La Novia de Cristo (la Iglesia).
AMAR A LA IGLESIA.
(Comunión).
La Iglesia es la novia de Cristo y futura esposa (Efe_5.25-27)(Apo_19:7-8).
• En lo natural, a ninguna persona le gusta que alguien dañe a quienes ama.
• Lo natural, lo que se ve, es hecho de lo que no se ve.
• De manera que en lo espiritual a Jesús tampoco le gusta que alguien dañe a quién Él ama, a Su Iglesia y a Sus hermanos (los hijos de Dios) (Zac_2:8).
Por ello, amar a Jesús implica amar a Su Iglesia que Él considera valiosa y la compró al precio de Su Sangre, además que la ama con amor infinito (Efe_3:18) y con amor eterno (Jer_31:3).
• La Iglesia es lo más valioso para Dios en la tierra.
• Decir que amo a Jesús y no amar Su Palabra (Él es la Palabra encarnada, Jua_1:1, Jua_1:14) y tampoco amar Su Iglesia (es Su Cuerpo, Su Novia, Su futura Esposa y un mandamiento de Su Palabra) es una incongruencia total.
• Por ello necesitamos cuidar de Su Iglesia (de la cual, además, somos parte, somos la Iglesia, 1Co_12:13, 1 Co:12:18).
• Ello implica cuidarla y protegerla del daño devastador que causa la división, los conflictos no resueltos, la falta de armonía, las disensiones, la calumnia, el chisme, la acusación, la condenación, etc. (Efe_4:3).
La unidad es el alma de la comunión en la Iglesia. Es la esencia de cómo Dios y Jesús quieren que experimentemos juntos la vida.
• La unidad de la Iglesia es tan importante para Cristo que fue el último mensaje que les dio a Sus discípulos en la Última Cena, antes de ser hecho prisionero e ir a la Cruz (Jua_17:20-23).
• La unidad es la manifestación hacia el mundo del amor de Cristo (Jua_17:23).
• La unidad que es el fruto del amor es la forma como nos conocerá el mundo como discípulos de Cristo (Jua_13:35).
• La falta de unidad es algo serio para Cristo (1Co_11:18-19, 1Co_11:29-30).
¿Cómo cuidar la unidad de la Iglesia?
• Enfocándonos en lo que tenemos en común.
• Como creyentes compartimos muchas cosas (un Padre, un Salvador, un mismo Espíritu Santo, un Cuerpo, un propósito, una esperanza, un mismo futuro, una misma familia, una fe, un bautismo, un mismo amor, etc.).
• Son muchas cosas en común, muy relevantes, con peso eterno, y con mayor importancia y relevancia que las cosas que nos pueden diferenciar.
• Nuestras diferencias Dios las ha diseñado y permitido con diferentes propósitos:
• Suplir nuestras limitaciones (Ecl_4:9-12).
• Aprender a valorar, amar y respetar las diferencias.
• Pasar por encima de las diferencias para madurar en el amor al prójimo.
• Buscar la unidad no la uniformidad (Mat_25:15).
• No dándole mayor valor a nuestras diferencias.
• Los conflictos son una señal de que estamos poniendo la mirada más en las diferencias que en las cosas en común, que estamos dándole más importancia a lo trivial que a lo esencial (2Ti_2:23).
• Surgen porque estamos dirigiendo la mirada hacia las personalidades, las preferencias, las interpretaciones, los estilos y/o los métodos.
• Ello no significa pasar por alto los errores doctrinales, las blasfemias o las apostasías.
• Esas cosas necesitamos corregirlas con amor, con mansedumbre, no con divisiones ni con conflictos (Gal_6:1-2).
• Ser realistas en cuanto a nuestro entendimiento de la iglesia.
• La Iglesia nunca será perfecta mientras esté en la tierra. Está formada por personas imperfectas en proceso de perfeccionamiento pero cuyo perfeccionamiento total ocurrirá hasta que nos presentemos delante del Señor después de que termine nuestra vida terrenal (Fil_1:6).
• Cometemos errores, tomamos malas decisiones, pecamos, fracasamos, etc.
• Por ello necesitamos amar a la Iglesia (y a los hermanos) a pesar de sus imperfecciones.
• Las imperfecciones de unos son instrumentos de perfeccionamiento para los otros (Pro_27:17).
• Estamos siendo edificados como un templo santo para el Señor (Efe_2:21)(1Pe_2:5).
• En la antigüedad, cuando se edificó el templo, las piedras se pulían con otras piedras, no podía hacerse con herramientas por mandamiento del Señor (Exo_20:25).
• Animar más que criticar.
• Siempre es más fácil criticar que comprometerse. Pero el camino del amor a los hermanos y a la iglesia es el compromiso, no la crítica.
• Cuando juzgamos a otros creyentes, pasan cuatro cosas inmediatamente:
• Perdemos nuestra comunión con Dios (en el fondo estamos juzgando a Dios por hacer a la otra persona de la forma como la hizo, o por permitir que diga o haga lo que dice o hace).
• Sacamos a relucir nuestro orgullo y arrogancia (¿quién nos erigió como jueces? Nos autonombramos, nos consideramos superiores a los demás, Mat_7:3-5).
• Nos colocamos bajo el juicio de Dios (Mat_7:1)(Luc_6:37)(Gal_6:7-8).
• Dañamos la comunión de la Iglesia (Stg_4:11).
• No escuchar chismes ni murmuraciones.
• Chismear y/o murmurar es divulgar una información cuando ni somos parte del problema ni de la solución desacreditando a una persona (Num_14:36).
• Chismear y/o murmurar está mal (es una obra de la carne, Rom_1:30, Jud_1:16).
• Pero también está mal escucharlos. Es como aceptar algo robado (nos convierte en cómplices y por ende en culpables del delito) (Pro_17:4)(Jud_1:19).
• Solucionar los conflictos de acuerdo a como Dios nos lo enseña en Su Palabra (Mat_18:15-17).
• Cuando surgen los conflictos también surge la tentación de quejarnos con un tercero en lugar de enfrentar el asunto con valentía, verdad y amor con la persona con quién tenemos el conflicto.
• Enfrentar el conflicto en privado siempre es el primer paso para la solución.
• Si ello no resulta, el paso siguiente es pedir la ayuda de uno o dos hermanos más (testigos) para confirmar el problema e intentar solucionarlo.
• Si después de ello no hay solución entonces necesitamos recurrir a las autoridades de la Iglesia para que determinen que es lo procedente.
• Apoyar a las autoridades puestas por Dios en la congregación.
• No hay autoridades en la Iglesia (ministros, servidores) perfectas, pero Dios les da la responsabilidad y la autoridad para mantener la unidad de la Iglesia. Tienen la responsabilidad de:
• Actuar como mediadores entre miembros lastimados.
• Intentar que todos estén en paz (algo que ni siquiera Jesús pudo lograr).
• Rendir cuentas de como velaron por las personas dadas a su cuidado (Heb_13:17).
• Además de las asignaciones propias de su posición.
• A cambio de todo ello, los que están bajo su autoridad necesitan seguirlos a ellos.
• Cada uno dará cuentas a Dios de cómo se sujetaron (obedecieron, honraron, amaron) a sus ministros y servidores (Heb_13:17)(Rom_13:1-2).
• Por todo lo anterior los ministros y servidores de nuestras iglesias locales necesitan las oraciones, el estímulo, el aprecio y el amor de todos los que están bajo su cuidado (1Ts_5:12-13).
Nuestro desafío:
• Aceptar la responsabilidad de proteger y promover la unidad en nuestra iglesia local y en toda la iglesia en general (Heb_12:14).
• No siempre será fácil.
• Necesitaremos hacer lo que es mejor para el Cuerpo, no para nosotros (Fil_2:4).
Por eso Dios nos ha puesto en la familia de una iglesia local: para aprender a no ser egoístas (Jua_3:30, Mat_16:24-26).
(Comunión).
La Iglesia es la novia de Cristo y futura esposa (Efe_5.25-27)(Apo_19:7-8).
• En lo natural, a ninguna persona le gusta que alguien dañe a quienes ama.
• Lo natural, lo que se ve, es hecho de lo que no se ve.
• De manera que en lo espiritual a Jesús tampoco le gusta que alguien dañe a quién Él ama, a Su Iglesia y a Sus hermanos (los hijos de Dios) (Zac_2:8).
Por ello, amar a Jesús implica amar a Su Iglesia que Él considera valiosa y la compró al precio de Su Sangre, además que la ama con amor infinito (Efe_3:18) y con amor eterno (Jer_31:3).
• La Iglesia es lo más valioso para Dios en la tierra.
• Decir que amo a Jesús y no amar Su Palabra (Él es la Palabra encarnada, Jua_1:1, Jua_1:14) y tampoco amar Su Iglesia (es Su Cuerpo, Su Novia, Su futura Esposa y un mandamiento de Su Palabra) es una incongruencia total.
• Por ello necesitamos cuidar de Su Iglesia (de la cual, además, somos parte, somos la Iglesia, 1Co_12:13, 1 Co:12:18).
• Ello implica cuidarla y protegerla del daño devastador que causa la división, los conflictos no resueltos, la falta de armonía, las disensiones, la calumnia, el chisme, la acusación, la condenación, etc. (Efe_4:3).
La unidad es el alma de la comunión en la Iglesia. Es la esencia de cómo Dios y Jesús quieren que experimentemos juntos la vida.
• La unidad de la Iglesia es tan importante para Cristo que fue el último mensaje que les dio a Sus discípulos en la Última Cena, antes de ser hecho prisionero e ir a la Cruz (Jua_17:20-23).
• La unidad es la manifestación hacia el mundo del amor de Cristo (Jua_17:23).
• La unidad que es el fruto del amor es la forma como nos conocerá el mundo como discípulos de Cristo (Jua_13:35).
• La falta de unidad es algo serio para Cristo (1Co_11:18-19, 1Co_11:29-30).
¿Cómo cuidar la unidad de la Iglesia?
• Enfocándonos en lo que tenemos en común.
• Como creyentes compartimos muchas cosas (un Padre, un Salvador, un mismo Espíritu Santo, un Cuerpo, un propósito, una esperanza, un mismo futuro, una misma familia, una fe, un bautismo, un mismo amor, etc.).
• Son muchas cosas en común, muy relevantes, con peso eterno, y con mayor importancia y relevancia que las cosas que nos pueden diferenciar.
• Nuestras diferencias Dios las ha diseñado y permitido con diferentes propósitos:
• Suplir nuestras limitaciones (Ecl_4:9-12).
• Aprender a valorar, amar y respetar las diferencias.
• Pasar por encima de las diferencias para madurar en el amor al prójimo.
• Buscar la unidad no la uniformidad (Mat_25:15).
• No dándole mayor valor a nuestras diferencias.
• Los conflictos son una señal de que estamos poniendo la mirada más en las diferencias que en las cosas en común, que estamos dándole más importancia a lo trivial que a lo esencial (2Ti_2:23).
• Surgen porque estamos dirigiendo la mirada hacia las personalidades, las preferencias, las interpretaciones, los estilos y/o los métodos.
• Ello no significa pasar por alto los errores doctrinales, las blasfemias o las apostasías.
• Esas cosas necesitamos corregirlas con amor, con mansedumbre, no con divisiones ni con conflictos (Gal_6:1-2).
• Ser realistas en cuanto a nuestro entendimiento de la iglesia.
• La Iglesia nunca será perfecta mientras esté en la tierra. Está formada por personas imperfectas en proceso de perfeccionamiento pero cuyo perfeccionamiento total ocurrirá hasta que nos presentemos delante del Señor después de que termine nuestra vida terrenal (Fil_1:6).
• Cometemos errores, tomamos malas decisiones, pecamos, fracasamos, etc.
• Por ello necesitamos amar a la Iglesia (y a los hermanos) a pesar de sus imperfecciones.
• Las imperfecciones de unos son instrumentos de perfeccionamiento para los otros (Pro_27:17).
• Estamos siendo edificados como un templo santo para el Señor (Efe_2:21)(1Pe_2:5).
• En la antigüedad, cuando se edificó el templo, las piedras se pulían con otras piedras, no podía hacerse con herramientas por mandamiento del Señor (Exo_20:25).
• Animar más que criticar.
• Siempre es más fácil criticar que comprometerse. Pero el camino del amor a los hermanos y a la iglesia es el compromiso, no la crítica.
• Cuando juzgamos a otros creyentes, pasan cuatro cosas inmediatamente:
• Perdemos nuestra comunión con Dios (en el fondo estamos juzgando a Dios por hacer a la otra persona de la forma como la hizo, o por permitir que diga o haga lo que dice o hace).
• Sacamos a relucir nuestro orgullo y arrogancia (¿quién nos erigió como jueces? Nos autonombramos, nos consideramos superiores a los demás, Mat_7:3-5).
• Nos colocamos bajo el juicio de Dios (Mat_7:1)(Luc_6:37)(Gal_6:7-8).
• Dañamos la comunión de la Iglesia (Stg_4:11).
• No escuchar chismes ni murmuraciones.
• Chismear y/o murmurar es divulgar una información cuando ni somos parte del problema ni de la solución desacreditando a una persona (Num_14:36).
• Chismear y/o murmurar está mal (es una obra de la carne, Rom_1:30, Jud_1:16).
• Pero también está mal escucharlos. Es como aceptar algo robado (nos convierte en cómplices y por ende en culpables del delito) (Pro_17:4)(Jud_1:19).
• Solucionar los conflictos de acuerdo a como Dios nos lo enseña en Su Palabra (Mat_18:15-17).
• Cuando surgen los conflictos también surge la tentación de quejarnos con un tercero en lugar de enfrentar el asunto con valentía, verdad y amor con la persona con quién tenemos el conflicto.
• Enfrentar el conflicto en privado siempre es el primer paso para la solución.
• Si ello no resulta, el paso siguiente es pedir la ayuda de uno o dos hermanos más (testigos) para confirmar el problema e intentar solucionarlo.
• Si después de ello no hay solución entonces necesitamos recurrir a las autoridades de la Iglesia para que determinen que es lo procedente.
• Apoyar a las autoridades puestas por Dios en la congregación.
• No hay autoridades en la Iglesia (ministros, servidores) perfectas, pero Dios les da la responsabilidad y la autoridad para mantener la unidad de la Iglesia. Tienen la responsabilidad de:
• Actuar como mediadores entre miembros lastimados.
• Intentar que todos estén en paz (algo que ni siquiera Jesús pudo lograr).
• Rendir cuentas de como velaron por las personas dadas a su cuidado (Heb_13:17).
• Además de las asignaciones propias de su posición.
• A cambio de todo ello, los que están bajo su autoridad necesitan seguirlos a ellos.
• Cada uno dará cuentas a Dios de cómo se sujetaron (obedecieron, honraron, amaron) a sus ministros y servidores (Heb_13:17)(Rom_13:1-2).
• Por todo lo anterior los ministros y servidores de nuestras iglesias locales necesitan las oraciones, el estímulo, el aprecio y el amor de todos los que están bajo su cuidado (1Ts_5:12-13).
Nuestro desafío:
• Aceptar la responsabilidad de proteger y promover la unidad en nuestra iglesia local y en toda la iglesia en general (Heb_12:14).
• No siempre será fácil.
• Necesitaremos hacer lo que es mejor para el Cuerpo, no para nosotros (Fil_2:4).
Por eso Dios nos ha puesto en la familia de una iglesia local: para aprender a no ser egoístas (Jua_3:30, Mat_16:24-26).
12
Oct
2023