La doctrina del ser humano.
LA COSMOVISIÓN CRISTIANA BIBLICA (15).
LA DOCTRINA DEL SER HUMANO.
Cuanto más alto sea el valor que demos al ser humano, mayor será nuestro deseo de servirle.
Los seres humanos son seres con semejanza divina, creados a imagen de Dios (Gen 1.26-27) que poseen capacidades únicas (Sal 119:13-16).
La imagen divina, por efecto de la caída, se ha desfigurado, pero a pesar de toda apariencia contraria, no se ha borrado por completo (Gen 9:6, Sant 3:9).
Esa es la razón de su valor único y lo que inspira el servicio cristiano.
Desde la perspectiva bíblica el ser humano se define como espíritu, alma y cuerpo (1 Tes 5:23) en comunidad (Gen 2:18) pues así nos ha creado Dios.
Estas criaturas humanas de semejanza divina no son solo espíritus (para que sólo nos ocupemos de su salvación eterna).
Ni solo almas (para que solo nos ocupemos de sus necesidades psicológicas y emocionales).
Ni sólo cuerpos (para que sólo atendamos a sus necesidades de alimentación, vestido, vivienda y salud).
Ni tan sólo seres sociales (para que nos limitemos a asistirlos en sus problemas comunitarios).
Comprende todos los aspectos.
De modo que si verdaderamente amamos a nuestro prójimo en obediencia a Dios y a Su Palabra (Mat 22:36-40, Jn 14:23), desearemos servirle por el valor que tiene y nos ocuparemos de su bienestar integral: espiritual, emocional, físico y social.
Y de nuestro deseo de servirle surgirán proyectos de evangelización, asistencia y desarrollo.
Las personas importan: cada hombre, mujer y niño tiene un valor intrínseco e inalienable como ser humano.
Una vez que comprendamos esto, emprenderemos la tarea de liberar a las personas de todo aquello que las deshumanice y consideraremos un privilegio servirles y hacer todo lo posible por humanizar la vida humana (Luc 4:18-19, Mat 25:31-46, Prov 31:4-9).
Motivados por el amor a los seres humanos necesitados, los primeros cristianos fueron por todas
partes predicando la Palabra de Dios, porque no hay nada que tenga un efecto tan humanizante como el evangelio.
Luego congregaron a esos nuevos creyentes en el templo y por las casas (Hch 2:41-47), para perseverar:
UNO. En la doctrina de los apóstoles y en la oración (atención espiritual).
DOS. En la comunión unos con otros (atención psicológica y emocional)
TRES. El el partimiento del pan y tenían en común todas las cosas, vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno (atención física)
CUATRO. Estaban juntos, comían juntos con alegría y sencillez de corazón (atención social).
Más adelante:
Fundaron escuelas, hospitales y refugios para los marginados de la sociedad.
Participaron activamente en la abolición del tráfico y en la emancipación de los esclavos.
Después participaron en el mejoramiento de las condiciones de los trabajadores y de los presos, protegiendo a los niños de la explotación comercial en occidente y de la prostitución ritual en los templos de oriente, etc.
Fundaron o refundaron naciones con leyes justas (Inglaterra, Suiza, Alemania, USA, etc.).
Llevaron el evangelio a otras naciones, fundando instituciones de ayuda social y desarrollando proyectos de salud, educación, generación de ingresos, mejoramiento ambiental, organización social, etc.
Conclusión.
La doctrina más completa del ser humano, implica o conlleva el replanteamiento de nuestro servicio como creyentes, derivada de la consideración de cada persona ya no solo como una persona necesitada de salvación eterna (futuro), sino de una persona con necesidades concretas aquí y ahora, para las cuales el Evangelio también tiene respuestas que demandan, de nosotros los hijos e hijas de Dios, nuestro servicio comprometido y proyectado hacia todas las áreas de la vida humana: espiritual, emocional y psicológica, física y social, de una manera integral, coordinada, que lleve el Reino de Dios del ámbito individual y de la Iglesia, al ámbito nacional y más allá, pues son éstos ámbitos, bajo la influencia del diablo, los causantes en última instancia, de todas esas necesidades que impiden que las personas vivan en la plenitud del plan de Dios. Y ello conlleva, necesariamente, un servicio transformacional de la vida de las personas, las familias, la iglesia y la nación entera, en dirección del establecimiento del Reino de Dios y su justicia sobre ellas.
BIBLIOGRAFÍA.
“La Fe Cristiana frente a los desafíos contemporáneos”.
John R. W. Stott.
Libros Desafío. CRC Publications. Primera reimpresión, 1999.
“Caminar con los Pobres”.
Bryant L. Myers.
Ediciones Kairos, 2002.
LA DOCTRINA DEL SER HUMANO.
Cuanto más alto sea el valor que demos al ser humano, mayor será nuestro deseo de servirle.
Los seres humanos son seres con semejanza divina, creados a imagen de Dios (Gen 1.26-27) que poseen capacidades únicas (Sal 119:13-16).
La imagen divina, por efecto de la caída, se ha desfigurado, pero a pesar de toda apariencia contraria, no se ha borrado por completo (Gen 9:6, Sant 3:9).
Esa es la razón de su valor único y lo que inspira el servicio cristiano.
Desde la perspectiva bíblica el ser humano se define como espíritu, alma y cuerpo (1 Tes 5:23) en comunidad (Gen 2:18) pues así nos ha creado Dios.
Estas criaturas humanas de semejanza divina no son solo espíritus (para que sólo nos ocupemos de su salvación eterna).
Ni solo almas (para que solo nos ocupemos de sus necesidades psicológicas y emocionales).
Ni sólo cuerpos (para que sólo atendamos a sus necesidades de alimentación, vestido, vivienda y salud).
Ni tan sólo seres sociales (para que nos limitemos a asistirlos en sus problemas comunitarios).
Comprende todos los aspectos.
De modo que si verdaderamente amamos a nuestro prójimo en obediencia a Dios y a Su Palabra (Mat 22:36-40, Jn 14:23), desearemos servirle por el valor que tiene y nos ocuparemos de su bienestar integral: espiritual, emocional, físico y social.
Y de nuestro deseo de servirle surgirán proyectos de evangelización, asistencia y desarrollo.
Las personas importan: cada hombre, mujer y niño tiene un valor intrínseco e inalienable como ser humano.
Una vez que comprendamos esto, emprenderemos la tarea de liberar a las personas de todo aquello que las deshumanice y consideraremos un privilegio servirles y hacer todo lo posible por humanizar la vida humana (Luc 4:18-19, Mat 25:31-46, Prov 31:4-9).
Motivados por el amor a los seres humanos necesitados, los primeros cristianos fueron por todas
partes predicando la Palabra de Dios, porque no hay nada que tenga un efecto tan humanizante como el evangelio.
Luego congregaron a esos nuevos creyentes en el templo y por las casas (Hch 2:41-47), para perseverar:
UNO. En la doctrina de los apóstoles y en la oración (atención espiritual).
DOS. En la comunión unos con otros (atención psicológica y emocional)
TRES. El el partimiento del pan y tenían en común todas las cosas, vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno (atención física)
CUATRO. Estaban juntos, comían juntos con alegría y sencillez de corazón (atención social).
Más adelante:
Fundaron escuelas, hospitales y refugios para los marginados de la sociedad.
Participaron activamente en la abolición del tráfico y en la emancipación de los esclavos.
Después participaron en el mejoramiento de las condiciones de los trabajadores y de los presos, protegiendo a los niños de la explotación comercial en occidente y de la prostitución ritual en los templos de oriente, etc.
Fundaron o refundaron naciones con leyes justas (Inglaterra, Suiza, Alemania, USA, etc.).
Llevaron el evangelio a otras naciones, fundando instituciones de ayuda social y desarrollando proyectos de salud, educación, generación de ingresos, mejoramiento ambiental, organización social, etc.
Conclusión.
La doctrina más completa del ser humano, implica o conlleva el replanteamiento de nuestro servicio como creyentes, derivada de la consideración de cada persona ya no solo como una persona necesitada de salvación eterna (futuro), sino de una persona con necesidades concretas aquí y ahora, para las cuales el Evangelio también tiene respuestas que demandan, de nosotros los hijos e hijas de Dios, nuestro servicio comprometido y proyectado hacia todas las áreas de la vida humana: espiritual, emocional y psicológica, física y social, de una manera integral, coordinada, que lleve el Reino de Dios del ámbito individual y de la Iglesia, al ámbito nacional y más allá, pues son éstos ámbitos, bajo la influencia del diablo, los causantes en última instancia, de todas esas necesidades que impiden que las personas vivan en la plenitud del plan de Dios. Y ello conlleva, necesariamente, un servicio transformacional de la vida de las personas, las familias, la iglesia y la nación entera, en dirección del establecimiento del Reino de Dios y su justicia sobre ellas.
BIBLIOGRAFÍA.
“La Fe Cristiana frente a los desafíos contemporáneos”.
John R. W. Stott.
Libros Desafío. CRC Publications. Primera reimpresión, 1999.
“Caminar con los Pobres”.
Bryant L. Myers.
Ediciones Kairos, 2002.
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2009