te digo, levántate" (y resucitó).
○ ¿Cuántas veces, a pesar de nuestra incredulidad Dios ha resucitado cosas en nuestra vida que eran importantes para nosotros y que habían muerto?
○ Y nuevamente la pregunta: ¿nosotros que hicimos).
• Y lo dió a su madre. Ese darlo a su madre implicaba un mensaje de "cuida de ella", "honrala".
○ Nosotros recibimos de Dios a nuestros padres (buenos o malos, perfectos o imperfectos, etc.), pero con el mandamiento de honrarlos, ¿los estamos honrando con nuestros actos y estilo de vida o los estamos deshonrando?
El problema de esta mujer y de los que estaban con ella es que a pesar del milagro de Jesús no creyeron en él (lo vieron de cualquier forma menos como el Hijo de Dios, el Señor, el Salvador, el Mesías.
¿A cuantos no nos ha pasado eso?
• Jn 3:19-20. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
17
Mar
2022