Las actitudes del discípulo (1).
ENSEÑANZA No. 35.
LAS ACTITUDES DEL DISCÍPULO (1).
Objetivos de la enseñanza.
Entender que las actitudes son el resultado de nuestros pensamientos y que los pensamientos derivan del carácter y de los principios que les dan soporte en nuestro corazón.
Conocer los principios que enseñó y aplicó Cristo en su vida, para entenderlos y aplicarlos en la nuestra.
Prepararnos para desarrollar y manifestar el fruto del Espíritu en circunstancias específicas, manifestando las mismas actitudes de Cristo.
Entender los principios relacionados con las actitudes de un discípulo, para aplicarlas y desarrollarlas de manera permanente en nuestras vidas.
.
Introducción.
Uno de los sermones más conocidos de Jesús es el Sermón del Monte, que por su contenido y esencia, podemos decir que es la Constitución del Reino de Dios, el marco de referencia para la vida de los discípulos en la tierra hasta que el Señor Jesucristo regrese por Segunda Vez y establezca la plenitud de Su Reino.
Si bien Jesús lo enseña frente a una multitud, el mensaje iba dirigido a los discípulos que estaban con él, y así claramente lo indica la introducción que hace Mateo (Mat 5:1-2).
Fue hablado a los discípulos aunque toda la iglesia lo alcanzó a oír.
El Señor ve a la iglesia pero enseña a los discípulos, porque es a través de sus discípulos que alcanzará a la sociedad.
La importancia del sermón del monte.
Cuando un rabino enseñaba oficialmente tenía la costumbre de sentarse.
El hecho de que Jesús se sentara para entregar este Sermón nos indica que lo consideró como un importante pronunciamiento oficial.
La frase “abriendo su boca” se usaba solamente en ocasiones solemnes, serias y de peso. Describían ocasiones cuando se quitaban las barreras y se abría el corazón de los oyentes.
Las enseñanzas de este sermón son la semilla de todas las enseñanzas de las epístolas y todo principio declarado en él se reitera de una u otra manera en ellas.
El reino de dios, el reino de los cielos.
La palabra “reino” tiene tres significados.
• El dominio sobre el cual un rey reina.
• La gente sobre las cuales el rey reina.
• El reino o gobierno propiamente dichos.
Este último es el significado primario de la palabra, de manera que “el Reino de los Cielos” significa que Dios reina en el corazón y en la vida de una persona.
El Reino (no la Iglesia) está compuesta de hombres y mujeres que reconocen la soberanía de Dios, que “reciben el reino de Dios como un niño”, es decir, los que han aceptado el gobierno de Dios en sus vidas aquí y ahora, sin cuestionamiento, en obediencia, por fe, y se esfuerzan (2 Tim 2:1) en vivir bajo sus principios y normas.
La viabilidad de aplicar los principios del reino.
Dios no demanda lo imposible de nosotros, es posible lograrlo.
La verdad divina es eterna y los principios inmutables.
Los que son enunciados en el Sermón del Monte son permanentemente aplicables y apropiados.
Como nosotros no poseemos los recursos inherentes para cumplirlos, Dios nos provee de la dinámica que necesitamos para obedecerlos. Solo es posible por medio del nuevo nacimiento (Jn 3:3-5). El cambio de corazón y de vida que están implícitos en estas demandas para los ciudadanos del Reino son tan radicales que solo es posible cumplir con ellas después de un nuevo nacimiento.
El carácter que Dios espera de los discípulos se expresa en el Sermón del Monte tanto implícita como explícitamente.
Son cualidades bastante diferentes a las que el mundo espera.
Incluso algunas de ellas son contrastantes aún en el campo de lo religioso
En una época en que se enfatiza el activismo religioso y las promesas de bienestar, es muy sorprendente encontrar que nuestro Señor le da tanta importancia a estas actitudes.
En el pasaje de las Bienaventuranzas, Jesús presente ocho actitudes: incapacidad espiritual, dolor piadoso, humildad espiritual, aspiración espiritual, compasividad de espíritu, pureza de corazón, conciliación y lealtad.
Todas estas actitudes son parte de la descripción de una persona completa, el ciudadano (a) del Reino.
No permiten la idea de que un discípulo pueda seleccionar algunas de ellas y no otras.
Un discípulo necesita desarrollarlas y manifestarlas todas.
Preguntas para autoevaluación.
¿Cuál es el significado del Sermón del Monte para el Reino de Dios?
¿Qué implica el Reino de Dios para un discípulo?
¿Qué implicación tiene el Reino de Dios para mí personalmente?
¿Cómo desarrollar el Reino de Dios en mí?
¿Qué es lo que me habilita para poder aplicar los principios del Reino de Dios en mi vida?
LAS ACTITUDES DEL DISCÍPULO (1).
Objetivos de la enseñanza.
Entender que las actitudes son el resultado de nuestros pensamientos y que los pensamientos derivan del carácter y de los principios que les dan soporte en nuestro corazón.
Conocer los principios que enseñó y aplicó Cristo en su vida, para entenderlos y aplicarlos en la nuestra.
Prepararnos para desarrollar y manifestar el fruto del Espíritu en circunstancias específicas, manifestando las mismas actitudes de Cristo.
Entender los principios relacionados con las actitudes de un discípulo, para aplicarlas y desarrollarlas de manera permanente en nuestras vidas.
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Introducción.
Uno de los sermones más conocidos de Jesús es el Sermón del Monte, que por su contenido y esencia, podemos decir que es la Constitución del Reino de Dios, el marco de referencia para la vida de los discípulos en la tierra hasta que el Señor Jesucristo regrese por Segunda Vez y establezca la plenitud de Su Reino.
Si bien Jesús lo enseña frente a una multitud, el mensaje iba dirigido a los discípulos que estaban con él, y así claramente lo indica la introducción que hace Mateo (Mat 5:1-2).
Fue hablado a los discípulos aunque toda la iglesia lo alcanzó a oír.
El Señor ve a la iglesia pero enseña a los discípulos, porque es a través de sus discípulos que alcanzará a la sociedad.
La importancia del sermón del monte.
Cuando un rabino enseñaba oficialmente tenía la costumbre de sentarse.
El hecho de que Jesús se sentara para entregar este Sermón nos indica que lo consideró como un importante pronunciamiento oficial.
La frase “abriendo su boca” se usaba solamente en ocasiones solemnes, serias y de peso. Describían ocasiones cuando se quitaban las barreras y se abría el corazón de los oyentes.
Las enseñanzas de este sermón son la semilla de todas las enseñanzas de las epístolas y todo principio declarado en él se reitera de una u otra manera en ellas.
El reino de dios, el reino de los cielos.
La palabra “reino” tiene tres significados.
• El dominio sobre el cual un rey reina.
• La gente sobre las cuales el rey reina.
• El reino o gobierno propiamente dichos.
Este último es el significado primario de la palabra, de manera que “el Reino de los Cielos” significa que Dios reina en el corazón y en la vida de una persona.
El Reino (no la Iglesia) está compuesta de hombres y mujeres que reconocen la soberanía de Dios, que “reciben el reino de Dios como un niño”, es decir, los que han aceptado el gobierno de Dios en sus vidas aquí y ahora, sin cuestionamiento, en obediencia, por fe, y se esfuerzan (2 Tim 2:1) en vivir bajo sus principios y normas.
La viabilidad de aplicar los principios del reino.
Dios no demanda lo imposible de nosotros, es posible lograrlo.
La verdad divina es eterna y los principios inmutables.
Los que son enunciados en el Sermón del Monte son permanentemente aplicables y apropiados.
Como nosotros no poseemos los recursos inherentes para cumplirlos, Dios nos provee de la dinámica que necesitamos para obedecerlos. Solo es posible por medio del nuevo nacimiento (Jn 3:3-5). El cambio de corazón y de vida que están implícitos en estas demandas para los ciudadanos del Reino son tan radicales que solo es posible cumplir con ellas después de un nuevo nacimiento.
El carácter que Dios espera de los discípulos se expresa en el Sermón del Monte tanto implícita como explícitamente.
Son cualidades bastante diferentes a las que el mundo espera.
Incluso algunas de ellas son contrastantes aún en el campo de lo religioso
En una época en que se enfatiza el activismo religioso y las promesas de bienestar, es muy sorprendente encontrar que nuestro Señor le da tanta importancia a estas actitudes.
En el pasaje de las Bienaventuranzas, Jesús presente ocho actitudes: incapacidad espiritual, dolor piadoso, humildad espiritual, aspiración espiritual, compasividad de espíritu, pureza de corazón, conciliación y lealtad.
Todas estas actitudes son parte de la descripción de una persona completa, el ciudadano (a) del Reino.
No permiten la idea de que un discípulo pueda seleccionar algunas de ellas y no otras.
Un discípulo necesita desarrollarlas y manifestarlas todas.
Preguntas para autoevaluación.
¿Cuál es el significado del Sermón del Monte para el Reino de Dios?
¿Qué implica el Reino de Dios para un discípulo?
¿Qué implicación tiene el Reino de Dios para mí personalmente?
¿Cómo desarrollar el Reino de Dios en mí?
¿Qué es lo que me habilita para poder aplicar los principios del Reino de Dios en mi vida?
23
Dic
2008