Vida abundante, madurez y diezmos.
VIDA ABUNDANTE, MADUREZ Y DIEZMOS.
Tradicionalmente, la religión (adentro de la iglesia):
Para ser buen cristiano hay que ser pobre.
La enfermedad: para la gloria de Dios, cosas que Dios me manda para probar mi fe.
Aún cuando conscientemente ya no lo aceptemos, en el fondo de nuestro corazón todavía puede existir algo de esa creencia.
Sin embargo, la Palabra:
Jesús se despojó a sí mismo y se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos en todas las cosas (2 Cor 8:9).
Jesús permitió que su cuerpo fuera herido para que por su herida fuéramos nosotros curados (Isa 53:5, 1 Ped 2:24).
Mat 7:11: Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Si nuestros padres, cuando nos formaron, no nos quitaron cosas ni nos enfermaron para ello, más bien, fue todo lo contrario, con cuanta mayor razón, Dios hará cosas mejores que esas.
3 Jn 2: Dios desea que seamos prosperados en todo y que tengamos salud así como prospera nuestra alma.
Esta promesa no es para el cielo sino para aquí en la tierra: en el cielo nuestra alma va a estar completamente prosperada y no tendremos que prosperarla para nada.
El deseo de Dios es que tengamos vida en abundancia.
Jesús (Jn 10:10) vino para que nosotros tuviéramos vida y vida en abundancia.
Dios (3 Jn 2) desea que seamos prosperados y tengamos salud así como prospera nuestra alma.
La vida en abundancia está en relación directa con nuestra obediencia.
Gal 3:13-14: Cristo nos redimió de la maldición de la ley (para que pudiéramos vivir en la bendición, Deut 28:1-14) y para que heredáramos la promesa de Abraham (bendición, Gen 12.1-3).
La condición de ello es prosperar nuestra alma, madurar en Cristo (3 Jn 2, Sal 1:1-3).
Heb 5:11-14: Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Una faceta de la madurez: el amor y el dar.
El amor (Mat 22:36-40).
Amar es dar (Jn 3:16).
Nosotros necesitamos amar como Dios ama (1 Jn 3:16).
Como resultado del amor, necesitamos dar, vivir un estilo de vida dador no solo de bienes materiales sino también de tiempo, esfuerzo, consuelo, servicio, atención, etc. (1 Ped 4:10)
1 Jn 3:16: En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
El dar comienza por dar diezmos, ofrendas y primicias.
La parábola del joven rico (Mat 19:16-30).
Si no somos capaces de dar bienes materiales, no vamos a ser capaces de dar de las demás cosas que Dios nos ha dado.
Una de las condiciones de la prosperidad: diezmar.
Mal 3:8-12. ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
Varios errores al respecto:
No pedimos diezmos porque las personas de la congregación son muy pobres: precisamente por ello les debemos enseñar y pedir los diezmos; es una de las cosas que necesitan hacer para salir de la pobreza.
Heb 7:5: Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.
Algunos pastores (error, engaño): o no diezman en lo absoluto o se diezman a sí mismo.
Num 18:26-28: Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. Así ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón.
Tradicionalmente, la religión (adentro de la iglesia):
Para ser buen cristiano hay que ser pobre.
La enfermedad: para la gloria de Dios, cosas que Dios me manda para probar mi fe.
Aún cuando conscientemente ya no lo aceptemos, en el fondo de nuestro corazón todavía puede existir algo de esa creencia.
Sin embargo, la Palabra:
Jesús se despojó a sí mismo y se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos en todas las cosas (2 Cor 8:9).
Jesús permitió que su cuerpo fuera herido para que por su herida fuéramos nosotros curados (Isa 53:5, 1 Ped 2:24).
Mat 7:11: Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Si nuestros padres, cuando nos formaron, no nos quitaron cosas ni nos enfermaron para ello, más bien, fue todo lo contrario, con cuanta mayor razón, Dios hará cosas mejores que esas.
3 Jn 2: Dios desea que seamos prosperados en todo y que tengamos salud así como prospera nuestra alma.
Esta promesa no es para el cielo sino para aquí en la tierra: en el cielo nuestra alma va a estar completamente prosperada y no tendremos que prosperarla para nada.
El deseo de Dios es que tengamos vida en abundancia.
Jesús (Jn 10:10) vino para que nosotros tuviéramos vida y vida en abundancia.
Dios (3 Jn 2) desea que seamos prosperados y tengamos salud así como prospera nuestra alma.
La vida en abundancia está en relación directa con nuestra obediencia.
Gal 3:13-14: Cristo nos redimió de la maldición de la ley (para que pudiéramos vivir en la bendición, Deut 28:1-14) y para que heredáramos la promesa de Abraham (bendición, Gen 12.1-3).
La condición de ello es prosperar nuestra alma, madurar en Cristo (3 Jn 2, Sal 1:1-3).
Heb 5:11-14: Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Una faceta de la madurez: el amor y el dar.
El amor (Mat 22:36-40).
Amar es dar (Jn 3:16).
Nosotros necesitamos amar como Dios ama (1 Jn 3:16).
Como resultado del amor, necesitamos dar, vivir un estilo de vida dador no solo de bienes materiales sino también de tiempo, esfuerzo, consuelo, servicio, atención, etc. (1 Ped 4:10)
1 Jn 3:16: En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
El dar comienza por dar diezmos, ofrendas y primicias.
La parábola del joven rico (Mat 19:16-30).
Si no somos capaces de dar bienes materiales, no vamos a ser capaces de dar de las demás cosas que Dios nos ha dado.
Una de las condiciones de la prosperidad: diezmar.
Mal 3:8-12. ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
Varios errores al respecto:
No pedimos diezmos porque las personas de la congregación son muy pobres: precisamente por ello les debemos enseñar y pedir los diezmos; es una de las cosas que necesitan hacer para salir de la pobreza.
Heb 7:5: Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.
Algunos pastores (error, engaño): o no diezman en lo absoluto o se diezman a sí mismo.
Num 18:26-28: Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. Así ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón.
05
Ene
2009