Estudio Bíblico

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Educación, filosofía y ética.



EDUCACIÓN, FILOSOFIA Y ETICA.



¿Quién soy?

La pregunta “madre” de todas las preguntas. De cómo respondamos esta va a depender como encaremos la vida (ética) y como respondamos las demás preguntas que la vida nos trae.
1 Tes 5:23: el ser humano es espíritu, alma y cuerpo.
Ello determina tres posibles raíces filosóficas para contestar la pregunta.

La primera: soy un espíritu: espiritual, bíblica. implica cambiar nuestra manera de pensar, porque eso no es lo que nos enseña el mundo, más bien es contrario, opuesto a ello.
Cristianismo: amar a Dios, al prójimo y a sí mismo.
Mayordomía personal y social (responsabilidad ante El).

El mundo piensa en cualquier variación de cualquiera de las otras dos posibilidades (Rom 1:18-32)
• Alma: mente, emociones, voluntad, que deriva en el humanismo, racionalismo, intelectualismo.
• Cuerpo: lo material, que deriva en el materialismo (nueva era, los ecologistas, etc.).


Humanismo:
El ser humano es la medida de todas las cosas, su propio dios.
Ética situacional, relativismo, existencialismo.
No hay eternidad, no existe el cielo ni el infierno; no existe lo sobrenatural (lo que no pueden explicar es “para-psicológico”, resultado de la mente humana pero que no se puede explicar racionalmente).
Egocentrismo, egoísmo.
Tomar nuestras vidas en nuestras propias manos.
Decisiones propias respecto a lo bueno y lo malo, que son caminos que parecen derechos cuyo fin es muerte (Prov 16:25)(Deut 30:19-20)(Deut 28:1-4, 15-68).


Materialismo, Nueva era, ecología, evolucionismo.
Adoración del mundo físico (Rom 1:25, Ezeq 8.12-16).
Fanatismo ecológico aún en contra del desarrollo y mejoramiento de la calidad de la vida humana (amar las cosas y usar a las personas).


Antecedentes: el mundo actual y la fragmentación de la vida (compartimentación);

El cristianismo actual en lugar de integrar lo espiritual con lo material (Heb 11:3), Dios con la historia del hombre y de la creación, crea una dualidad dicotómica entre lo espiritual y lo material en la cual lo espiritual es privilegiado y lo material menospreciado.
Ello es una herencia socrática, platónica y aristotélica –espíritu de Grecia— que penetró el cristianismo neutralizándolo.
Derivado de ello, dejó a los expertos “seculares”, humanistas, que se encarguen de todos los aspectos tecnológicos de la educación, incluyendo contenidos, bases de abordaje, definición de objetivos, tecnología, etc., que son, si no contrarios, por lo menos indiferentes a la cosmovisión bíblica.
Por supuesto, en la mayoría de los casos, solo tenemos una leve idea o no tenemos ni la más remota idea de las fuerzas espirituales contrarias al cristianismo bíblico que se mueven en la educación, tratando de capturar el alma, el carácter y el quehacer de nuestros propios hijos.

Derivado de esa forma de pensar, tendemos a perder de vista la totalidad y nos concentramos en solo uno de los cuadros.
La fragmentación de las cosas nos expone a la manipulación: solo vemos lo que los comunicadores quieren que veamos.
La única manera de escapar a esta manipulación es la educación es aprender a usar el conocimiento de manera tal que permita a sus poseedores desarrollar una cosmovisión, una visión integral de toda la realidad y la vida.

Muy pocas personas son educadas. Hemos aprendido a recibir información pero no a procesarla ni a integrarla.
La educación, la verdadera, la integradora, la formadora (no la informadora) es estratégica para nuestra vida.
Solo la educación cristiana puede educar verdaderamente porque el cristianismo es el único que tiene una cosmovisión integradora de lo espiritual y lo natural; Dios, el hombre y la creación entera.

El mundo (desintegrador) ha copado la educación para ganar el espacio de formar a las generaciones futuras con su cosmovisión egoísta (el humanismo secular), y los cristianos hemos ido perdiendo terreno casi al 100%, aún en aquellos colegios que se dicen cristianos:
Enseñamos lo que el mundo quiere que las nuevas generaciones sepan, aún cuando comiencen su día con un devocional, tengan una clase de Biblia en el curriculum, y de vez en cuando inviten a los padres y/o a los alumnos a un retiro espiritual.
Muchos creyentes están seducidos por alguna o varias de las formas de pensar derivadas del humanismo y el materialismo.


La educación humanista.
El estado moderno, humanista, absolutista y laico ha usurpado la función educadora que, por designación divina, corresponde a la familia y la iglesia para formar la mente y el carácter de la juventud y el liderazgo de las naciones.
El estado convierte la educación humanista en el instrumento más importando para entronizar su poder absoluto sobre la conciencia humana.
La educación se convierte, así, en la mortaja de la humanidad.
• Enseñar a las personas a ser esclavos políticos y económicos del estado.
• Enseñar a las personas la salvación por el gobierno, la sociedad y el hombre.


Reconquistando la mente de las personas a través de la educación.
Idem que la estrategia de David para vencer a Goliat (la educación pública humanista).


Debilidades del sistema de educación pública humanista.
No puede educar a toda la niñez del mundo porque no tienen los recursos suficientes.
No tienen los recursos para alfabetizar a los adultos que no han sido alcanzados por la educación.


Oportunidades que presenta la coyuntura al Cuerpo de Cristo.
Aprovechar para organizarnos y educar a todos los que los gobiernos no pueden alcanzar (somos un ejército de voluntarios –sin costo- y estamos llenos de misericordia y compasión por los débiles).
La iglesia tiene la mayor motivación para alfabetizar y enseñar: que los que no leen accedan a la Palabra de Dios. Somos el pueblo del Libro.


Cosas por hacer:

Estudiar las influencias filosóficas que están detrás de la actual metodología educacional.
• Revisar sus consecuencias a mediano y largo plazo.
• De donde vienen.
• Cuáles son sus resultados en la historia de las naciones.

Transferir ese conocimiento a los docentes y a los padres cristianos para que procedan de acuerdo a lo que recomiende su criterio y sentido común, de acuerdo al compromiso que cada uno de ellos tiene con Cristo y con el futuro de sus hijos.

Hay que educar a los profesores cristianos en lo que respecto a los conceptos bíblicos sobre educación y sobre todas las cosas de las que trata la educación.
Que re-elaboren los principios filosóficos, técnicos y metodológicos para desarrollar la influencia del cristianismo en la educación.
Que inicien su aplicación en su trabajo diario.
Que generen textos y propuestas cristianas para abordar la educación en la escuela, la familia, la iglesia, etc., con fortaleza conceptual y excelencia de tal manera que puedan influir en las autoridades educacionales de la nación.



05 Ene 2009