Perla. La ley de la bendición y de la maldición.
La ley de la bendición y la maldición (Gen_8:22, Gal_6:7-8).
El mayor de los reinos terrenales no puede escapar de las leyes de la historia, de las leyes de Dios.
• Y una de esas leyes tiene alrededor de cuatro mil años de antigüedad (Gen_12:1-3).
• "Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan."
• En otras palabras: las personas, familias, organizaciones, poderes, pueblos y naciones que bendigan a Israel serán bendecidas (les irá bien), pero las que lo maldigan, serán maldecidas (les irá mal).
• En el segundo milenio A. de C. el imperio prominente en el mundo era el egipcio, pero oprimió a los hijos de Abraham y de repente se derrumbó y nunca más volvió a resurgir.
• España, un poco después del descubrimiento de América, que le produjo muchísimo poder y riquezas, después persiguió a los judíos y los echo de su territorio y de repente se derrumbó y nunca más volvió a resurgir.
• El Imperio Británico, el mayor poder a principios de este siglo, se vuelve contra los refugiados judíos que huían del holocausto, y de repente se derrumba y queda reducido prácticamente a la nada.
• En el siglo XX el mayor refugio y protección de los judíos se vuelve Estados Unidos, y después se convierte en una nación bendecida, próspera y poderosa.
Desde el antiguo Egipto hasta la moderna Estados Unidos, el antiguo misterio bíblico ha decidido el ascenso y caída de reinos e imperios.
• La historia nos demuestra que es sabio bendecir a Israel y al pueblo judío, y lo contrario también es cierto.
Y hace dos mil años, en la Cruz, el Cordero, Cristo, marca el inicio de otro pueblo de Dios, y más que pueblo, de Su Familia.
• Si la ley de la bendición y la maldición opera con respecto al pueblo judío, cuanto más no ha de operar con respecto a los hijos e hijas de Dios.
• Dios es real, fiel, y más poderoso que la historia,
• Cuando Él da Su Palabra, necesitamos creerla (2Cr_20:20)
Si es sabio bendecir a Israel y los judíos, cuanto más sabio será bendecir a Su Iglesia y a Sus hijos.
• Bendigamos (hablemos bien) y no maldigamos (hablar mal) a Sus hijos y a Su Iglesia, y cosecharemos aquello que sembremos (Gal_6:7-8).
• No maldigamos: acusación, juicio, crítica, chisme, murmuración, hablar de cosas que no nos constan, celos, iras, contiendas, disensiones, menosprecio, etc. (Rom_12:14, Rom_14:10).
• Bendigamos, sirvamos, ayudemos, consolemos, edifiquemos (Gal_6:1-2, 1Co_14:3).
Sepamos, con toda certeza que el Amor de Dios por Su pueblo y Su familia, incluidos cada uno de nosotros, hijos de Dios, es tan grande, que Él, incluso, moverá imperios por nuestra causa.
• Ya sea para bendición y levantamiento.
• O para caída.
Bibliografía: "El Libro de los Misterios", Jonathan Cahn.
El mayor de los reinos terrenales no puede escapar de las leyes de la historia, de las leyes de Dios.
• Y una de esas leyes tiene alrededor de cuatro mil años de antigüedad (Gen_12:1-3).
• "Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan."
• En otras palabras: las personas, familias, organizaciones, poderes, pueblos y naciones que bendigan a Israel serán bendecidas (les irá bien), pero las que lo maldigan, serán maldecidas (les irá mal).
• En el segundo milenio A. de C. el imperio prominente en el mundo era el egipcio, pero oprimió a los hijos de Abraham y de repente se derrumbó y nunca más volvió a resurgir.
• España, un poco después del descubrimiento de América, que le produjo muchísimo poder y riquezas, después persiguió a los judíos y los echo de su territorio y de repente se derrumbó y nunca más volvió a resurgir.
• El Imperio Británico, el mayor poder a principios de este siglo, se vuelve contra los refugiados judíos que huían del holocausto, y de repente se derrumba y queda reducido prácticamente a la nada.
• En el siglo XX el mayor refugio y protección de los judíos se vuelve Estados Unidos, y después se convierte en una nación bendecida, próspera y poderosa.
Desde el antiguo Egipto hasta la moderna Estados Unidos, el antiguo misterio bíblico ha decidido el ascenso y caída de reinos e imperios.
• La historia nos demuestra que es sabio bendecir a Israel y al pueblo judío, y lo contrario también es cierto.
Y hace dos mil años, en la Cruz, el Cordero, Cristo, marca el inicio de otro pueblo de Dios, y más que pueblo, de Su Familia.
• Si la ley de la bendición y la maldición opera con respecto al pueblo judío, cuanto más no ha de operar con respecto a los hijos e hijas de Dios.
• Dios es real, fiel, y más poderoso que la historia,
• Cuando Él da Su Palabra, necesitamos creerla (2Cr_20:20)
Si es sabio bendecir a Israel y los judíos, cuanto más sabio será bendecir a Su Iglesia y a Sus hijos.
• Bendigamos (hablemos bien) y no maldigamos (hablar mal) a Sus hijos y a Su Iglesia, y cosecharemos aquello que sembremos (Gal_6:7-8).
• No maldigamos: acusación, juicio, crítica, chisme, murmuración, hablar de cosas que no nos constan, celos, iras, contiendas, disensiones, menosprecio, etc. (Rom_12:14, Rom_14:10).
• Bendigamos, sirvamos, ayudemos, consolemos, edifiquemos (Gal_6:1-2, 1Co_14:3).
Sepamos, con toda certeza que el Amor de Dios por Su pueblo y Su familia, incluidos cada uno de nosotros, hijos de Dios, es tan grande, que Él, incluso, moverá imperios por nuestra causa.
• Ya sea para bendición y levantamiento.
• O para caída.
Bibliografía: "El Libro de los Misterios", Jonathan Cahn.
27
Mayo
2024