Guardar nuestro corazón, poniendo límites (1).
Fundamento:
• En el mundo espiritual, aunque no sean tan visibles, también existen límites.
• Estos límites definen nuestro ser, y contribuyen a cuidarlo y preservarlo (Pro_4:23).
• Así como en el mundo físico existen límites (Heb_11:3) también en cuanto a nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo, 1Te_5:23).
• Nos muestran, y muestran a otros, donde comienza y termina nuestro ser.
• Nos permiten diferenciarnos de ellos y a ellos de nosotros.
• Cuando una persona transgrede nuestros límites, o nosotros transgredimos los de ellas, estamos entrando al campo del abuso (la manifestación de la falta de amor al prójimo, una actitud egoísta de parte del transgresor).
• Nos permiten guardarnos del abuso en todo aspecto de nuestro ser (físico, emocional, espiritual).
• Nos señalan también los límites que no podemos transgredir en nuestra relación con otros (Mat_7:12).
• Producen relaciones sanas y son una manifestación del amor al prójimo (Mat_22:36-40).
• Nos periten una buena mayordomía de nuestro ser (Jua_3:27, 1Pe_4:10, 1Co_4:2).
• Produce libertad (no nos cargamos con responsabilidades que no son las nuestras, Jua_8:31-32).
• En resumen, se refiere a:
• Limitarnos a nosotros mismos nuestra exposición a las conductas inadecuadas, inconvenientes, pecaminosas, destructivas de otros (cuanto abuso estamos dispuestos a soportar de parte de otros)-
• Y de nosotros.
• No a pretender cambiar el corazón de los otros.
Aspectos a considerar:
• Poner límites sanos (y protegerlos, cumplirlos).
• Iguales de mi para los demás y de mí hacia los demás (Mat_7:12).
• Es ponerle límite a estar expuesto a las personas que se comportan más allá de los límites de lo que estamos dispuestos a recibir de otros.
• Nuestro modelo es Dios: Él nos determina los límites de lo que es la conducta aceptable para con Él, lo que Él espera de nosotros.
• No nos obliga a cumplirlos, pero cuando no los cumplimos, se aleja de nosotros (Isa_59:2).
• De la misma manera, Dios en Su Palabra nos exhorta en varias oportunidades a que nos alejemos de las personas destructivas en su comportamiento hacia nosotros (Mat_18:15-17, 1Co_5:9-13, Jud_1:21-23).
• No implica que seamos poco amorosos sino al contrario.
• Protegemos el amor al prójimo porque le estorbamos el pecado.
• Protegemos el amor a nosotros mismos porque no nos exponemos a conductas que nos dañen.
• Protegemos el amor a Dios, porque al estorbarle el pecado a la persona, evitamos que esta peque y que dañe el corazón de Dios.
• Necesitamos aprender a decirnos que no a nosotros mismos, lo que incluye:
• Los deseos destructivos como otros que sin serlo pueden no ser adecuados o convenientes para nosotros en particular.
• Esos límites van a requerir de nosotros:
• Dominio propio (fruto del Espíritu, Gal_5:22-23)
• Que los determinemos guiados por el Espíritu Santo (Rom_8:14) y sean determinados por convicción, con convencimiento, voluntariamente, por misericordia a nosotros y con gracia, todo lo cual implica que debemos asumirlos voluntariamente, no obligados por otras personas.
Los límites y el amor.
• Poner límites no es nada contrario al amor, al contrario, es la responsabilidad del amor.
• El amor es parte de la naturaleza misma de Dios, y aunque Dios nos ama infinitamente, Él nos pone los límites necesarios:
• Para mantener Su relación con nosotros como Padre (Heb_12:14, 1Pe_1:13-18).
• Para mantener nuestras vidas dentro de su buena voluntad, agradable y perfecta (Rom_12:2).
• Y establece los correctivos para cuando nos salimos de Sus límites (Gal_6:7-8, Heb_12:5-11).
• Los límites de Dios son puertas para dejar entrar lo bueno y sacar lo malo de nosotros, y para no dejar entrar lo malo externo.
• Cuando las personas respetan nuestros límites nos “abrimos” a ellas para ser bendecidos y bendecirlas y seremos cuidadosos con no hacer nada que les pueda perjudicar (cerramos la puerta a lo malo).
• Entendiendo que:
• Lo “bueno” es lo que Dios llama bueno, y lo “malo” es lo que Dios llama malo.
• Que es inmutable (no depende de la época, de la cultura, de las costumbres, de las preferencias, Mat_5:18).
• No según nuestro propio criterio (Pro_16:25, Mat 24:35, Mar 13:31, Luc 21:33)
• “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
• En el mundo espiritual, aunque no sean tan visibles, también existen límites.
• Estos límites definen nuestro ser, y contribuyen a cuidarlo y preservarlo (Pro_4:23).
• Así como en el mundo físico existen límites (Heb_11:3) también en cuanto a nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo, 1Te_5:23).
• Nos muestran, y muestran a otros, donde comienza y termina nuestro ser.
• Nos permiten diferenciarnos de ellos y a ellos de nosotros.
• Cuando una persona transgrede nuestros límites, o nosotros transgredimos los de ellas, estamos entrando al campo del abuso (la manifestación de la falta de amor al prójimo, una actitud egoísta de parte del transgresor).
• Nos permiten guardarnos del abuso en todo aspecto de nuestro ser (físico, emocional, espiritual).
• Nos señalan también los límites que no podemos transgredir en nuestra relación con otros (Mat_7:12).
• Producen relaciones sanas y son una manifestación del amor al prójimo (Mat_22:36-40).
• Nos periten una buena mayordomía de nuestro ser (Jua_3:27, 1Pe_4:10, 1Co_4:2).
• Produce libertad (no nos cargamos con responsabilidades que no son las nuestras, Jua_8:31-32).
• En resumen, se refiere a:
• Limitarnos a nosotros mismos nuestra exposición a las conductas inadecuadas, inconvenientes, pecaminosas, destructivas de otros (cuanto abuso estamos dispuestos a soportar de parte de otros)-
• Y de nosotros.
• No a pretender cambiar el corazón de los otros.
Aspectos a considerar:
• Poner límites sanos (y protegerlos, cumplirlos).
• Iguales de mi para los demás y de mí hacia los demás (Mat_7:12).
• Es ponerle límite a estar expuesto a las personas que se comportan más allá de los límites de lo que estamos dispuestos a recibir de otros.
• Nuestro modelo es Dios: Él nos determina los límites de lo que es la conducta aceptable para con Él, lo que Él espera de nosotros.
• No nos obliga a cumplirlos, pero cuando no los cumplimos, se aleja de nosotros (Isa_59:2).
• De la misma manera, Dios en Su Palabra nos exhorta en varias oportunidades a que nos alejemos de las personas destructivas en su comportamiento hacia nosotros (Mat_18:15-17, 1Co_5:9-13, Jud_1:21-23).
• No implica que seamos poco amorosos sino al contrario.
• Protegemos el amor al prójimo porque le estorbamos el pecado.
• Protegemos el amor a nosotros mismos porque no nos exponemos a conductas que nos dañen.
• Protegemos el amor a Dios, porque al estorbarle el pecado a la persona, evitamos que esta peque y que dañe el corazón de Dios.
• Necesitamos aprender a decirnos que no a nosotros mismos, lo que incluye:
• Los deseos destructivos como otros que sin serlo pueden no ser adecuados o convenientes para nosotros en particular.
• Esos límites van a requerir de nosotros:
• Dominio propio (fruto del Espíritu, Gal_5:22-23)
• Que los determinemos guiados por el Espíritu Santo (Rom_8:14) y sean determinados por convicción, con convencimiento, voluntariamente, por misericordia a nosotros y con gracia, todo lo cual implica que debemos asumirlos voluntariamente, no obligados por otras personas.
Los límites y el amor.
• Poner límites no es nada contrario al amor, al contrario, es la responsabilidad del amor.
• El amor es parte de la naturaleza misma de Dios, y aunque Dios nos ama infinitamente, Él nos pone los límites necesarios:
• Para mantener Su relación con nosotros como Padre (Heb_12:14, 1Pe_1:13-18).
• Para mantener nuestras vidas dentro de su buena voluntad, agradable y perfecta (Rom_12:2).
• Y establece los correctivos para cuando nos salimos de Sus límites (Gal_6:7-8, Heb_12:5-11).
• Los límites de Dios son puertas para dejar entrar lo bueno y sacar lo malo de nosotros, y para no dejar entrar lo malo externo.
• Cuando las personas respetan nuestros límites nos “abrimos” a ellas para ser bendecidos y bendecirlas y seremos cuidadosos con no hacer nada que les pueda perjudicar (cerramos la puerta a lo malo).
• Entendiendo que:
• Lo “bueno” es lo que Dios llama bueno, y lo “malo” es lo que Dios llama malo.
• Que es inmutable (no depende de la época, de la cultura, de las costumbres, de las preferencias, Mat_5:18).
• No según nuestro propio criterio (Pro_16:25, Mat 24:35, Mar 13:31, Luc 21:33)
• “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
21
Mar
2024