Estudio Bíblico

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El carácter del discípulo (7): la pureza (1).



LA PUREZA (1).



Objetivos de la enseñanza.
Desarrollar el concepto bíblico de pureza.
Conocer la verdad acerca de la pureza desde la perspectiva de Dios y renovar nuestra mente al respecto.
Incorporar la pureza a nuestro estilo de vida.


Definición.
Es equivalente a la santidad: la consagración a Dios y nuestra separación del pecado y sus consecuencias: las obras de la carne (Gal 5:19-21).
Es un requisito esencial para el discípulo por cuanto que sin santidad no veremos al Señor (Heb 12.14).
Nuestra utilidad para con el Señor depende directamente de nuestra santidad (2 Tim 2:21).
La santidad implica, por lo menos, tres aspectos fundamentales para el discípulo:
• Separación y consagración a Dios y a Su voluntad.
• Motivos puros.
• Ausencia de pecado.


Separación y consagración a dios y a su voluntad.
Mat 6:24 es una declaración enfática de Jesús respecto que nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo. No podemos servir a Dios y a otra cosa. Dios es un Dios celoso y demanda de nosotros fidelidad total, solo a El.
Mat 7:21-23 es un ejemplo claro de la actitud de Dios cuando no somos fieles a El y a Su voluntad: nuestro servicio es insuficiente para que El se agrade de nosotros.
Podemos estar sirviendo a Dios y teniendo resultados en ese servicio, pero ello no implica que Dios se agrade de nosotros. Lo que Dios hace es respaldar Su Palabra y por amor a las personas respalda nuestro servicio, pero ello no implica que nos respalde a nosotros.
Por ello Pablo le encarga a Timoteo que procure presentarse delante de Dios como obrero aprobado que usa bien la Palabra de Verdad, en todo: en su vida y en su servicio (2 Tim 2:15). La aprobación se refiere a la persona, y obrero se refiere a servicio.
No solo debe ser aprobado nuestro servicio, nosotros mismos, como personas de Dios debemos ser aprobados, y ello solo se logra cuando estamos totalmente consagrados a Dios, separados de cualquier otra cosa para estar consagrados solamente a El.
Jesús claramente define la situación de sus discípulos en cuanto a esta separación: estamos en el mundo pero no somos del mundo (Jn 17:14-.19), no compartimos sus valores, no pensamos sus pensamientos, no seguimos sus metas, no le servimos al mundo, le servimos solo a Dios.
Esta separación y consagración a Dios y a Su voluntad es el resultado de negarnos a nosotros mismos (Luc 9:23).


Motivos puros.
Como ya vimos en Mat 7:21-23, al Señor no solo le importa lo que hagamos sino que le importan sobremanera los motivos de lo que hagamos.
De hecho, todo lo que se refiere en la Biblia a falsa profecía, falsos apóstoles, falsos pastores, falsos maestros, etc., son falsos no tanto por lo que hacen sino por los motivos que lo hacen. Los motivos son los que determinan la falsedad (2 Tim 3:1-5).
Recordemos que Dios no juzga según lo hacemos nosotros, por lo externo, por la apariencia, por lo que vemos, sino que Dios juzga el corazón, los motivos verdaderos (1 Sam 16:7)
Por ello, el discípulo debe examinar contínuamente los motivos que le están impulsando en todas las cosas, para que ellos sean únicamente la gloria de Dios y no la propia gloria, el deseo de ganancias, u otros motivos personales que no tienen que ver con Dios (2 Cor 13.5).


Preguntas para autoevaluación.
¿Qué otros términos son equivalentes para pureza?
¿Cuáles son los tres elementos de la pureza que Dios busca?
¿Qué significa que estamos en el mundo pero no somos del mundo?
¿Estoy totalmente separado para Dios y consagrado a hacer Su voluntad en todo?
¿En qué áreas aún no estoy consagrado a El?
¿Qué puedo hacer y como para mejorar mi consagración a El?
¿Son mis motivos totalmente puros para buscar y servir al Señor?
¿Cuáles necesito rectificar y como lo voy a hacer?



23 Dic 2008
Referencia: Enseñanza 23.