La diferencia entre un creyente y un discípulo.
ENSEÑANZA No. 1.
LA DIFERENCIA ENTRE UN CREYENTE Y UN DISCÍPULO.
Objetivos de la enseñanza.
Conocer la diferencia entre oyentes, creyentes, discípulos y amigos de Dios.
Establecer que no es lo mismo ser un creyente que un discípulo.
Dejar claramente establecido en la mente de cada creyente que lo que Dios espera de él es que se convierta en un discípulo de El.
Motivar a cada persona en Cristo a convertirse en un discípulo de Cristo.
Introducción.
“En medio de la congregación de los santos hay cuatro tipos de personas entre las que debes ubicarte: Oyentes los que por ir a la iglesia sienten limpia su conciencia y sigue su vida sin cambio, están fuera del tabernáculo pero con esperanza; Creyentes los que empiezan a poner por obra la Palabra que escuchan están en figura en el atrio; Discípulos los que se comprometen con el Señor en la obra de la Iglesia de Cristo habitan en el lugar Santo y entran al lugar Santísimo; los amigos de Dios son los que están en el lugar Santísimo.” (Sergio Guillermo Enríquez Oliva.)
Diferencia entre el creyente y el discípulo
Todo discípulo es un creyente, pero no todo creyente es un discípulo.
El creyente suele esperar panes y peces; el discípulo es un pescador (Mat 4.19, Mar 1.17).
El creyente lucha por crecer; el discípulo por reproducirse (2 Tim 2:2).
El creyente se gana; el discípulo se hace (Mat 28:19).
El creyente depende en gran parte de los pechos de la madre: el pastor; el discípulo está
destetado para servir. (1 Samuel 1:23-24).
El creyente gusta del halago; el discípulo del sacrificio vivo (Rom 12:1).
El creyente entrega parte de sus ganancias, el discípulo entrega parte de su vida (Luc 14:33).
El creyente puede caer en la rutina, el discípulo es revolucionario (Mat 13:33, Rom 8:19-21).
El creyente busca que le animen; el discípulo procura animar (Gal 6:1).
El creyente espera que le asignen tarea; el discípulo es solícito en asumir responsabilidades (Mar 10:42-45).
El creyente murmura y reclama; el discípulo obedece y se niega a sí mismo (Mat 16:24).
El creyente suele ser condicionado por las circunstancias; el discípulo aprovecha las circunstancias para ejercer su fe (1 Ped 1:7).
El creyente reclama que le visiten; el discípulo visita (Mat 28.19).
El creyente busca en la Palabra promesas para su vida; el discípulo busca vida para cumplir las promesas de la Palabra (Jos 1:6-9, 2 Tim 2:1).
El creyente es yo; el discípulo es ellos (Fil 2:3).
El creyente se sienta para adorar; el discípulo lo anda adorando (Jn 4:23).
El creyente pertenece a una institución; el discípulo es una institución el mismo ((Mat 5:13-16).
En el creyente la unión del Espíritu Santo es confirmación y meta; en el discípulo es medio para lograr la meta de ser testigo eficaz a toda criatura (Hch 1:8, Luc 4:18-19).
El creyente vale para sumar; el discípulo para multiplicar (2 Tim 2:2).
Los creyentes aumentan la comunidad; los discípulos aumentan las comunidades (Hch 2:41-47).
Los discípulos de la iglesia primitiva trastornaron el mundo; los creyentes del siglo XX están trastornados por el mundo (Apo 3:14-22, Jer 15:19).
Los creyentes esperan milagros; los discípulos obran milagros (Mar 16:15-18).
El creyente es un ahorro; el discípulos una inversión (2 Tim 2:2).
Los creyentes destacan llenando el templo; los discípulos se hacen para conquistar el mundo (Rom 8:19-21).
Los creyentes suelen ser fuertes como soldados acuartelados; los discípulos son soldados invasores (Efe 6:10-18, 2 Cor 10:4-6).
El creyente cuida de las estacas de su tienda; el discípulo ensancha el sitio de su cabaña (Isa 54:2).
El creyente hace hábito; el discípulo rompe los moldes (Hch 17:6, Rom 12:2).
El creyente sueña con la iglesia ideal; el discípulo se entrega para lograr la iglesia real (Efe 4:11-16).
La meta del creyente es ganar el cielo; la meta del discípulo es ganar almas para el cielo (Prov 11:30).
El creyente maduro se hace discípulo; el discípulo maduro asume los ministerios del cuerpo (Efe 4:11-16, 1 Cor 12).
El creyente necesita de campañas para animarse; el discípulo vive en campaña porque está animado (2 Cor 10:4-6).
El creyente espera un avivamiento; el discípulo es parte de él (Hch 4:29).
El creyente agoniza sin morir; el discípulo muere y resucita para dar vida (Jn 12:24).
El creyente aislado de su congregación se lamenta de no tener ambiente; el discípulo crea ambiente para formar una congregación (Hch 20:31).
Al creyente se le promete una almohada; al discípulo una cruz (Mat 10:38).
El creyente es socio; el discípulo es siervo (Mar 10:42-45).
El creyente se enreda con la cizaña; el discípulo supera las escaramuzas del diablo y no se deja confundir ((2 Cor 10:4-6).
El creyente es espiga; el discípulo es grano lleno en la espiga (Jn 12:24).
El creyente es “ojalá”; el discípulo es “Heme aquí.” (Isa 6:8).
El creyente, quizá predica el Evangelio; el discípulo hace discípulos (Mat 28:19-20).
El creyente espera recompensa para dar; el discípulo es recompensado cuando da (Luc 6:38).
El creyente es pastoreado como oveja; el discípulo apacienta los corderos (1 Ped 5:1-2).
El creyente recibió la salvación por la cruz de Cristo; el discípulo toma su cruz cada día y sigue a Cristo (Mat 10.38).
El creyente espera que oren por él; el discípulo ora por los demás (Efe 6:18).
El creyente se congrega para encontrar al Señor; el discípulo trae la presencia del Espíritu del Señor (Efe 5:18, Heb 2:4).
Al creyente le es predicada la salvación por la Sangre de Cristo; el discípulo toma la Santa Cena y anuncia a las potestades de los aires la victoria de Cristo en él, para gloria de Dios. (Efe 3:10).
El creyente sigue intentando limpiarse para ser digno de Dios; El discípulo no se mira más y obra en la fe de que Cristo le ha limpiado. (Gal 5:6).
El creyente espera que le interpreten las escrituras; el discípulo conoce al Señor y habla de él (Hch 19:8).
El creyente no se trata con miembros de las diferentes denominaciones; el discípulo se hace como los demás para ganar a algunos de ellos para Dios (1 Cor 9:20).
El creyente busca consejos de los demás para tomar una decisión; el discípulo ora a Dios, lee la Palabra y en fe toma una decisión (Rom 8:14).
El creyente espera que el mundo se perfeccione; el discípulo sabe que este no es el Reino de Dios y espera su venida (1 Cor 1:7).
Fuente: http://www.jesucristo.net/ con citas agregadas por Ministerio Reyes y Sacerdotes (www.reyesysacerdotes.net).
Preguntas para auto-evaluación.
¿Soy un oyente, un creyente, un discípulo, o un amigo de Dios?
¿Qué quiero ser en Cristo?
¿Estoy dispuesto a pagar el precio para llegar a ser lo que quiero en Cristo?
LA DIFERENCIA ENTRE UN CREYENTE Y UN DISCÍPULO.
Objetivos de la enseñanza.
Conocer la diferencia entre oyentes, creyentes, discípulos y amigos de Dios.
Establecer que no es lo mismo ser un creyente que un discípulo.
Dejar claramente establecido en la mente de cada creyente que lo que Dios espera de él es que se convierta en un discípulo de El.
Motivar a cada persona en Cristo a convertirse en un discípulo de Cristo.
Introducción.
“En medio de la congregación de los santos hay cuatro tipos de personas entre las que debes ubicarte: Oyentes los que por ir a la iglesia sienten limpia su conciencia y sigue su vida sin cambio, están fuera del tabernáculo pero con esperanza; Creyentes los que empiezan a poner por obra la Palabra que escuchan están en figura en el atrio; Discípulos los que se comprometen con el Señor en la obra de la Iglesia de Cristo habitan en el lugar Santo y entran al lugar Santísimo; los amigos de Dios son los que están en el lugar Santísimo.” (Sergio Guillermo Enríquez Oliva.)
Diferencia entre el creyente y el discípulo
Todo discípulo es un creyente, pero no todo creyente es un discípulo.
El creyente suele esperar panes y peces; el discípulo es un pescador (Mat 4.19, Mar 1.17).
El creyente lucha por crecer; el discípulo por reproducirse (2 Tim 2:2).
El creyente se gana; el discípulo se hace (Mat 28:19).
El creyente depende en gran parte de los pechos de la madre: el pastor; el discípulo está
destetado para servir. (1 Samuel 1:23-24).
El creyente gusta del halago; el discípulo del sacrificio vivo (Rom 12:1).
El creyente entrega parte de sus ganancias, el discípulo entrega parte de su vida (Luc 14:33).
El creyente puede caer en la rutina, el discípulo es revolucionario (Mat 13:33, Rom 8:19-21).
El creyente busca que le animen; el discípulo procura animar (Gal 6:1).
El creyente espera que le asignen tarea; el discípulo es solícito en asumir responsabilidades (Mar 10:42-45).
El creyente murmura y reclama; el discípulo obedece y se niega a sí mismo (Mat 16:24).
El creyente suele ser condicionado por las circunstancias; el discípulo aprovecha las circunstancias para ejercer su fe (1 Ped 1:7).
El creyente reclama que le visiten; el discípulo visita (Mat 28.19).
El creyente busca en la Palabra promesas para su vida; el discípulo busca vida para cumplir las promesas de la Palabra (Jos 1:6-9, 2 Tim 2:1).
El creyente es yo; el discípulo es ellos (Fil 2:3).
El creyente se sienta para adorar; el discípulo lo anda adorando (Jn 4:23).
El creyente pertenece a una institución; el discípulo es una institución el mismo ((Mat 5:13-16).
En el creyente la unión del Espíritu Santo es confirmación y meta; en el discípulo es medio para lograr la meta de ser testigo eficaz a toda criatura (Hch 1:8, Luc 4:18-19).
El creyente vale para sumar; el discípulo para multiplicar (2 Tim 2:2).
Los creyentes aumentan la comunidad; los discípulos aumentan las comunidades (Hch 2:41-47).
Los discípulos de la iglesia primitiva trastornaron el mundo; los creyentes del siglo XX están trastornados por el mundo (Apo 3:14-22, Jer 15:19).
Los creyentes esperan milagros; los discípulos obran milagros (Mar 16:15-18).
El creyente es un ahorro; el discípulos una inversión (2 Tim 2:2).
Los creyentes destacan llenando el templo; los discípulos se hacen para conquistar el mundo (Rom 8:19-21).
Los creyentes suelen ser fuertes como soldados acuartelados; los discípulos son soldados invasores (Efe 6:10-18, 2 Cor 10:4-6).
El creyente cuida de las estacas de su tienda; el discípulo ensancha el sitio de su cabaña (Isa 54:2).
El creyente hace hábito; el discípulo rompe los moldes (Hch 17:6, Rom 12:2).
El creyente sueña con la iglesia ideal; el discípulo se entrega para lograr la iglesia real (Efe 4:11-16).
La meta del creyente es ganar el cielo; la meta del discípulo es ganar almas para el cielo (Prov 11:30).
El creyente maduro se hace discípulo; el discípulo maduro asume los ministerios del cuerpo (Efe 4:11-16, 1 Cor 12).
El creyente necesita de campañas para animarse; el discípulo vive en campaña porque está animado (2 Cor 10:4-6).
El creyente espera un avivamiento; el discípulo es parte de él (Hch 4:29).
El creyente agoniza sin morir; el discípulo muere y resucita para dar vida (Jn 12:24).
El creyente aislado de su congregación se lamenta de no tener ambiente; el discípulo crea ambiente para formar una congregación (Hch 20:31).
Al creyente se le promete una almohada; al discípulo una cruz (Mat 10:38).
El creyente es socio; el discípulo es siervo (Mar 10:42-45).
El creyente se enreda con la cizaña; el discípulo supera las escaramuzas del diablo y no se deja confundir ((2 Cor 10:4-6).
El creyente es espiga; el discípulo es grano lleno en la espiga (Jn 12:24).
El creyente es “ojalá”; el discípulo es “Heme aquí.” (Isa 6:8).
El creyente, quizá predica el Evangelio; el discípulo hace discípulos (Mat 28:19-20).
El creyente espera recompensa para dar; el discípulo es recompensado cuando da (Luc 6:38).
El creyente es pastoreado como oveja; el discípulo apacienta los corderos (1 Ped 5:1-2).
El creyente recibió la salvación por la cruz de Cristo; el discípulo toma su cruz cada día y sigue a Cristo (Mat 10.38).
El creyente espera que oren por él; el discípulo ora por los demás (Efe 6:18).
El creyente se congrega para encontrar al Señor; el discípulo trae la presencia del Espíritu del Señor (Efe 5:18, Heb 2:4).
Al creyente le es predicada la salvación por la Sangre de Cristo; el discípulo toma la Santa Cena y anuncia a las potestades de los aires la victoria de Cristo en él, para gloria de Dios. (Efe 3:10).
El creyente sigue intentando limpiarse para ser digno de Dios; El discípulo no se mira más y obra en la fe de que Cristo le ha limpiado. (Gal 5:6).
El creyente espera que le interpreten las escrituras; el discípulo conoce al Señor y habla de él (Hch 19:8).
El creyente no se trata con miembros de las diferentes denominaciones; el discípulo se hace como los demás para ganar a algunos de ellos para Dios (1 Cor 9:20).
El creyente busca consejos de los demás para tomar una decisión; el discípulo ora a Dios, lee la Palabra y en fe toma una decisión (Rom 8:14).
El creyente espera que el mundo se perfeccione; el discípulo sabe que este no es el Reino de Dios y espera su venida (1 Cor 1:7).
Fuente: http://www.jesucristo.net/ con citas agregadas por Ministerio Reyes y Sacerdotes (www.reyesysacerdotes.net).
Preguntas para auto-evaluación.
¿Soy un oyente, un creyente, un discípulo, o un amigo de Dios?
¿Qué quiero ser en Cristo?
¿Estoy dispuesto a pagar el precio para llegar a ser lo que quiero en Cristo?
22
Dic
2008