Estudio Bíblico

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La oración (1).



ENSEÑANZA No. 45.

LA ORACIÓN (1).



Objetivos de la enseñanza.
Entender y practicar la oración como uno de los medios para relacionarnos, crecer y madurar en Dios, no solamente para pedir de Dios sino para conocerle.
Valorar la práctica de la oración y adquirir los conocimientos necesarios para desarrollarnos y perfeccionarnos en ella.


Definición.
Es una expresión que abarca todas las formas posibles de comunicación del ser humano con Dios.
Es una de las muchas formas de adoración a Dios que la Biblia nos enseña (Jn 4:23).
Incluye todas nuestras actitudes y formas de acercamiento a Dios para ofrecerle culto, confesarlo, alabarlo, hablarse y suplicarle.
Es la máxima actividad de que somos capaces, aunque muchos no puedan verlo de esa forma ni la valoren como tal.
Es comunicarlos con la más alta Persona que existe en toda la Creación. Cualquier otra comunicación queda en el nivel “horizontal”, terrenal, pero la comunicación con Dios, trasciende el plano de lo terrenal y se eleva al plano de lo eterno.
También puede llamarse comunión con Dios en tanto que en esa expresión se destaque la iniciativa divina, ya que oramos, no por nosotros mismos, sino porque previamente, Dios ya nos ha “tocado”, vivificando nuestro espíritu (Sant 4:5).
La verdadera oración es espiritual, no natural (Jn 4:24), por ello es que la oración eficaz del justo (justificado, espiritual) es la que puede mucho (Sant 5:16), no la del ser humano no justificado, que puede orar a Dios haciendo peticiones, pero no puede tener una verdadera comunicación con Dios, por cuanto para él las cosas espirituales son locura (1 Cor 2:14).
Por lo tanto, la verdadera oración (comunión, adoración) es un privilegio de los justos, de los hijos de Dios, que tenemos libre acceso al trono de Su gracia para tener comunión con El (Heb 4:16).
La verdadera oración, bíblica, es aquella que destaca el carácter y la iniciativa de Dios (que nos anhela celosamente, Sant 4.5) y la necesidad (no obligación, Mat 26:41, Luc 22:46)) que sentimos en nuestro ser, de entrar en una relación de verdaderos hijos (no solo nominales) con El, y de entrar en todos los privilegios y responsabilidades de esa relación.


El Padre Nuestro como modelo de oración (Mat 6:9-14).
El Padre Nuestro no es una fórmula, sino un modelo de tópicos generales a considerar en la oración (Mat 6:7) para que sea una oración eficaz (Sant 5:16): reconocimiento de Dios, compromiso con El, dependencia a El, y reconocimiento y agradecimiento.
Después de la invocación (reconocimiento de a Quién se dirige y es la oración), vienen seis peticiones, de las cuales las tres primeras se refieren al nombre de Dios, a su reino y a su voluntad, y las tres últimas a la necesidad que tiene el hombre de pan, perdón, y victoria; luego la oración concluye con una alabanza que contiene una triple declaración relativa al reino de Dios, su poder, y su gloria. La oración verdadera, no es una obligación ni una fórmula, sino el reconocimiento de Dios y de Su relación con nosotros (Jn 14:7), de nuestra dependencia hacia El y la aceptación personal de Su voluntad (Mat 26:42).



18 Abr 2009