Estudio Bíblico

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La restauración de nuestro corazón.



RESTAURACIÓN DEL CORAZÓN.

Para nuestro Padre, como todo buen Padre, todo nuestro ser es importante para Él.
• Pero la Palabra nos enseña que hay algo muy importante en nuestro ser para Él, que tiene una importancia mayor que todo lo demás, y ello es nuestro corazón:
• Porque de Él mana la vida (Pro_4:23).
• Porque allí se define quienes en verdad somos nosotros (Pro_23:7).
• Porque allí es donde se define nuestro verdadero enfoque en la vida (1Sa_16:7, Mat_6:21, Mat_15:19).
• Porque de allí es donde surge la verdadera, la auténtica fe, la fe madura (Rom_10:10).
• Y es hacia allí a donde verdaderamente se dirige la Palabra (Heb_4:12).

Por ello, cuando venimos a la salvación, Dios inicia un proceso de transformación, no externa, sino interna,
• para que todo lo que hay en nuestro corazón de la vieja manera de vivir y que nos apartaba de Él, sea quitado, eliminado,
• y sustituido por todo aquello que nos atraiga a Él (Jer_17:9-10, Pro_14:12, Pro_16:25).
• Y ello para que vivamos una vida plena, abundante en Él (Jua_10:10), creciente (Fil_1:6, Pro_4:18)
• y nos encaminemos al cumplimiento de Sus planes de bien para darnos un futuro y una esperanza (Jer_29:11).

De ello se trata el negarnos a nosotros mismos (Jua_3:30), la renovación de nuestro entendimiento (Rom_12:2), despojarnos del hombre viejo y vestirnos del hombre nuevo (Efe_4:22-23).
• Y el proceso no es por nuestras fuerzas que son insuficientes e inútiles para ello (Isa_64:6; si nosotros hubiéramos podido cambiar nuestro corazón por sí solos, hubiera sido innecesario que el Espíritu Santo viniera a morar en nosotros).
• Es con Su Palabra (Sal_119:59, Sal_119:105) y con Su Santo Espíritu (Zac_4:6).
• Por ello, junto con la salvación, nos es dado el Espíritu Santo para que more en nosotros (Jua_3:3-5, Jua_7:37-39) como Sus templos, y luego, en nuestro caminar con Él experimentamos más y más de Él:
• El bautismo del Espíritu Santo (Hch_1:8).
• La llenura del Espíritu Santo (Efe_5:18)
• La plenitud del Espíritu Santo (Efe_3:19, Efe_4:13).

Simultáneamente con el proceso de transformación, se desarrolla otro proceso en nosotros, el de la restauración de los quebrantos del corazón (Luc_4:18).
• En nuestra vida nuestro corazón fue afectado por arrogancia, orgullo, jactancia, etc., que determinaron el rechazo de muchas personas,
• que a su vez produjo heridas en nuestro corazón que nos llenaron de amargura (celos, ira, contienda, disensiones, resentimiento, deseo de venganza, frustración, decepción, división, etc.) todo lo cual, si no es sanado y restaurado, nos puede impedir alcanzar la gracia de Dios (Heb_12:15).
• A la par de que el Señor nos va transformando, también va sanando todos los dolores y quebrantos que produjo eso que está transformando en nuestro corazón y en nuestras relaciones con las demás personas y las cosas.
• Es decir, es un proceso de transformación y sanidad, que, por lo mismo, no es instantáneo, sino un proceso gradual que nos va llevando a la meta que Dios tiene para nosotros (Fil_1:6, Pro_4:18, 2Co_3:18, Efe_4:11-13).
• Y Dios va a usar todas las cosas y circunstancias que suceden en nuestra vida para ello (Rom_8:28-29, 1Jn_3:18).

Nuestra parte en el proceso es la de ser dóciles a la Palabra, obedeciéndola, y dejarnos guiar por el Espíritu Santo en todo el proceso:
• De una manera creciente.
• Entendiendo que todo lo que Dios hace en nuestras vidas está bajo Su completo control y es para nuestro bien y beneficio.
• Aunque a veces las cosas puedan ser dolorosas.
• La sanidad de heridas físicas por lo general implica algún tipo de dolor que es sanador.
• Igual sucede con lo espiritual, lo interno, lo del corazón, Heb_11:3).
• Dios no va a permitir que experimentemos un dolor más allá de lo que podemos soportar (1Co_10:13).
• Por eso el proceso no es tan rápido como a veces quisiéramos, porque Dios primero nos está preparando y fortaleciendo para que podamos soportar ese dolor que viene implícito en la sanidad y la liberación de las cosas de la vieja manera de vivir.

Nuestra parte es ser dóciles (obedientes) a lo que la Palabra y el Espíritu nos están guiando (menguar nosotros), la parte de Dios es la transformación de nuestro corazón para llenar Él las áreas rotas, desesperanzadas, dolorosas, que puedan haber en Él (que Él crezca) (Jua_3:30, Sal_42:7, Ose_2:14-16).
• Ello va a implica renunciar a nosotros mismos cada vez en mayor grado (1Jn_2:15-17).
• A la autodeterminación (caminos que nos parecen derechos en nuestra opinión, Pro_16:25).
• A la voluntad propia (Mat_7:21).
• A la autocomplacencia (deseos de la carne: placeres carnales, sensuales, hedonismo).
• A la autogratificación (deseos de los ojos: codicia, materialismo, ostentación).
• A la autoexaltación (vanagloria de la vida, orgullo, jactancia, arrogancia, soberbia, vanidad, menosprecio a otros, discriminación, etc.).
• A la autoestima (orgullo de sí mismo) y refugiarnos en la identidad en Cristo como hijos suyos (Jua_1:12).
• Y a cualquier otra cosa que implique independencia de Dios y dependencia de sí mismo, de otras personas y/o de otras cosas (Jer_17:5-10).

Es un proceso gradual que requiere de varias cosas que el mismo Espíritu Santo nos provee (Gal_5:22-23, Efe_6:10-12).
• Paciencia.
• Perseverancia.
• Longanimidad (constancia, firmeza de ánimo en medio de las contrariedades).
• Dominio propio (obediencia).
• Fidelidad.

Podemos estar seguros de que:
• Dios no va a renunciar a Su empeño de transformarnos en todas aquellas cosas que estén impidiendo que tengamos acceso a la vida abundante de Él en nosotros (Jua_10:10), a Sus planes de bien (Jer_29:11).
• Que, en el proceso, aunque impliquen lágrimas y dolor, el Señor no nos dejará, no nos abandonará ni nos desamparará (Isa_56:8, Gen_28:15, Heb_13:5).
• Que Él sanará todas las heridas (Sal_147:3, Jer_30:17, Isa_53:5, Job_5:18, 1Pe_2:24).
• Que Él tiene perfecto control sobre nuestras vidas y todo lo hará obrar para bien (Rom_8:28-29).
• Que nada ni nadie nos puede separar de Su Amor (Rom_8:37-39).
• Así como en la medicina, a veces hay que hacer heridas para resolver cosas de los órganos internos, de la misma manera sucede en lo espiritual y con el corazón: a veces se requiere de un mal menor para alcanzar un bien mayor.
• Así que no nos resistamos a los procesos de Dios, son para nuestro mayor bien y Dios nunca pierde el control.

El elemento principal, básico, para la restauración de nuestro corazón es el perdón.

05 Mar 2024
Referencia: Corazón.