La Epístola a los Efesios (3). Efe 1:6 10
Efe 1:6:
Para alabanza de la gloria de Su Gracia: al que mucho se le perdona, mucho ama (Luc 7:47).
Nos hizo aceptos en el Amado: este hecho sucedió en la Cruz del Calvario, si no antes, desde antes de la fundación del mundo cuando Él nos predestinó. Ya somos plenamente aceptados en Él, con nuestras imperfecciones, errores, pecados, fracasos, pasados, presentes y futuros. Ello no quiere decir que nos vaya a dejar así, porque Él nos perfecciona cada día por Su Espíritu Santo (Fil 1:6). La conformidad no puede tener lugar en un cristiano de ninguna manera.
Ya no tenemos que hacer nada para ser aceptados, amados, bendecidos, escuchados, etc. Ya somos todo ello y sin que hubiéramos hecho nada. Él nos lo dió de pura gracia. ´La única respuesta aceptable a ello es nuestro amor con todo nuestro ser a Él y la obediencia por amor a sus mandamientos (Mat 22:36-40, Jn 14.15-17).
Esta aceptación que tenemos en Dios, como nuestro Padre, es un arma efectiva para evitar que el rechazo de las personas lastime mi corazón. Soy aceptado por el Único del que depende mi vida en todos sus aspectos, cuyos planes para conmigo no cambian por el rechazo de los demás. Cristo, con todo y ser perfecto y no haber hecho nunca daño a nadie, fue rechazado. Si Él lo fue, nosotros también lo seremos, no por lo que hagamos, digamos, pensemos, etc., sino porque el mundo está bajo el maligno y nosotros ya no somos del mundo, y por ello el mundo nos puede rechazar.
Efe 1:7.
1) Redención: rescate. Éramos esclavos en el mercado de esclavos del diablo, y Dios por Jesucristo, y al costo de Su Sangre, nos compró, nos redimió de la esclavitud del diablo (muerte, pecado, carne, etc.) y nos liberó trasladándonos a Su Reino de amor (no de egoísmo). La redención implica, en primer lugar, el perdón de pecados y la liberación, sanidad y restauración a la vida plena y eterna que Dios diseñó para la humanidad en la creación de Adán y Eva y que fue corrompida por la caída, además del acceso a todas las riquezas de Su Gracia.
2) Las riquezas de la Gracia: la Gracia de Dios no es simplemente Gracia, es una Gracia infinita como Dios es infinito, una Gracia que no alcanzamos a comprender con nuestra mente finita, que día a dia se nos va revelando más y más. Por ello la Palabra se refiere a ella como Gracia sobre Gracia (Jn 1:16). Necesitamos abrir los ojos diariamente para ver la manifestación de esa infinita gracia (más que abundante, sobreabundante, Efe 1:8) en todas las circunstancias, situaciones y momentos de nuestra vida.
Efe 1:8.
Jn 3:16.
Cuando el Señor llevó en la Cruz nuestros pecados no solo llevó los pasados, sino también los presentes y los futuros. En la sabiduría e inteligencia de Dios, en su Omnisciencia y presciencia, Él sabía de antemano todos nuestros pecados, y Él los cargó todos sobre Cristo en esa Cruz, y Cristo clavó en la Cruz el acta de los decretos que nos era contraria, despojando a los principados y potestades de todo derecho sobre nosotros y sobre la creación, y los venció, exhibiéndolos públicamente.
Efe 1:9-10.
El misterio de Su Voluntad: reunir todas las cosas que están en el cielo y en la tierra en Cristo (Col 1:18-21, Rom 8:19-21) en la dispensación del cumplimiento de los tiempos (el Reino Milenial, y la vida eterna). Todo es gobernado y sustentado por Cristo desde siempre, y ahora y por la eternidad, y en cada etapa el Señor las ha sustentado (aun con sus imperfecciones) conforme al designio de Su Voluntad para el cumplimiento de Sus planes que aunque no entendamos, son planes de bien y no de mal (Jer 29:11) para darnos un futuro y una esperanza (a nosotros Sus hijos).
Desde el momento de la caída de Adán y Eva en el pecado y la consecuente corrupción de todas las cosas, todas las cosas se han ido realineando a la Santidad de Dios gradualmente. En la crucificción de Cristo esta alineación dió un salto cualitativo muy grande, en el Milenio esa alineación se incrementará sustancialmente, y la alineación será perfecta en la Eternidad. Ello de ninguna manera implica que las cosas desde la caída estén fuera de la voluntad de Dios (están fuera de la voluntad perfecta, pero no fuera de la voluntad permisiva de Dios).
En este tiempo de nuestra vida estamos siendo preparados para lo que haremos en el Milenio cuando gobernemos con Él: la reconciliación de todas las cosas (vida personal, familia, finanzas, trabajo, educación, política, ciencia, tecnología, gobierno, educación, etc.)(2 Cor 5:17-18) con Dios, que todo opere bajo los principios de la Palabra de Dios (discipular a las naciones, Mat 28:18-20, Col 1:18-20, Rom 8:19-21).
Para alabanza de la gloria de Su Gracia: al que mucho se le perdona, mucho ama (Luc 7:47).
Nos hizo aceptos en el Amado: este hecho sucedió en la Cruz del Calvario, si no antes, desde antes de la fundación del mundo cuando Él nos predestinó. Ya somos plenamente aceptados en Él, con nuestras imperfecciones, errores, pecados, fracasos, pasados, presentes y futuros. Ello no quiere decir que nos vaya a dejar así, porque Él nos perfecciona cada día por Su Espíritu Santo (Fil 1:6). La conformidad no puede tener lugar en un cristiano de ninguna manera.
Ya no tenemos que hacer nada para ser aceptados, amados, bendecidos, escuchados, etc. Ya somos todo ello y sin que hubiéramos hecho nada. Él nos lo dió de pura gracia. ´La única respuesta aceptable a ello es nuestro amor con todo nuestro ser a Él y la obediencia por amor a sus mandamientos (Mat 22:36-40, Jn 14.15-17).
Esta aceptación que tenemos en Dios, como nuestro Padre, es un arma efectiva para evitar que el rechazo de las personas lastime mi corazón. Soy aceptado por el Único del que depende mi vida en todos sus aspectos, cuyos planes para conmigo no cambian por el rechazo de los demás. Cristo, con todo y ser perfecto y no haber hecho nunca daño a nadie, fue rechazado. Si Él lo fue, nosotros también lo seremos, no por lo que hagamos, digamos, pensemos, etc., sino porque el mundo está bajo el maligno y nosotros ya no somos del mundo, y por ello el mundo nos puede rechazar.
Efe 1:7.
1) Redención: rescate. Éramos esclavos en el mercado de esclavos del diablo, y Dios por Jesucristo, y al costo de Su Sangre, nos compró, nos redimió de la esclavitud del diablo (muerte, pecado, carne, etc.) y nos liberó trasladándonos a Su Reino de amor (no de egoísmo). La redención implica, en primer lugar, el perdón de pecados y la liberación, sanidad y restauración a la vida plena y eterna que Dios diseñó para la humanidad en la creación de Adán y Eva y que fue corrompida por la caída, además del acceso a todas las riquezas de Su Gracia.
2) Las riquezas de la Gracia: la Gracia de Dios no es simplemente Gracia, es una Gracia infinita como Dios es infinito, una Gracia que no alcanzamos a comprender con nuestra mente finita, que día a dia se nos va revelando más y más. Por ello la Palabra se refiere a ella como Gracia sobre Gracia (Jn 1:16). Necesitamos abrir los ojos diariamente para ver la manifestación de esa infinita gracia (más que abundante, sobreabundante, Efe 1:8) en todas las circunstancias, situaciones y momentos de nuestra vida.
Efe 1:8.
Jn 3:16.
Cuando el Señor llevó en la Cruz nuestros pecados no solo llevó los pasados, sino también los presentes y los futuros. En la sabiduría e inteligencia de Dios, en su Omnisciencia y presciencia, Él sabía de antemano todos nuestros pecados, y Él los cargó todos sobre Cristo en esa Cruz, y Cristo clavó en la Cruz el acta de los decretos que nos era contraria, despojando a los principados y potestades de todo derecho sobre nosotros y sobre la creación, y los venció, exhibiéndolos públicamente.
Efe 1:9-10.
El misterio de Su Voluntad: reunir todas las cosas que están en el cielo y en la tierra en Cristo (Col 1:18-21, Rom 8:19-21) en la dispensación del cumplimiento de los tiempos (el Reino Milenial, y la vida eterna). Todo es gobernado y sustentado por Cristo desde siempre, y ahora y por la eternidad, y en cada etapa el Señor las ha sustentado (aun con sus imperfecciones) conforme al designio de Su Voluntad para el cumplimiento de Sus planes que aunque no entendamos, son planes de bien y no de mal (Jer 29:11) para darnos un futuro y una esperanza (a nosotros Sus hijos).
Desde el momento de la caída de Adán y Eva en el pecado y la consecuente corrupción de todas las cosas, todas las cosas se han ido realineando a la Santidad de Dios gradualmente. En la crucificción de Cristo esta alineación dió un salto cualitativo muy grande, en el Milenio esa alineación se incrementará sustancialmente, y la alineación será perfecta en la Eternidad. Ello de ninguna manera implica que las cosas desde la caída estén fuera de la voluntad de Dios (están fuera de la voluntad perfecta, pero no fuera de la voluntad permisiva de Dios).
En este tiempo de nuestra vida estamos siendo preparados para lo que haremos en el Milenio cuando gobernemos con Él: la reconciliación de todas las cosas (vida personal, familia, finanzas, trabajo, educación, política, ciencia, tecnología, gobierno, educación, etc.)(2 Cor 5:17-18) con Dios, que todo opere bajo los principios de la Palabra de Dios (discipular a las naciones, Mat 28:18-20, Col 1:18-20, Rom 8:19-21).
18
Mar
2022