Salmo 6. Nuestro Padre: Rescate y Redención.
Salmo de arrepentimiento.
En nuestra vida cristiana, tarde o temprano, en mayor o menor medida, nos vamos a enfrentar a situaciones difíciles, adversas, contrarias, etc. (Jua_16:33).
• No son ni mayores ni menores que las que hubiéramos podido experimentar en el mundo.
• Solo son diferentes, como también es diferente su resultado:
• En el caso del mundo es para llevarlos al pozo de la desesperación para que se arrepientan y se vuelvan a Cristo, y si no lo hacen, les espera la condenación eterna.
• En el caso de los hijos de Dios es para que seamos perfeccionados hacia nuevos niveles de fe y de bendición, y para una mejor eternidad con Cristo.
En el principio del salmo nos encontramos con una persona que está sufriendo no solo física, sino también emocionalmente, y obvio, ello también afecta lo espiritual porque somos un sistema integrado (1Ts_5:23).
• Las dificultades que nos sobrevienen en la vida pueden ser de dos grandes grupos:
• La prueba de nuestra fe (1Pe_5:8-10, 1Pe_1:5-6).
• Las consecuencias de nuestras malas decisiones (pecados, fracasos, errores, etc.).
En ambos casos necesitamos:
• En primer lugar, no huir de Dios ni enojarnos con Él: solo en Él tendremos la respuesta y la victoria sobre cualquiera de los tipos de situaciones.
• No debemos olvidarnos que Él es un Padre que nos ama con amor perfecto.
• Que Él quiere lo mejor para nosotros (vida abundante, plena, en crecimiento, etc.).
• Que todo lo que Él hace y/o permite en nuestras vidas es para nuestro bien (Rom_8:28-29), aunque eventualmente pueda causarnos algún dolor, pero el resultado final superará ampliamente el dolor (como cuando uno está enfermo y lo inyectan, o lo operan, pero como resultado somos sanos).
• En segundo lugar, necesitamos preguntar al Señor de que se trata el asunto y que es lo que Él quiere de nosotros en esa situación.
• En el caso de que sea una prueba de nuestra fe, lo que necesitaremos es fortalecernos en el Señor (Su Palabra) y en el poder del Espíritu Santo (oración, dirección, guianza, poder) (Efe_6:10-13).
• En el caso de que sea una consecuencia de una mala decisión (pecado, fracaso, error, etc.), necesitamos hacer lo que hizo el salmista.
• Pero en ambos casos no debemos olvidar que Dios es nuestro:
• Rescate (el precio que Él pago en Cristo para librarnos de la potestad de las tinieblas).
• Rescatador (el que saca del hoyo nuestra vida).
• Redentor (el que nos restaura plenamente a la libertad gloriosa de los hijos de Dios).
• Y como resultado, confiar plenamente en Su Dirección, Sabiduría y Proceso.
En el caso de que la situación sea resultado de nuestras malas decisiones (pecados, errores, fracasos, etc.).
• Necesitamos recordar que si bien Dios es un Padre Amoroso también es un Dios Justo.
• Que Él no puede operar en Su Amor sin que antes sea satisfecha Su Justicia.
• Entonces, para experimentar Su Rescate y Redención, necesitamos primero satisfacer Su Justicia y después esperar en Su Amor (reconocimiento, arrepentimiento, confesión y perdón del pecado, 1Jn_1:8).
No dice exactamente la razón por la cual está enfermo (Sal_6:2), su alma está turbada (Sal_6:3), en angustia (Sal_6:7).
• Pero lo que si reconoce, aunque no sea de una manera explícita, es la justicia de Dios, el merecimiento de lo que está pasando (Sal_6:4, Heb_12:3-11).
• Lo que nos recuerda que:
• Si bien Él es un Padre Amoroso, también como Padre Amoroso que quiere lo mejor para sus hijos (3Jn_1:2).
• Es un Padre formador, que si es necesario, usará de todas las formas de disciplina a su alcance para llevarnos por el camino de la obediencia, que es el camino de la bendición, del cumplimiento de Sus buenos planes para nosotros (Jer_29:11).
• Hay un pasaje paralelo en Sal_32:3-5, donde directamente nos enseña el salmista que sus males eran por el pecado que no había confesado.
• Lo mismo puede suceder con errores, malas decisiones, fracasos, irresponsabilidades, etc., que son situaciones en las que incurrimos que no son conforme a la voluntad de Dios, y por lo mismo, pecado, y que no hubiéramos confesado.
• Y con un corazón arrepentido, viene delante de Dios a pedir misericordia (Sal_6:2, Sal_6:4, Sal_6:6) sabiendo con certeza que las misericordias de Dios siempre están disponibles para Sus Hijos (Lam_3:22-23, Heb_4:16) y que Él no nos deja caídos (Sal_55:22, Pro_24:16)
• Lo mismo necesitamos hacer nosotros en las situaciones difíciles que nos toca enfrentar:
• Reconocer:
• Que lo que nos sucede es el resultado de nuestras malas decisiones, errores, fallas y/o pecados del pasado (ya sea reciente o anterior) (Gal_6:7-8), los recordemos o no.
• Que en Dios no hay ninguna injusticia, y que aunque no entendamos, ello es necesario para llevarnos precisamente al arrepentimiento, la confesión y el reconocimiento de la Justicia y de la Misericordia de Dios (1Jn_4:8, Sal_19:12, Pro_14:12).
• Que en el Señor, tenemos perdón en todo tiempo (Sal_6:9-10) y victoria sobre toda situación (Rom_8:31-39, 1Pe_5:8-10, 1Pe_1:5-9, Sal_23:4-6).
Cuando la Biblia nos enseña que la paga del pecado es muerte (Rom_6:23), aunque muchos no lo entiendan o no lo crean, así es.
• Algunos pueden pensar de esa manera porque el justo juicio de Dios sobre nuestros pecados (y/o fallas, errores, malas decisiones, fracasos, etc., Pro_14:12), no se manifiesta inmediatamente o pronto, y por ello no van a cosechar lo que sembraron.
• Pero ello es un pensamiento equivocado (Sal_59:7, Sal_64:2-8, Sal_73:11-19).
• Lo que sucede es que Dios les da un tiempo prudencial para que se arrepientan (2Pe_3:9, Exo_34:6, Num_14:18).
• La "muerte" con consecuencia del pecado viene a nuestras vidas de diferentes formas y gradualmente:
• Primero, separación de Dios (Isa_59:2) (muerte espiritual).
• Segundo, malestar, dolor y/o enfermedad emocional, emociones negativas (turbación, angustia, Sal_64:3, Sal_64:7).
• Tercero, malestar, dolor y/o enfermedad física (Sal_64:2) (muerte emocional).
• Nota: algunas veces el malestar emocional aparece primero y después la enfermedad física, o a veces es al revés, o ambas juntas (en este caso, el orden de los factores no altera el resultado, Sal_32:3-5).
• Cuarto, la muerte eterna (si no hay arrepentimiento).
• En cuanto a los hijos de Dios, si no nos arrepentimos, en lugar de la muerte, a lo que nos enfrentaremos será a la disciplina del Señor (Heb_12:5-11).
• Una disciplina que gradualmente se irá incrementando (de la reprensión al castigo, y del castigo a la disciplina), que puede implicar incluso la muerte para que por lo menos nuestra espíritu sea salvo (1Co_5:5).
En este salmo, como en muchos otros, los hijos de Dios también encontramos la seguridad en la respuesta de Dios a nuestras oraciones (Pro_15:8), independientemente de la gravedad de la situación a la cual nos enfrentemos (Sal_6:1-2 y Sal_6:8-10) y no solo en situaciones de gravedad, como en el presente salmo, sino en toda situación (Heb_4:16).
• Podemos estar seguros que Dios, nuestro Padre, escucha nuestras oraciones (¨Pro_15:8)
• Por lo mismo, también podemos estar seguros de que Dios las responderá (Heb_11:1, Heb_11:6) de la mejor manera para nuestra conveniencia (aunque no sea como nosotros quisiéramos) (Jer_29:11, Pro_4:18).
• Si (Mat_7:7).
• Si, pero todavía no (Ecl_3:11).
• No, porque Él tiene algo mejor para nosotros (1Jn_5:14, Rom_12:2)
Finalmente el salmista pide que todos sus enemigos (y en el caso nuestro, los nuestros) huyan deshonrados, aterrorizados y avergonzados.
• Y eso precisamente es lo que hace nuestro Padre al momento en el que nos libra de todas esas situaciones difíciles, contrarias, dolorosas, etc. (Sal_23:4-6).
• Nuestros enemigos, en última instancia, no son las personas, sino los espíritus de mal que los guían a hacernos daño, cuando el daño viene a través de una persona.
• Recordemos que nuestra lucha no es contra las personas sino contra huestes espirituales de maldad (Efe_6:12).
• De tal manera que los que huirán avergonzados, nuestros angustiadores, son los demonios.
Recordemos:
• Cuando estemos pasando situaciones difíciles, no nos angustiemos, afanemos o peleemos con Dios.
• Mejor ir con Él, y por medio de Su Espíritu Santo indagar que es lo que está sucediendo:
• Una prueba.
• En este caso necesitamos fortalecernos en Él y en el poder de Su Fuerza (Su Palabra y Su Espíritu Santo).
• Una consecuencia
• En este caso necesitamos arrepentirnos, confesar nuestro pecado, pedirle perdón al Señor y enderezar nuestros caminos a Su Voluntad.
• Y en ambos casos, no importa el nivel de la dificultad, el tiempo que dure la situación, el tamaño de los enemigos espirituales que tengamos que enfrentar, saldremos, por Su Gracia, vencedores (1Jn_3:8, 1Jn_4:4, Rom_8:35-39) porque Él no es solo nuestro Dios, es nuestro Pastor y es nuestro Padre (nuestro Redentor y Rescatador).
En nuestra vida cristiana, tarde o temprano, en mayor o menor medida, nos vamos a enfrentar a situaciones difíciles, adversas, contrarias, etc. (Jua_16:33).
• No son ni mayores ni menores que las que hubiéramos podido experimentar en el mundo.
• Solo son diferentes, como también es diferente su resultado:
• En el caso del mundo es para llevarlos al pozo de la desesperación para que se arrepientan y se vuelvan a Cristo, y si no lo hacen, les espera la condenación eterna.
• En el caso de los hijos de Dios es para que seamos perfeccionados hacia nuevos niveles de fe y de bendición, y para una mejor eternidad con Cristo.
En el principio del salmo nos encontramos con una persona que está sufriendo no solo física, sino también emocionalmente, y obvio, ello también afecta lo espiritual porque somos un sistema integrado (1Ts_5:23).
• Las dificultades que nos sobrevienen en la vida pueden ser de dos grandes grupos:
• La prueba de nuestra fe (1Pe_5:8-10, 1Pe_1:5-6).
• Las consecuencias de nuestras malas decisiones (pecados, fracasos, errores, etc.).
En ambos casos necesitamos:
• En primer lugar, no huir de Dios ni enojarnos con Él: solo en Él tendremos la respuesta y la victoria sobre cualquiera de los tipos de situaciones.
• No debemos olvidarnos que Él es un Padre que nos ama con amor perfecto.
• Que Él quiere lo mejor para nosotros (vida abundante, plena, en crecimiento, etc.).
• Que todo lo que Él hace y/o permite en nuestras vidas es para nuestro bien (Rom_8:28-29), aunque eventualmente pueda causarnos algún dolor, pero el resultado final superará ampliamente el dolor (como cuando uno está enfermo y lo inyectan, o lo operan, pero como resultado somos sanos).
• En segundo lugar, necesitamos preguntar al Señor de que se trata el asunto y que es lo que Él quiere de nosotros en esa situación.
• En el caso de que sea una prueba de nuestra fe, lo que necesitaremos es fortalecernos en el Señor (Su Palabra) y en el poder del Espíritu Santo (oración, dirección, guianza, poder) (Efe_6:10-13).
• En el caso de que sea una consecuencia de una mala decisión (pecado, fracaso, error, etc.), necesitamos hacer lo que hizo el salmista.
• Pero en ambos casos no debemos olvidar que Dios es nuestro:
• Rescate (el precio que Él pago en Cristo para librarnos de la potestad de las tinieblas).
• Rescatador (el que saca del hoyo nuestra vida).
• Redentor (el que nos restaura plenamente a la libertad gloriosa de los hijos de Dios).
• Y como resultado, confiar plenamente en Su Dirección, Sabiduría y Proceso.
En el caso de que la situación sea resultado de nuestras malas decisiones (pecados, errores, fracasos, etc.).
• Necesitamos recordar que si bien Dios es un Padre Amoroso también es un Dios Justo.
• Que Él no puede operar en Su Amor sin que antes sea satisfecha Su Justicia.
• Entonces, para experimentar Su Rescate y Redención, necesitamos primero satisfacer Su Justicia y después esperar en Su Amor (reconocimiento, arrepentimiento, confesión y perdón del pecado, 1Jn_1:8).
No dice exactamente la razón por la cual está enfermo (Sal_6:2), su alma está turbada (Sal_6:3), en angustia (Sal_6:7).
• Pero lo que si reconoce, aunque no sea de una manera explícita, es la justicia de Dios, el merecimiento de lo que está pasando (Sal_6:4, Heb_12:3-11).
• Lo que nos recuerda que:
• Si bien Él es un Padre Amoroso, también como Padre Amoroso que quiere lo mejor para sus hijos (3Jn_1:2).
• Es un Padre formador, que si es necesario, usará de todas las formas de disciplina a su alcance para llevarnos por el camino de la obediencia, que es el camino de la bendición, del cumplimiento de Sus buenos planes para nosotros (Jer_29:11).
• Hay un pasaje paralelo en Sal_32:3-5, donde directamente nos enseña el salmista que sus males eran por el pecado que no había confesado.
• Lo mismo puede suceder con errores, malas decisiones, fracasos, irresponsabilidades, etc., que son situaciones en las que incurrimos que no son conforme a la voluntad de Dios, y por lo mismo, pecado, y que no hubiéramos confesado.
• Y con un corazón arrepentido, viene delante de Dios a pedir misericordia (Sal_6:2, Sal_6:4, Sal_6:6) sabiendo con certeza que las misericordias de Dios siempre están disponibles para Sus Hijos (Lam_3:22-23, Heb_4:16) y que Él no nos deja caídos (Sal_55:22, Pro_24:16)
• Lo mismo necesitamos hacer nosotros en las situaciones difíciles que nos toca enfrentar:
• Reconocer:
• Que lo que nos sucede es el resultado de nuestras malas decisiones, errores, fallas y/o pecados del pasado (ya sea reciente o anterior) (Gal_6:7-8), los recordemos o no.
• Que en Dios no hay ninguna injusticia, y que aunque no entendamos, ello es necesario para llevarnos precisamente al arrepentimiento, la confesión y el reconocimiento de la Justicia y de la Misericordia de Dios (1Jn_4:8, Sal_19:12, Pro_14:12).
• Que en el Señor, tenemos perdón en todo tiempo (Sal_6:9-10) y victoria sobre toda situación (Rom_8:31-39, 1Pe_5:8-10, 1Pe_1:5-9, Sal_23:4-6).
Cuando la Biblia nos enseña que la paga del pecado es muerte (Rom_6:23), aunque muchos no lo entiendan o no lo crean, así es.
• Algunos pueden pensar de esa manera porque el justo juicio de Dios sobre nuestros pecados (y/o fallas, errores, malas decisiones, fracasos, etc., Pro_14:12), no se manifiesta inmediatamente o pronto, y por ello no van a cosechar lo que sembraron.
• Pero ello es un pensamiento equivocado (Sal_59:7, Sal_64:2-8, Sal_73:11-19).
• Lo que sucede es que Dios les da un tiempo prudencial para que se arrepientan (2Pe_3:9, Exo_34:6, Num_14:18).
• La "muerte" con consecuencia del pecado viene a nuestras vidas de diferentes formas y gradualmente:
• Primero, separación de Dios (Isa_59:2) (muerte espiritual).
• Segundo, malestar, dolor y/o enfermedad emocional, emociones negativas (turbación, angustia, Sal_64:3, Sal_64:7).
• Tercero, malestar, dolor y/o enfermedad física (Sal_64:2) (muerte emocional).
• Nota: algunas veces el malestar emocional aparece primero y después la enfermedad física, o a veces es al revés, o ambas juntas (en este caso, el orden de los factores no altera el resultado, Sal_32:3-5).
• Cuarto, la muerte eterna (si no hay arrepentimiento).
• En cuanto a los hijos de Dios, si no nos arrepentimos, en lugar de la muerte, a lo que nos enfrentaremos será a la disciplina del Señor (Heb_12:5-11).
• Una disciplina que gradualmente se irá incrementando (de la reprensión al castigo, y del castigo a la disciplina), que puede implicar incluso la muerte para que por lo menos nuestra espíritu sea salvo (1Co_5:5).
En este salmo, como en muchos otros, los hijos de Dios también encontramos la seguridad en la respuesta de Dios a nuestras oraciones (Pro_15:8), independientemente de la gravedad de la situación a la cual nos enfrentemos (Sal_6:1-2 y Sal_6:8-10) y no solo en situaciones de gravedad, como en el presente salmo, sino en toda situación (Heb_4:16).
• Podemos estar seguros que Dios, nuestro Padre, escucha nuestras oraciones (¨Pro_15:8)
• Por lo mismo, también podemos estar seguros de que Dios las responderá (Heb_11:1, Heb_11:6) de la mejor manera para nuestra conveniencia (aunque no sea como nosotros quisiéramos) (Jer_29:11, Pro_4:18).
• Si (Mat_7:7).
• Si, pero todavía no (Ecl_3:11).
• No, porque Él tiene algo mejor para nosotros (1Jn_5:14, Rom_12:2)
Finalmente el salmista pide que todos sus enemigos (y en el caso nuestro, los nuestros) huyan deshonrados, aterrorizados y avergonzados.
• Y eso precisamente es lo que hace nuestro Padre al momento en el que nos libra de todas esas situaciones difíciles, contrarias, dolorosas, etc. (Sal_23:4-6).
• Nuestros enemigos, en última instancia, no son las personas, sino los espíritus de mal que los guían a hacernos daño, cuando el daño viene a través de una persona.
• Recordemos que nuestra lucha no es contra las personas sino contra huestes espirituales de maldad (Efe_6:12).
• De tal manera que los que huirán avergonzados, nuestros angustiadores, son los demonios.
Recordemos:
• Cuando estemos pasando situaciones difíciles, no nos angustiemos, afanemos o peleemos con Dios.
• Mejor ir con Él, y por medio de Su Espíritu Santo indagar que es lo que está sucediendo:
• Una prueba.
• En este caso necesitamos fortalecernos en Él y en el poder de Su Fuerza (Su Palabra y Su Espíritu Santo).
• Una consecuencia
• En este caso necesitamos arrepentirnos, confesar nuestro pecado, pedirle perdón al Señor y enderezar nuestros caminos a Su Voluntad.
• Y en ambos casos, no importa el nivel de la dificultad, el tiempo que dure la situación, el tamaño de los enemigos espirituales que tengamos que enfrentar, saldremos, por Su Gracia, vencedores (1Jn_3:8, 1Jn_4:4, Rom_8:35-39) porque Él no es solo nuestro Dios, es nuestro Pastor y es nuestro Padre (nuestro Redentor y Rescatador).
06
Sep
2023