Estudio Bíblico

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El carácter del discípulo (5): la fe (1).



EL CARÁCTER DEL DISCÍPULO (5).
(La búsqueda de la excelencia).


LA FE (1).



Objetivos de la enseñanza.
Descubrir los falsos conceptos acerca de la fe, resultado de nuestra formación por el mundo.
Conocer la verdad acerca de la fe desde la perspectiva de Dios y renovar nuestra mente al respecto.
Incorporar la fe bíblica a nuestro estilo de vida.


Definición de fe.
En su conceptualización más simple es estar convencido que Dios es quién dice ser (Mar 11:22) y que lo que El dice es verdad y actuar de acuerdo con ello (Heb 11.1).
Por lo tanto está basada en la Palabra de Dios (Rom 10.17) sin importar las circunstancias que nos rodean.
La fe se basa en realidades, en lo que es verdadero. Y lo que para nosotros es realidad y verdadero es Dios y Su Palabra. Por lo tanto, la fe es creer en Dios y en Su Palabra y actuar sobre ella, basado en ella (Rom 10.17).
Ello implica hacer de la Palabra de Dios nuestra norma de vida y fuente de decisiones respecto a las circunstancias de ella, vivir con la seguridad de que esa Palabra puede cambiar todas las cosas, y enfocarnos no en las circunstancias o la situación sino en la promesa de Dios para esa circunstancia o situación.


Fe y acción.
La fe no es cuestión de simplemente creer o hablar sino de ponerla en acción (los demonios creen y tiemblan, pero no vivieron ni viven de acuerdo con esa fe, Sant 2:19). La fe es cuestión de vivirla, de ponerla en acción en todas las circunstancias de nuestra vida. La fe sin obras es muerta (Sant 2.14-26).
Cuando le decimos a Dios: “confío en ti y te lo voy a demostrar”, eso es fe. Pero si decimos: “confío en ti”, pero mis acciones son contrarias a lo que digo, entonces no es fe.


Importancia de la fe.
El discípulo vive por la fe (Rom 1:17, Gal 3:11-12) no por las apariencias, las circunstancias, lo natural, las cosas temporales, lo que su vista percibe (2 Cor 5:7).
Sin fe es imposible agradar a Dios (Heb 11.6).
Si tenemos una fe viva, dinámica, y la vivimos, veremos la gloria de Dios, su magnificencia, excelencia, absoluta perfección, bondad, misericordia, gracia, etc., (Jn 11:40).
La fe cambia lo temporal (2 Cor 4:18).
La fe es esencial para un discípulo por cuanto se trata de ser un discípulo de Cristo y vivir de acuerdo a lo que dice Su Palabra, lo que implica morir a sí mismo, obedecer en todo a Cristo, vivir aplicando la Palabra de Dios en todos los hechos de su vida y de enseñar a otros a hacer lo mismo.
Sin fe es imposible acceder a la excelencia en todo que es la norma del discípulo, por cuanto los parámetros de la excelencia no están en lo que el mundo dice sino en lo que Dios dice, en Su Palabra.
Sin fe es imposible ser un discípulo, porque es la fe lo único que nos capacita para andar en confianza y madurez en Cristo.
La fe es contraria al control de nuestra vida por nuestros pensamientos, emociones, voluntad, gustos, deseos, agendas, etc.. La fe entrega el control de nuestra vida a Cristo, a sus pensamientos, a sus emociones, a su voluntad, a sus gustos, a sus deseos, a su agenda (Fil 2.1-8).

Dos “blancos” de la fe, dos tipos de fe.
La primera, que generalmente es la que está más desarrollada en los creyentes, es una fe básica en Dios y en mayor grado en Sus promesas. Esa es una fe que podríamos llamar infantil, primaria, reflejo de la situación del creyente en sus primeras etapas de desarrollo espiritual (niñez cristiana). Esta fe es el resultado de que el creyente:
• Es demandante: quiere conocer las manos de Dios más que Su corazón.
• Está concentrado en sí mismo (ensimismado) más que en Dios.
• Busca a Dios por lo que El le puede dar, no por Quién El es.
• Está buscando las añadiduras del Reino no el Reino y está enfocado en lo temporal.
La segunda, que es el resultado del desarrollo del creyente y su conversión en un discípulo, es una fe centrada en Dios y mayor en Dios que en las promesas. Esta fe es el resultado de que el discípulo:
• Es ofertante, quiere conocer a Dios, Su corazón más que Sus manos.
• Ya no está concentrado en sí mismo sino en Dios y en el prójimo (madurez espiritual).
• Está buscando a Dios por lo que El es, no por lo que El le puede dar.
• Está buscando el Reino de Dios y Su justicia.
La fe en las promesas de Dios es lo bueno de Dios, pero la fe en el Dios de las promesas es lo mejor. La Palabra nos enseña que el objeto de nuestra fe debe ser Dios (Mar 11:22), y Jesús (Heb 12:2), el autor y consumador de la fe.


Preguntas para autoevaluación.
¿Antes de esta enseñanza cuales eran sus ideas acerca de la fe?
¿Cuál es la importancia de la fe?
¿Cuál es la diferencia entre el simple creer y tener fe?
¿Cómo se manifiesta la fe?
¿En que se basa la fe?
¿Cuál es la relación entre el discípulo y la fe?
¿Cuáles son los conceptos que necesita cambiar en su mente para vivir por fe?
¿Qué va a hacer al respecto y cómo lo va a hacer?
¿En cuál de los dos niveles o tipos de la fe está ubicado mayormente?
¿Qué necesita hacer, y como lo va a hacer, para desarrollar un mayor nivel de fe madura?


23 Dic 2008
Referencia: Enseñanza 21.