Venciendo la enfermedad.
La base para la destrucción de cualquier fortaleza es:
• Los seres humanos experimentamos, según la Biblia y la experiencia práctica, tres tipos de enfermedad
• La enfermedad pura, una cuestión puramente biológica que puede ser por el desgaste natural del cuerpo y/o algún descuido en el cuidado de nuestra salud.
• La enfermedad que es resultado de una situación emocional (psicosomática la llaman científicamente) que la Biblia llama pecado (Sal_32:3-5, Sal_38:1-3).
• La enfermedad que es para la gloria de Dios.
• Toda enfermedad viene a constituirse en una prueba de nuestra fe, sea el origen que sea, y alrededor de ella se establece una batalla, sea que lo creamos o no, sea que lo veamos o no, entre lo que dice la Palabra de Dios y lo que dice la carne, el mundo y los demonios (Jua_10:10).
• Hoy vamos a centrarnos en la enfermedad que más que un problema físico es un problema espiritual (Sal_32:3-5), aunque lo que aplica para una, aplica para todas las demás..
• Es una fortaleza, un patrón de pensamiento repetitivo, obsesivo, que anidado en el fondo de nuestro corazón, si no lo liberamos, producirá una enfermedad física (el cuerpo grita lo que el alma calla, las enfermedades psicosomáticas).
• O puede ser también una enfermedad física que se agrava por nuestros pensamientos, temores, negatividad, etc.
• Puede ser respecto a una sola enfermedad repetitiva, o a varias enfermedades que constantemente afectan la salud de la persona.
• Esa fortaleza es una herencia de la vieja forma de pensar, que aún queda en nuestra mente como consecuencia de la vieja forma de vivir.
• No solo se trata de vencer la enfermedad una vez, como podría ser en nuestras propias fuerzas, se trata de eliminarla de nuestra vida de una vez y para siempre.
• Vencerla una vez es como quitar el fruto malo de un árbol, solo soluciona el problema temporal, pero si no se sanan las raíces del árbol, seguirá produciendo fruto malo.
• Las fortalezas en nuestra mente son un problema espiritual (del hombre interior) que solo se puede solucionar espiritualmente.
• La Biblia nos da la respuesta:
• En primer lugar, separados de Dios no lo podemos hacer (el hombre natural no entiende las cosas que son del Espíritu porque se han de discernir espiritualmente).
• Por ello, en primer lugar, necesitamos entregarle nuestra vida al Señor Jesucristo como Señor y Salvador, porque es en Él que tenemos las armas para vencer y destruir esa fortaleza y todo lo que implica (argumentos y mentiras que la sostienen) (2Co_10:4-5, Efe_6:10-12.
• En segundo lugar, creer, atesorar, hablar, y poner en práctica la Palabra de Dios.
• La base para la destrucción de fortalezas es la Palabra de Dios:
• El fundamento del escudo de la fe.
• La espada del Espíritu.
• Y ambas armas implican conceptos básicos que necesitamos apropiarnos:
• Separados de Dios nada podemos hacer.
• Somos lo que la Biblia dice que somos.
• Podemos lo que la Biblia dice que podemos.
• Tenemos lo que la Biblia dice que tenemos.
Destruyendo la fortaleza de la enfermedad (no voy a sanar).
• Dios nos dice (y Él no miente):
• Isa_53:4-5. Por las llagas de Cristo fuimos curados (los 40 latigazos).
• Exo_15:26. Él Señor es nuestro sanador.
• Pro_3:7. El temor del Señor y apartarnos del mal es medicina a nuestro cuerpo y refrigerio para nuestros huesos.
• Pro_16:24. Su Palabra es medicina para nuestros huesos.
• Mat_8:17. Él tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.
• 1Pe_2:24. Por su herida fuimos sanados.
Con esto no quiere decir que no acudamos al médico, pero sin descuidar lo espiritual, y sin dejar de creer en lo que dice la Palabra (el médico puede ser también una forma que Dios use para sanar, o por lo menos, para paliar el dolor, el malestar, mientras el Señor opera la sanidad que necesitamos).
• Los seres humanos experimentamos, según la Biblia y la experiencia práctica, tres tipos de enfermedad
• La enfermedad pura, una cuestión puramente biológica que puede ser por el desgaste natural del cuerpo y/o algún descuido en el cuidado de nuestra salud.
• La enfermedad que es resultado de una situación emocional (psicosomática la llaman científicamente) que la Biblia llama pecado (Sal_32:3-5, Sal_38:1-3).
• La enfermedad que es para la gloria de Dios.
• Toda enfermedad viene a constituirse en una prueba de nuestra fe, sea el origen que sea, y alrededor de ella se establece una batalla, sea que lo creamos o no, sea que lo veamos o no, entre lo que dice la Palabra de Dios y lo que dice la carne, el mundo y los demonios (Jua_10:10).
• Hoy vamos a centrarnos en la enfermedad que más que un problema físico es un problema espiritual (Sal_32:3-5), aunque lo que aplica para una, aplica para todas las demás..
• Es una fortaleza, un patrón de pensamiento repetitivo, obsesivo, que anidado en el fondo de nuestro corazón, si no lo liberamos, producirá una enfermedad física (el cuerpo grita lo que el alma calla, las enfermedades psicosomáticas).
• O puede ser también una enfermedad física que se agrava por nuestros pensamientos, temores, negatividad, etc.
• Puede ser respecto a una sola enfermedad repetitiva, o a varias enfermedades que constantemente afectan la salud de la persona.
• Esa fortaleza es una herencia de la vieja forma de pensar, que aún queda en nuestra mente como consecuencia de la vieja forma de vivir.
• No solo se trata de vencer la enfermedad una vez, como podría ser en nuestras propias fuerzas, se trata de eliminarla de nuestra vida de una vez y para siempre.
• Vencerla una vez es como quitar el fruto malo de un árbol, solo soluciona el problema temporal, pero si no se sanan las raíces del árbol, seguirá produciendo fruto malo.
• Las fortalezas en nuestra mente son un problema espiritual (del hombre interior) que solo se puede solucionar espiritualmente.
• La Biblia nos da la respuesta:
• En primer lugar, separados de Dios no lo podemos hacer (el hombre natural no entiende las cosas que son del Espíritu porque se han de discernir espiritualmente).
• Por ello, en primer lugar, necesitamos entregarle nuestra vida al Señor Jesucristo como Señor y Salvador, porque es en Él que tenemos las armas para vencer y destruir esa fortaleza y todo lo que implica (argumentos y mentiras que la sostienen) (2Co_10:4-5, Efe_6:10-12.
• En segundo lugar, creer, atesorar, hablar, y poner en práctica la Palabra de Dios.
• La base para la destrucción de fortalezas es la Palabra de Dios:
• El fundamento del escudo de la fe.
• La espada del Espíritu.
• Y ambas armas implican conceptos básicos que necesitamos apropiarnos:
• Separados de Dios nada podemos hacer.
• Somos lo que la Biblia dice que somos.
• Podemos lo que la Biblia dice que podemos.
• Tenemos lo que la Biblia dice que tenemos.
Destruyendo la fortaleza de la enfermedad (no voy a sanar).
• Dios nos dice (y Él no miente):
• Isa_53:4-5. Por las llagas de Cristo fuimos curados (los 40 latigazos).
• Exo_15:26. Él Señor es nuestro sanador.
• Pro_3:7. El temor del Señor y apartarnos del mal es medicina a nuestro cuerpo y refrigerio para nuestros huesos.
• Pro_16:24. Su Palabra es medicina para nuestros huesos.
• Mat_8:17. Él tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.
• 1Pe_2:24. Por su herida fuimos sanados.
Con esto no quiere decir que no acudamos al médico, pero sin descuidar lo espiritual, y sin dejar de creer en lo que dice la Palabra (el médico puede ser también una forma que Dios use para sanar, o por lo menos, para paliar el dolor, el malestar, mientras el Señor opera la sanidad que necesitamos).
08
Oct
2024