Apo 2 y 3. (13). Las recompensas que nos esperan en la eternidad
Retén lo que tienes.
Esta iglesia, a pesar de lo pequeña y débil que hubiera podido ser, fue una iglesia victoriosa.
El Señor da testimonio de que:
• Ha guardado Su Palabra (la ha obedecido)
• No ha negado Su Nombre (no ha aceptado ninguna tergiversación del carácter de Dios).
• Y ello a pesar de la persecución del mundo que la rodeaba.
Igual necesitamos hacer nosotros e igual recompensa recibiremos si lo hacemos.
Y ese retener no es solo mantener lo que ya hemos alcanzado sino profundizarlo (Fil_1:6, Efe_4:12-13, Prov 4:18, 2 Cor 3:18).
La corona.
Se refiere a la recompensa que Dios nos dará por la fidelidad hacia Su Palabra, obedeciéndola y viviéndola con la ayuda del Espíritu Santo y a no negar Su Nombre.
• Simboliza un final de carrera exitoso.
• Aun cuando vivimos bajo la gracia, es necesario que nos esforcemos en ella para no caer (2Ti_2:1).
• Es el resultado de alcanzar la meta en la carrera de la vida cristiana (Hch_20:24, 2Ti_4:7, Heb_12:1, Fil 3:14, Efe 4:13).
En el camino de la vida cristiana nos vamos a enfrentar a enemigos (satanás, demonios, el mundo, el ego, etc.), que van a esforzarse por "botarnos" del camino de Cristo.
Ante ello necesitamos esforzarnos en resistirlos revistiéndonos de la armadura de Dios (Efe_6:10-18), y eso es precisamente lo que reconoce Cristo de esta Iglesia, y que necesitamos que reconozca en nosotros:
• Aunque tienes poca fuerza, has guardado mi Palabra y no has negado mi Nombre.
• La perseverancia y firmeza frente a la persecución, confrontación y/o rechazo de los de la sinagoga de satanás (los religiosos que se autonombran "cristianos") que mienten.
• La fidelidad en guardar la Palabra de Su paciencia.
Al que venciere.
Las promesas para los creyentes que se mantengan firmes y fieles al Señor y a Su Palabra, que no nieguen su fe ni la dejen menguar,
• Que se enfoquen en lo que es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta de ser santificados,
• Que permanezcan en comunión con Dios (el oxígeno),
• Que permanezcan en la dirección, enseñanza, consuelo y fortaleza del Espíritu Santo (el agua) y
• Que permanezcan en el conocimiento, entendimiento y práctica de la Palabra,
Además de las promesas hechas a los que se mantengan firmes en las otras iglesias, que abarcan recompensas terrenales y eternas:
• Efeso: no será quitado el candelero de su lugar (la presencia de Dios) y comerá del árbol de la vida (eternidad con Cristo).
• Esmirna: la corona de la vida (plenitud de vida eterna) y no sufrirá daño de la segunda muerte (el infierno).
• Pérgamo: maná escondido (los secretos y los tesoros muy guardados de Dios, plenitud de revelación en cuanto al conocimiento de Dios y la vida eterna), y le daré una piedrecita blanca con un nuevo nombre (la redención total en la resurrección de los muertos).
• Tiátira: autoridad sobre las naciones (participación con Cristo en el gobierno del Reino, en el milenio y en la eternidad) y la estrella de la mañana (la plenitud de Cristo).
• Sardis: vestiduras blancas (santidad, pureza, ser la novia de Cristo) no será borrado su nombre del libro de la vida (salvación eterna) y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (honra).
• Laodicea: sentarse en el trono con Cristo (gobierno, autoridad)
La primera imagen es arquitectónica: "columna en el templo de mi Dios". Es una garantía de incorporación permanente al templo de Dios (no en las moradas de Dios): el más alto privilegio que un ser humano puede alcanzar.
Llama la atención que en esta carta se haga alusión a la llave, la puerta y la columna, todos elementos de la construcción.
Precisamente por ser elementos básicos es que tienen la seguridad de que "nunca más saldrán de allí".
La segunda imagen contiene una triple acción de escribir, lo que se hace a menudo en Apocalípsis para indicar mayor firmeza que si fuera simplemente oral. Cada una de esas columnas llevará inscritos tres nombres que son señales y sellos de bienaventuranzas eternas:
• El Nombre de mi Dios: indicando una consagración completa al servicio de Dios.
• El Nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén (ser la esposa de Cristo): indicando una ciudadanía eterna en la ciudad celestial, o sea el domicilio donde viviremos eternamente (no en cualquier otra parte de la Nueva Tierra).
• Mi Nombre Nuevo: símbolo del conocimiento más pleno de Cristo que se revelará a su venida, cuando le veremos tal como Él es, o sea la forma en que el mismo Señor y Salvador nuestro será conocido en la eternidad.
Tales son las recompensas que nos esperan a todos los que superemos la tentación de desfallecer frente a la oposición del ego, del mundo y del diablo y sus demonios, y de la persecución.
Del que frente a todos los obstáculos, prosiga fielmente dando testimonio de Cristo y del poder de Su Nombre tanto en su vida cotidiana como a través de evangelizar, discipular y servir a otros con todos sus dones y talentos
Esta iglesia, a pesar de lo pequeña y débil que hubiera podido ser, fue una iglesia victoriosa.
El Señor da testimonio de que:
• Ha guardado Su Palabra (la ha obedecido)
• No ha negado Su Nombre (no ha aceptado ninguna tergiversación del carácter de Dios).
• Y ello a pesar de la persecución del mundo que la rodeaba.
Igual necesitamos hacer nosotros e igual recompensa recibiremos si lo hacemos.
Y ese retener no es solo mantener lo que ya hemos alcanzado sino profundizarlo (Fil_1:6, Efe_4:12-13, Prov 4:18, 2 Cor 3:18).
La corona.
Se refiere a la recompensa que Dios nos dará por la fidelidad hacia Su Palabra, obedeciéndola y viviéndola con la ayuda del Espíritu Santo y a no negar Su Nombre.
• Simboliza un final de carrera exitoso.
• Aun cuando vivimos bajo la gracia, es necesario que nos esforcemos en ella para no caer (2Ti_2:1).
• Es el resultado de alcanzar la meta en la carrera de la vida cristiana (Hch_20:24, 2Ti_4:7, Heb_12:1, Fil 3:14, Efe 4:13).
En el camino de la vida cristiana nos vamos a enfrentar a enemigos (satanás, demonios, el mundo, el ego, etc.), que van a esforzarse por "botarnos" del camino de Cristo.
Ante ello necesitamos esforzarnos en resistirlos revistiéndonos de la armadura de Dios (Efe_6:10-18), y eso es precisamente lo que reconoce Cristo de esta Iglesia, y que necesitamos que reconozca en nosotros:
• Aunque tienes poca fuerza, has guardado mi Palabra y no has negado mi Nombre.
• La perseverancia y firmeza frente a la persecución, confrontación y/o rechazo de los de la sinagoga de satanás (los religiosos que se autonombran "cristianos") que mienten.
• La fidelidad en guardar la Palabra de Su paciencia.
Al que venciere.
Las promesas para los creyentes que se mantengan firmes y fieles al Señor y a Su Palabra, que no nieguen su fe ni la dejen menguar,
• Que se enfoquen en lo que es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta de ser santificados,
• Que permanezcan en comunión con Dios (el oxígeno),
• Que permanezcan en la dirección, enseñanza, consuelo y fortaleza del Espíritu Santo (el agua) y
• Que permanezcan en el conocimiento, entendimiento y práctica de la Palabra,
Además de las promesas hechas a los que se mantengan firmes en las otras iglesias, que abarcan recompensas terrenales y eternas:
• Efeso: no será quitado el candelero de su lugar (la presencia de Dios) y comerá del árbol de la vida (eternidad con Cristo).
• Esmirna: la corona de la vida (plenitud de vida eterna) y no sufrirá daño de la segunda muerte (el infierno).
• Pérgamo: maná escondido (los secretos y los tesoros muy guardados de Dios, plenitud de revelación en cuanto al conocimiento de Dios y la vida eterna), y le daré una piedrecita blanca con un nuevo nombre (la redención total en la resurrección de los muertos).
• Tiátira: autoridad sobre las naciones (participación con Cristo en el gobierno del Reino, en el milenio y en la eternidad) y la estrella de la mañana (la plenitud de Cristo).
• Sardis: vestiduras blancas (santidad, pureza, ser la novia de Cristo) no será borrado su nombre del libro de la vida (salvación eterna) y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (honra).
• Laodicea: sentarse en el trono con Cristo (gobierno, autoridad)
La primera imagen es arquitectónica: "columna en el templo de mi Dios". Es una garantía de incorporación permanente al templo de Dios (no en las moradas de Dios): el más alto privilegio que un ser humano puede alcanzar.
Llama la atención que en esta carta se haga alusión a la llave, la puerta y la columna, todos elementos de la construcción.
Precisamente por ser elementos básicos es que tienen la seguridad de que "nunca más saldrán de allí".
La segunda imagen contiene una triple acción de escribir, lo que se hace a menudo en Apocalípsis para indicar mayor firmeza que si fuera simplemente oral. Cada una de esas columnas llevará inscritos tres nombres que son señales y sellos de bienaventuranzas eternas:
• El Nombre de mi Dios: indicando una consagración completa al servicio de Dios.
• El Nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén (ser la esposa de Cristo): indicando una ciudadanía eterna en la ciudad celestial, o sea el domicilio donde viviremos eternamente (no en cualquier otra parte de la Nueva Tierra).
• Mi Nombre Nuevo: símbolo del conocimiento más pleno de Cristo que se revelará a su venida, cuando le veremos tal como Él es, o sea la forma en que el mismo Señor y Salvador nuestro será conocido en la eternidad.
Tales son las recompensas que nos esperan a todos los que superemos la tentación de desfallecer frente a la oposición del ego, del mundo y del diablo y sus demonios, y de la persecución.
Del que frente a todos los obstáculos, prosiga fielmente dando testimonio de Cristo y del poder de Su Nombre tanto en su vida cotidiana como a través de evangelizar, discipular y servir a otros con todos sus dones y talentos
31
Mayo
2022