Un amor que liberta, sana y restaura
Luc 5:17-26.
El Amor del Padre: un amor salvador, sanador, restaurador, liberador.
Vrs. 17.
Estaba enseñando: había fariseos y doctores de la ley.
Muchos de ellos estaban en contra de Él, pero Él no hace acepción de personas con respecto a su mensaje: es para que lo oigan los que quieran y los que no quieran, los que lo reciban y los que no lo reciban.
Él quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la Verdad (pero es obvio que sabe que algunos de ellos no lo serán por la dureza de su corazón).
Su Palabra nunca regresa vacía, Isa 55:11-12.
Hará lo que Él quiere y será prosperada en aquello para lo que la envío.
Para salvación a los que la reciban (Jn 15:3: "Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he hablado").
Para juicio a los que no la reciban (Jn 12:48: "El que me rechaza, y no recibe mis Palabras, tiene quien le juzgue; la Palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero").
El poder del Señor estaba con Él para sanar: Espíritu, alma y cuerpo (Isa 53).
Hch 10:38. "cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él."
Luc 4:18-19: dar buenas nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados de corazón, dar vista a los ciegos, liberar a los presos y los cautivos, el año agradable del Señor.
Ese poder sigue operando hoy, ya sea directamente o bien a través de Su Cuerpo (la Iglesia) con los dones que le ha repartido para continuar Su Obra.
Vrs. 18-19.
Estaba reunido y enseñaba en una casa: la Iglesia comenzó en casas y va a terminar en casas (por los juicios y la persecusión que vendrán durante el tiempo de la tribulación y la gran tribulación).
De hecho, de unos 35 años para acá, las iglesias (o grupos) en casa se han multiplicado exponencialmente, y ahora con el Covid-19 se evidenció que sigue siendo una alternativa viable para mantener encendida la fe, junto con las reuniones virtuales y las transmisiones por la red.
Vrs. 20.
La fe de ellos.
Estos hombres, movidos por el amor compasivo hacia su amigo paralítico, no se dejaron vencer por los obstáculos que implicaba la sanidad de su amigo, e hicieron todo lo posible (y hasta lo que parecía imposible) para alcanzarla.
Eso es fe: no es solo esperar, es actuar sobre la base de lo que esperamos (siempre que sea conforme a lo que dice la Palabra de Dios).
Sant 2:14 (TLA). "Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no se van a salvar!" (CAS): "Hermanos míos, ¿de qué sirve decir que somos creyentes, si no corroboramos nuestra fe con nuestras obras? ¿Podrá salvar a alguien esa clase de fe?"
La fe no hace el milagro ni lo provoca, Dios hace el milagro, y lo provoca Su Amor, Su Misericordia y Su Gracia para con nosotros (vemos otros milagros en la Palabra donde los que lo recibieron no tuvieron fe, ni nadie tuvo fe por ellos), pero Dios igual hizo el milagro.
La fe no es una obra para tener un merecimiento, la fe es un regalo de Dios para nosotros. Puede ser el canal por el cual venga el milagro, pero no el motivo del milagro.
Mat 7:7-11. "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?"
Si existe tal cosa como una manera correcta de recibir un milagro de parte de Dios sería aquella en la cual nos acercamos confiadamente a un Padre lleno de Amor, Misericordia y Gracia que conoce la situación y la necesidad exacta de cada uno de sus hijos y responde con lo que más nos conviene.
El pasaje no dice que el hombre paralítico tuvo fe pero a pesar de ello recibió: salvación, sanidad, liberación y restauración (Luc 4:18-19).
"Hombre, tus pecados te son perdonados".
"Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa".
No solo recibió la sanidad (nuevo nacimiento) de su espíritu, sino la sanidad, liberación y restauración del pecado, y la sanidad, liberación y restauración de su enfermedad:
El amor del Padre para con nosotros no sabe ni puede darnos dádivas imperfectas (sería una negación de sí mismo); Él siempre nos da lo que es perfecto para nosotros, aunque nosotros no lo veamos así:
Jn 3:27. "nada tenemos que no nos haya sido dado del cielo".
Sant 1:17. "toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del PADRE de las luces, en Quién no hay mudanza ni sombra de variación."
Y ello a pesar de nuestras imperfecciones (pecados, defectos, limitaciones, errores, malas decisiones, etc.).
Fil 1:6. "El que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo".
El Amor del Padre: un amor salvador, sanador, restaurador, liberador.
Vrs. 17.
Estaba enseñando: había fariseos y doctores de la ley.
Muchos de ellos estaban en contra de Él, pero Él no hace acepción de personas con respecto a su mensaje: es para que lo oigan los que quieran y los que no quieran, los que lo reciban y los que no lo reciban.
Él quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la Verdad (pero es obvio que sabe que algunos de ellos no lo serán por la dureza de su corazón).
Su Palabra nunca regresa vacía, Isa 55:11-12.
Hará lo que Él quiere y será prosperada en aquello para lo que la envío.
Para salvación a los que la reciban (Jn 15:3: "Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he hablado").
Para juicio a los que no la reciban (Jn 12:48: "El que me rechaza, y no recibe mis Palabras, tiene quien le juzgue; la Palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero").
El poder del Señor estaba con Él para sanar: Espíritu, alma y cuerpo (Isa 53).
Hch 10:38. "cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él."
Luc 4:18-19: dar buenas nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados de corazón, dar vista a los ciegos, liberar a los presos y los cautivos, el año agradable del Señor.
Ese poder sigue operando hoy, ya sea directamente o bien a través de Su Cuerpo (la Iglesia) con los dones que le ha repartido para continuar Su Obra.
Vrs. 18-19.
Estaba reunido y enseñaba en una casa: la Iglesia comenzó en casas y va a terminar en casas (por los juicios y la persecusión que vendrán durante el tiempo de la tribulación y la gran tribulación).
De hecho, de unos 35 años para acá, las iglesias (o grupos) en casa se han multiplicado exponencialmente, y ahora con el Covid-19 se evidenció que sigue siendo una alternativa viable para mantener encendida la fe, junto con las reuniones virtuales y las transmisiones por la red.
Vrs. 20.
La fe de ellos.
Estos hombres, movidos por el amor compasivo hacia su amigo paralítico, no se dejaron vencer por los obstáculos que implicaba la sanidad de su amigo, e hicieron todo lo posible (y hasta lo que parecía imposible) para alcanzarla.
Eso es fe: no es solo esperar, es actuar sobre la base de lo que esperamos (siempre que sea conforme a lo que dice la Palabra de Dios).
Sant 2:14 (TLA). "Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no se van a salvar!" (CAS): "Hermanos míos, ¿de qué sirve decir que somos creyentes, si no corroboramos nuestra fe con nuestras obras? ¿Podrá salvar a alguien esa clase de fe?"
La fe no hace el milagro ni lo provoca, Dios hace el milagro, y lo provoca Su Amor, Su Misericordia y Su Gracia para con nosotros (vemos otros milagros en la Palabra donde los que lo recibieron no tuvieron fe, ni nadie tuvo fe por ellos), pero Dios igual hizo el milagro.
La fe no es una obra para tener un merecimiento, la fe es un regalo de Dios para nosotros. Puede ser el canal por el cual venga el milagro, pero no el motivo del milagro.
Mat 7:7-11. "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?"
Si existe tal cosa como una manera correcta de recibir un milagro de parte de Dios sería aquella en la cual nos acercamos confiadamente a un Padre lleno de Amor, Misericordia y Gracia que conoce la situación y la necesidad exacta de cada uno de sus hijos y responde con lo que más nos conviene.
El pasaje no dice que el hombre paralítico tuvo fe pero a pesar de ello recibió: salvación, sanidad, liberación y restauración (Luc 4:18-19).
"Hombre, tus pecados te son perdonados".
"Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa".
No solo recibió la sanidad (nuevo nacimiento) de su espíritu, sino la sanidad, liberación y restauración del pecado, y la sanidad, liberación y restauración de su enfermedad:
El amor del Padre para con nosotros no sabe ni puede darnos dádivas imperfectas (sería una negación de sí mismo); Él siempre nos da lo que es perfecto para nosotros, aunque nosotros no lo veamos así:
Jn 3:27. "nada tenemos que no nos haya sido dado del cielo".
Sant 1:17. "toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del PADRE de las luces, en Quién no hay mudanza ni sombra de variación."
Y ello a pesar de nuestras imperfecciones (pecados, defectos, limitaciones, errores, malas decisiones, etc.).
Fil 1:6. "El que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo".
17
Mar
2022