Los diferentes aspectos involucrados en nuestra salvación.
SALVACIÓN, EXPIACIÓN, REDENCIÓN Y JUSTIFICACIÓN.
La salvación que tenemos en Cristo Jesús, para la mayoría de los creyentes, es un hecho insuficientemente conocido y valorado, tomado muy a la ligera, sin el conocimiento de todas sus implicaciones.
• Para comenzar, veamos las siguientes Escrituras: (Exo_34:6-7, Isa_53:4-6, Isa_53:8, Isa_53:10-12).
La salvación, entonces, no implica solamente el perdón de los pecados porque el pecado implica raíces de las cuales deriva: la iniquidad y la rebelión.
• El pecado es la forma de manifestación de esas dos cosas, que están profundamente arraigadas en el corazón engañoso y perverso, no renovado, del ser humano.
¿Qué es la iniquidad?
• Todo aquello que no se amolda a la norma de excelencia moral de Dios y por ello es malo, perverso o inservible.
• Es la esencia de la maldad, de la injusticia, constante, con pleno conocimiento y sin arrepentimiento.
• Es la determinación voluntaria tomada en contra de las normas divinas, que se concreta en el pecado en cualquiera de sus manifestaciones.
• Es el poder espiritual activamente opuesto a Dios.
• En el caso de satanás: Isa_14:12-15.
• En el caso de los seres humanos: Gen_3:4-6, Jer_17:9.
¿Qué es la rebelión?:
• Es la actitud desafiante de negarse a obedecer y oponer resistencia a Dios.
• Su causa determinante es la iniquidad: orgullo, egoísmo, desacuerdo con el juicio de Dios, el deseo de librarse de la sujeción a Él.
• Implica un levantamiento con hostilidad contra Dios con el fin de derrocarlo (1Sa_15:22-23).
¿Qué es el pecado?
• Todo acto contrario al carácter, normas, caminos y voluntad de Dios, y/o que perjudica la relación de una persona con Él.
• Surge de la esencia de la maldad y de la actitud de desafío a Dios, que se manifiesta por:
• Palabras (Job_2:10; Sal_39:1).
• Hechos y/o acciones (Gal_5:19-21; 2Co_12:21).
• Omisiones (Núm_9:13; Stg_4:17).
• Actitudes impropias de la mente o el corazón (Pro_21:4; Rom_3:9-18; 2Pe_2:12-15).
• La falta de fe, la duda, la incredulidad, en cuanto a Dios, también son pecados pues en realidad presuponen falta de confianza en su capacidad de realizar lo que se propone, poner en duda Su Carácter y Su Hacer.
Jesús lo pagó todo, absolutamente todo, en favor de cada uno de nosotros, en la Cruz del Calvario: las iniquidades, las rebeliones y los pecados.
• Por lo mismo, la salvación implica más que el perdón de los pecados, y el acceso a la vida eterna cuando partamos de este mundo.
• Implica una transformación progresiva del corazón (nueva naturaleza), una transformación progresiva de nuestras actitudes (la renovación del alma) y una transformación progresiva de nuestras acciones (Jua_3:30, Mat_16:24, 2Co_3:18, Gal_2:20).
Para comprender la salvación en toda su magnitud e implicaciones necesitamos no solo conocer el alcance de los términos iniquidad, rebelión y pecado, sino también de salvación, redención, expiación y justificación.
La Salvación.
• La liberación de una situación de la cual el hombre no puede salir por sí mismo, a pesar de que se involucró en ella por sí mismo.
• Tiene que ver con la totalidad del hombre y con cada aspecto de su vida, de la misma manera que la iniquidad, la rebelión y el pecado son responsables de afectar cada aspecto de la vida humana (Sal_32:3-5, 1Ts_5:23).
• La salvación se origina en la gracia de Dios (un regalo inmerecido) de la que nos apropiamos por medio de la fe (otro regalo de la gracia de Dios inmerecida) (Efe_2:89-9, Rom_12:3).
• Y da como resultado nuestro involucramiento en una comunidad de pacto: la Iglesia, la familia de Dios, pues, aunque la salvación es individual, tiene efectos en lo colectivo (Jua_1:12, Hch_2:41, 1Co_12:13).
• La salvación tiene tres tiempos: pasado, presente y futuro (Tit_2:11-13, 2Co_5:17-21, 1Co_15:24-26, Fil_1:6).
• Es pasada en cuanto que fue obtenida por Cristo, para cada uno de nosotros, en la Cruz del Calvario, por Su Muerte y el derramamiento de Su Preciosa Sangre.
• Es presente, en cuanto que la recibimos por gracia por medio de la fe y vivimos sus efectos inmediatos en el presente.
• Es futura por cuanto sus efectos plenos los vamos experimentando más profundamente cada día hasta el día que alcancemos la plenitud de todo lo que ella implica cuando entremos en la eternidad futura, el día que nos presentemos delante del Señor y hayamos finalizado nuestra carrera aquí en la tierra.
• Cuando somos salvos, tenemos la seguridad de ella porque la victoria de la cruz asegura el perdón y la liberación del dominio del pecado (Efe_2:4-7, Rom_8:14-16).
• Nos capacita para encarar el futuro con confianza porque sabemos que somos aceptado en Cristo y hemos pasado de muerte a vida (Efe_1:6, Jua_5:24),
• El Espíritu Santo nos da el goce anticipado de la salvación plena del pecado, de la carne y de la muerte, siendo impulsados también por Él a vencer el pecado en el hoy y progresivamente ser santificados (Rom_8:4, Rom_8:23).
• La salvación implica otros tres hechos importantes que necesitamos conocer para entender, valorar y vivir plenamente la salvación que tenemos en Cristo Jesús: la justificación, la expiación y la redención.
La Justificación.
• Significa declarar inocente o justo, lo cual no quiere decir hacer justo.
• La justificación que hemos alcanzado en Cristo Jesús nos debe impulsar a vivir, ser, verdaderamente justos (Mat_6:33, Rom_12:1-2, Efe_4:22-24).
• El que ha sido justificado es aceptado en Cristo, donde goza tanto de una nueva posición como de una nueva vida (Efe_1:6, 2Co_5:17-21).
• El cristiano es justificado de cuatro maneras:
• Por la Gracia de Dios. Es una dádiva gratuita y totalmente inmerecida a la cual él nada contribuye (Rom_3:24).
• Un hecho que debería generar en nosotros un profundo y permanente agradecimiento.
• Esa justificación fue alcanzada por medio de la sangre de Cristo, la muerte expiatoria en la cruz (Rom_5:9).
• Un hecho que nos debería generar una profunda y permanente valoración acerca de la salvación que tenemos en Cristo.
• Es por medio de la fe. La fe no es la base de la justificación sino la manera de conseguirla (Rom_5:1, Heb_11:8).
• Y ello nos debería llevar a obedecer a Dios en todas las cosas.
• La necesidad de buenas obras como una evidencia de que el hombre está justificado (Stg_2:24, Mat_22:36-40, Jua_14:15, Mar_10:42-45).
• La aceptación para con Dios se evidencia en una vida transformada que manifiesta obras de amor a Dios (obediencia a sus mandamientos), al prójimo (servicio) y a nosotros mismos (obediencia).
La Expiación.
• Es el acto por el cual se pone remedio al pecado cometido y a las consecuencias negativas que se derivan de él:
• A la falta de amor, que es raíz del pecado.
• A la división o enemistad que se ha establecido entre Dios y el hombre por el mismo pecado.
• Cristo, en la Cruz, se comprometió voluntariamente con su propia ofrenda amorosa a compensar nuestras faltas. Todas nuestras faltas (pecados, rebeliones e iniquidad) fueron puestas sobre Él (Lev_1:4, Isa_53:6).
• Es fruto del amor de Dios y no la recompensa necesaria y debida por algún gesto realizado por el hombre.
• La expiación implica que Cristo llevó la culpa y sufrió las consecuencias de ella en Sí Mismo, en lugar de nosotros, y lo hizo por amor.
• Y ello debería comprometer nuestro amor para con Él de una manera permanente, continua, ilimitada (1Jn_1:4-9, Luc_7:47).
La Redención (pago del rescate).
• La acción con la cual Dios viene en socorro del hombre y lo libra de la culpa del pecado, entendido éste como el rechazo de la oferta divina de hacernos participar de Su vida.
• Implica el pago proporcional a la deuda, que se hace por la liberación de la persona que es sujeta de redención.
• En el caso de la redención de Dios a favor de nosotros, es el pago de la deuda que teníamos con Dios (la muerte) por la culpa del pecado, pago realizado por Cristo en la Cruz.
• La redención implica la entrega absoluta y definitiva de la Vida y Sangre de Cristo por nuestra vida, a pesar de que, como pecadores, fuimos sus enemigos, no opusimos a él pasiva y activamente muchas veces, a la vida que Él quería darnos.
• Significa estrictamente una “recompra” por el propietario original, lo cual da énfasis a una liberación costosa.
• El hombre no puede rescatar su propia vida porque su vida es de un precio demasiado grande (Sal_49:7-9).
• Por ello la iniciativa surgió de Dios y fue realizada por Dios en la persona de Jesucristo.
• Los seres humanos nos encontrábamos esclavizados por el pecado, y como tales, no nos interesaba en lo más mínimo rescatar nuestras vidas de la paga del pecado (que la intuíamos) y volvernos al Señor.
• Y no solo estábamos esclavizados del pecado sino también de dioses falsos y aún de la ley (Jua_8:34, Gal_4:1-8).
• Por nuestra liberación solo había un precio que se pudiera pagar: la muerte de un justo (que no tuviera pecado) y muriera por mi pecado (el injusto), y ese precio era la Vida y la Sangre Preciosa de Cristo (1Pe_1:18-19).
• Lo que no podíamos hacer por nosotros mismos, Cristo lo hizo a nuestro favor. Esta fue una transacción incalculablemente costosa.
Para los redimidos, el que nos compró es nuestro nuevo dueño, además de nuestro Dios y nuestro Padre, y nuestros cuerpos le pertenecen desde ya, aunque la redención final de ellos deba esperar para el futuro (1Co_6:19-20, Rom_8:23).
La salvación que tenemos en Cristo Jesús, para la mayoría de los creyentes, es un hecho insuficientemente conocido y valorado, tomado muy a la ligera, sin el conocimiento de todas sus implicaciones.
• Para comenzar, veamos las siguientes Escrituras: (Exo_34:6-7, Isa_53:4-6, Isa_53:8, Isa_53:10-12).
La salvación, entonces, no implica solamente el perdón de los pecados porque el pecado implica raíces de las cuales deriva: la iniquidad y la rebelión.
• El pecado es la forma de manifestación de esas dos cosas, que están profundamente arraigadas en el corazón engañoso y perverso, no renovado, del ser humano.
¿Qué es la iniquidad?
• Todo aquello que no se amolda a la norma de excelencia moral de Dios y por ello es malo, perverso o inservible.
• Es la esencia de la maldad, de la injusticia, constante, con pleno conocimiento y sin arrepentimiento.
• Es la determinación voluntaria tomada en contra de las normas divinas, que se concreta en el pecado en cualquiera de sus manifestaciones.
• Es el poder espiritual activamente opuesto a Dios.
• En el caso de satanás: Isa_14:12-15.
• En el caso de los seres humanos: Gen_3:4-6, Jer_17:9.
¿Qué es la rebelión?:
• Es la actitud desafiante de negarse a obedecer y oponer resistencia a Dios.
• Su causa determinante es la iniquidad: orgullo, egoísmo, desacuerdo con el juicio de Dios, el deseo de librarse de la sujeción a Él.
• Implica un levantamiento con hostilidad contra Dios con el fin de derrocarlo (1Sa_15:22-23).
¿Qué es el pecado?
• Todo acto contrario al carácter, normas, caminos y voluntad de Dios, y/o que perjudica la relación de una persona con Él.
• Surge de la esencia de la maldad y de la actitud de desafío a Dios, que se manifiesta por:
• Palabras (Job_2:10; Sal_39:1).
• Hechos y/o acciones (Gal_5:19-21; 2Co_12:21).
• Omisiones (Núm_9:13; Stg_4:17).
• Actitudes impropias de la mente o el corazón (Pro_21:4; Rom_3:9-18; 2Pe_2:12-15).
• La falta de fe, la duda, la incredulidad, en cuanto a Dios, también son pecados pues en realidad presuponen falta de confianza en su capacidad de realizar lo que se propone, poner en duda Su Carácter y Su Hacer.
Jesús lo pagó todo, absolutamente todo, en favor de cada uno de nosotros, en la Cruz del Calvario: las iniquidades, las rebeliones y los pecados.
• Por lo mismo, la salvación implica más que el perdón de los pecados, y el acceso a la vida eterna cuando partamos de este mundo.
• Implica una transformación progresiva del corazón (nueva naturaleza), una transformación progresiva de nuestras actitudes (la renovación del alma) y una transformación progresiva de nuestras acciones (Jua_3:30, Mat_16:24, 2Co_3:18, Gal_2:20).
Para comprender la salvación en toda su magnitud e implicaciones necesitamos no solo conocer el alcance de los términos iniquidad, rebelión y pecado, sino también de salvación, redención, expiación y justificación.
La Salvación.
• La liberación de una situación de la cual el hombre no puede salir por sí mismo, a pesar de que se involucró en ella por sí mismo.
• Tiene que ver con la totalidad del hombre y con cada aspecto de su vida, de la misma manera que la iniquidad, la rebelión y el pecado son responsables de afectar cada aspecto de la vida humana (Sal_32:3-5, 1Ts_5:23).
• La salvación se origina en la gracia de Dios (un regalo inmerecido) de la que nos apropiamos por medio de la fe (otro regalo de la gracia de Dios inmerecida) (Efe_2:89-9, Rom_12:3).
• Y da como resultado nuestro involucramiento en una comunidad de pacto: la Iglesia, la familia de Dios, pues, aunque la salvación es individual, tiene efectos en lo colectivo (Jua_1:12, Hch_2:41, 1Co_12:13).
• La salvación tiene tres tiempos: pasado, presente y futuro (Tit_2:11-13, 2Co_5:17-21, 1Co_15:24-26, Fil_1:6).
• Es pasada en cuanto que fue obtenida por Cristo, para cada uno de nosotros, en la Cruz del Calvario, por Su Muerte y el derramamiento de Su Preciosa Sangre.
• Es presente, en cuanto que la recibimos por gracia por medio de la fe y vivimos sus efectos inmediatos en el presente.
• Es futura por cuanto sus efectos plenos los vamos experimentando más profundamente cada día hasta el día que alcancemos la plenitud de todo lo que ella implica cuando entremos en la eternidad futura, el día que nos presentemos delante del Señor y hayamos finalizado nuestra carrera aquí en la tierra.
• Cuando somos salvos, tenemos la seguridad de ella porque la victoria de la cruz asegura el perdón y la liberación del dominio del pecado (Efe_2:4-7, Rom_8:14-16).
• Nos capacita para encarar el futuro con confianza porque sabemos que somos aceptado en Cristo y hemos pasado de muerte a vida (Efe_1:6, Jua_5:24),
• El Espíritu Santo nos da el goce anticipado de la salvación plena del pecado, de la carne y de la muerte, siendo impulsados también por Él a vencer el pecado en el hoy y progresivamente ser santificados (Rom_8:4, Rom_8:23).
• La salvación implica otros tres hechos importantes que necesitamos conocer para entender, valorar y vivir plenamente la salvación que tenemos en Cristo Jesús: la justificación, la expiación y la redención.
La Justificación.
• Significa declarar inocente o justo, lo cual no quiere decir hacer justo.
• La justificación que hemos alcanzado en Cristo Jesús nos debe impulsar a vivir, ser, verdaderamente justos (Mat_6:33, Rom_12:1-2, Efe_4:22-24).
• El que ha sido justificado es aceptado en Cristo, donde goza tanto de una nueva posición como de una nueva vida (Efe_1:6, 2Co_5:17-21).
• El cristiano es justificado de cuatro maneras:
• Por la Gracia de Dios. Es una dádiva gratuita y totalmente inmerecida a la cual él nada contribuye (Rom_3:24).
• Un hecho que debería generar en nosotros un profundo y permanente agradecimiento.
• Esa justificación fue alcanzada por medio de la sangre de Cristo, la muerte expiatoria en la cruz (Rom_5:9).
• Un hecho que nos debería generar una profunda y permanente valoración acerca de la salvación que tenemos en Cristo.
• Es por medio de la fe. La fe no es la base de la justificación sino la manera de conseguirla (Rom_5:1, Heb_11:8).
• Y ello nos debería llevar a obedecer a Dios en todas las cosas.
• La necesidad de buenas obras como una evidencia de que el hombre está justificado (Stg_2:24, Mat_22:36-40, Jua_14:15, Mar_10:42-45).
• La aceptación para con Dios se evidencia en una vida transformada que manifiesta obras de amor a Dios (obediencia a sus mandamientos), al prójimo (servicio) y a nosotros mismos (obediencia).
La Expiación.
• Es el acto por el cual se pone remedio al pecado cometido y a las consecuencias negativas que se derivan de él:
• A la falta de amor, que es raíz del pecado.
• A la división o enemistad que se ha establecido entre Dios y el hombre por el mismo pecado.
• Cristo, en la Cruz, se comprometió voluntariamente con su propia ofrenda amorosa a compensar nuestras faltas. Todas nuestras faltas (pecados, rebeliones e iniquidad) fueron puestas sobre Él (Lev_1:4, Isa_53:6).
• Es fruto del amor de Dios y no la recompensa necesaria y debida por algún gesto realizado por el hombre.
• La expiación implica que Cristo llevó la culpa y sufrió las consecuencias de ella en Sí Mismo, en lugar de nosotros, y lo hizo por amor.
• Y ello debería comprometer nuestro amor para con Él de una manera permanente, continua, ilimitada (1Jn_1:4-9, Luc_7:47).
La Redención (pago del rescate).
• La acción con la cual Dios viene en socorro del hombre y lo libra de la culpa del pecado, entendido éste como el rechazo de la oferta divina de hacernos participar de Su vida.
• Implica el pago proporcional a la deuda, que se hace por la liberación de la persona que es sujeta de redención.
• En el caso de la redención de Dios a favor de nosotros, es el pago de la deuda que teníamos con Dios (la muerte) por la culpa del pecado, pago realizado por Cristo en la Cruz.
• La redención implica la entrega absoluta y definitiva de la Vida y Sangre de Cristo por nuestra vida, a pesar de que, como pecadores, fuimos sus enemigos, no opusimos a él pasiva y activamente muchas veces, a la vida que Él quería darnos.
• Significa estrictamente una “recompra” por el propietario original, lo cual da énfasis a una liberación costosa.
• El hombre no puede rescatar su propia vida porque su vida es de un precio demasiado grande (Sal_49:7-9).
• Por ello la iniciativa surgió de Dios y fue realizada por Dios en la persona de Jesucristo.
• Los seres humanos nos encontrábamos esclavizados por el pecado, y como tales, no nos interesaba en lo más mínimo rescatar nuestras vidas de la paga del pecado (que la intuíamos) y volvernos al Señor.
• Y no solo estábamos esclavizados del pecado sino también de dioses falsos y aún de la ley (Jua_8:34, Gal_4:1-8).
• Por nuestra liberación solo había un precio que se pudiera pagar: la muerte de un justo (que no tuviera pecado) y muriera por mi pecado (el injusto), y ese precio era la Vida y la Sangre Preciosa de Cristo (1Pe_1:18-19).
• Lo que no podíamos hacer por nosotros mismos, Cristo lo hizo a nuestro favor. Esta fue una transacción incalculablemente costosa.
Para los redimidos, el que nos compró es nuestro nuevo dueño, además de nuestro Dios y nuestro Padre, y nuestros cuerpos le pertenecen desde ya, aunque la redención final de ellos deba esperar para el futuro (1Co_6:19-20, Rom_8:23).
27
Feb
2024