Estudio Bíblico

En la tradición matrimonial judía, el novio hacía dos viajes:
• El primero, era el del compromiso.
• Iba a la casa de la novia, hacía el compromiso, y luego regresaba a su casa.
• La novia se quedaba en su casa preparándose para la boda.
• El novio regresaba a la suya a construir casa para la novia.
• Luego, el segundo viaje, era el día de la boda.
• Iba a la casa de la novia para llevársela a su casa, al lugar que había preparado para ella.

Y lo mismo hace Jesús por nosotros.
• Vino a sellar el compromiso en la Cruz.
• Luego volvió a la casa del Padre para preparar lugar para nosotros (Jua_14.2).
• Viene pronto, en su segundo viaje (Segunda Venida) por la novia, por Su Iglesia (Efe_5:25-27, Apo_19:6-9).
• Para llevarnos a un lugar donde no habrá más llanto, ni tristeza, ni dolor, ni pecado, ni corrupción, ni violencia (Apo_21:1-4).
• El lugar que está preparando para nosotros (Jua_14:2).

Cuando la novia se va con el novio para iniciar su vida matrimonial, la casa de la novia se "desvanece".
• Ya no la verá más.
• Y de la misma forma nos sucederá a nosotros cuando vayamos a nuestra casa definitiva con Jesús.
• No olvidaremos la casa terrenal en la que vivimos, pero no habrá ninguna nostalgia.
• Estaremos en la Casa que el Novio nos ha preparado, la Casa Espléndida, la Casa del Rey.
• Y todos nosotros, finalmente, veremos todo lo que nuestro corazón anhela, nuestro verdadero y definitivo hogar (Ecl_3:11).
• Es el tiempo de comenzar a ver nuestra morada eterna, porque el tiempo de partir está cercano.


Bibliografía: "El libro de los Misterios", Jonathan Cahn.