El misterio revelado del viaje de Rebeca.
En la antigüedad bíblica, los viajes, principalmente los que implicaban grandes distancias a recorrer, se hacían en camellos.
• Así fue con Rebeca (Gen_24).
• Cuando ella aceptó casarse con Isaac, el sirviente de Abraham preparó todo para llevarla a un largo viaje por el desierto de Oriente Medio.
• Esta era la misión para la cual el sirviente había sido enviado: encontrar una esposa para Isaac y llevarla hasta el novio.
• Rebeca estaba siendo guiada por un hombre al que nunca antes había conocido, un forastero.
• Ella estaba al cuidado de él; ahora era responsabilidad de él.
• Él era su guardián durante el viaje, era responsabilidad de él llevarla con seguridad por el desierto hasta la tienda de Isaac.
• Solamente él conocía el camino; Rebeca no lo conocía.
¿Entonces, que tuvo que hacer ella?
• Tuvo que confiar en él: en sus intenciones, conocimiento, dirección, compromiso de llevarla a donde tenía que ir.
• Tuvo que permitirle que la llevara hasta allí.
Rebeca representa a la novia, y el sirviente de Abraham representa al Espíritu Santo.
• Y así como la misión del sirviente era cuidar de la novia, la responsabilidad por ella, ser su guardián durante el viaje, el responsable de llevarla con seguridad por el desierto y solamente él conocía el camino.
• Así, la misión del Espíritu Santo es hacer todo eso por nosotros mientras llegamos a la eternidad con Cristo (Rom_8:14, Rom_8:26).
• Y así como Rebeca tuvo que confiar en el sirviente, en sus intenciones, conocimiento, dirección, compromiso, para llevarla hacia Isaac.
• Así nosotros necesitamos confiar en el Espíritu Santo, en Su Sabiduría, en Su Conocimiento y Revelación, en Su Dirección, en Su Compromiso, para llevarnos hasta la eternidad con Cristo.
Es la responsabilidad del Espíritu:
• Guiarnos, darnos la dirección para no desviarnos del camino (Jua_16:13).
• Guardarnos, llevarnos con seguridad a nuestro hogar eterno (Efe_1:13-14).
• Protegernos, ayudarnos en todo (Rom_8:26).
Necesitamos:
• Ser guiados por el Espíritu Santo cada día y en cada circunstancia de nuestra vida.
• Permitirle a Él que nos dirija e ir adonde Él nos guíe.
• No tenemos que conocer cada detalle del viaje o del camino, tan solo necesitamos conocerle a Él.
• Y mientras nos mantengamos cerca de Él y vayamos donde Él nos dirija, terminaremos viviendo en las moradas del Padre (Jua_14:2).
Bibliografía: "El Libro de los Misterios", Jonathan Cahn.
• Así fue con Rebeca (Gen_24).
• Cuando ella aceptó casarse con Isaac, el sirviente de Abraham preparó todo para llevarla a un largo viaje por el desierto de Oriente Medio.
• Esta era la misión para la cual el sirviente había sido enviado: encontrar una esposa para Isaac y llevarla hasta el novio.
• Rebeca estaba siendo guiada por un hombre al que nunca antes había conocido, un forastero.
• Ella estaba al cuidado de él; ahora era responsabilidad de él.
• Él era su guardián durante el viaje, era responsabilidad de él llevarla con seguridad por el desierto hasta la tienda de Isaac.
• Solamente él conocía el camino; Rebeca no lo conocía.
¿Entonces, que tuvo que hacer ella?
• Tuvo que confiar en él: en sus intenciones, conocimiento, dirección, compromiso de llevarla a donde tenía que ir.
• Tuvo que permitirle que la llevara hasta allí.
Rebeca representa a la novia, y el sirviente de Abraham representa al Espíritu Santo.
• Y así como la misión del sirviente era cuidar de la novia, la responsabilidad por ella, ser su guardián durante el viaje, el responsable de llevarla con seguridad por el desierto y solamente él conocía el camino.
• Así, la misión del Espíritu Santo es hacer todo eso por nosotros mientras llegamos a la eternidad con Cristo (Rom_8:14, Rom_8:26).
• Y así como Rebeca tuvo que confiar en el sirviente, en sus intenciones, conocimiento, dirección, compromiso, para llevarla hacia Isaac.
• Así nosotros necesitamos confiar en el Espíritu Santo, en Su Sabiduría, en Su Conocimiento y Revelación, en Su Dirección, en Su Compromiso, para llevarnos hasta la eternidad con Cristo.
Es la responsabilidad del Espíritu:
• Guiarnos, darnos la dirección para no desviarnos del camino (Jua_16:13).
• Guardarnos, llevarnos con seguridad a nuestro hogar eterno (Efe_1:13-14).
• Protegernos, ayudarnos en todo (Rom_8:26).
Necesitamos:
• Ser guiados por el Espíritu Santo cada día y en cada circunstancia de nuestra vida.
• Permitirle a Él que nos dirija e ir adonde Él nos guíe.
• No tenemos que conocer cada detalle del viaje o del camino, tan solo necesitamos conocerle a Él.
• Y mientras nos mantengamos cerca de Él y vayamos donde Él nos dirija, terminaremos viviendo en las moradas del Padre (Jua_14:2).
Bibliografía: "El Libro de los Misterios", Jonathan Cahn.
31
Jul
2024