¿Porqué últimos tiempos?
LOS ULTIMOS TIEMPOS DE LA HISTORIA (02).
¿POR QUÉ ULTIMOS TIEMPOS?
Introducción.
Los últimos tiempos tienen que ver, por lo menos, con dos atributos de Dios: Su Carácter y Su Plan.
Y también tienen que ver con tres grupos de personas diferentes que abarcan todo el espectro de los seres humanos:
• La Iglesia (la familia de Dios): misericordia y disciplina.
• Israel (el pueblo de Dios):.misericordia y juicio.
• Los no creyentes (las criaturas de Dios): ira.
Esta diferenciación es importante por cuanto en el ámbito profético, si bien es cierto hay profecías que competen a los tres grupos de personas, también hay otras que competen solo a uno o dos de esos grupos, y más aún, a sub-grupos dentro de esos grupos.
El Carácter de Dios.
Así como Dios es un Dios de amor, misericordia y gracia es también un Dios Justo que aborrece y
juzga el pecado (1 Jn 4:8, Deut 4:14, Heb 10:31).
Dios siempre juzga el pecado.
Es un Dios de misericordia pero también de juicio e ira (Sal 86:15, Sal 103:8, Sal 145:8).
Como El es también la Verdad, no puede pasar por alto el pecado; está tan listo hoy para juzgar el pecado como lo estuvo en los días de Daniel.
Dios no cambia, y no puede cambiar (Num 23:19, Mal 3:6). El es eternamente (Sal 93:2). El es el
Rey eterno (Jer 10.10). El es el Rey incorruptible (Rom 1:23) y el único que tiene inmortalidad. Nada puede alterar el carácter de Dios (Sal 33:11).
La persona y/o la nación que quebrante la ley de Dios sin arrepentirse, tarde o temprano descubrirá la severidad divina. O caen en la piedra angular, Jesucristo, y se quebrantan, o la piedra angular caerá sobre ellos, haciéndolos polvo.
Hoy, como nunca antes, el mundo:
• Ha ridiculizado la verdad de la Palabra de Dios y lo llama “pluralismo”.
• Ha adorado otros dioses y lo llama “multiculturalidad”.
• Ha recompensado la pereza y lo llama “asistencia pública”.
• Se ha negado a disciplinar a sus hijos y lo llama “formación de la autoestima”.
• Ha contaminado el aire con blasfemias y pronografía y lo llama “libertad de expresión”.
• Ha institucionalizado el perjurio y el engaño en el gobierno y lo llama “políticamente correcto”.
• Ha legalizado el asesinato de fetos y lo llama “salud reproductiva”.
• Ha legalizado la homosexualidad y el lesbianismo y lo llama “libertad de elección de preferencias sexuales”
• Ha institucionalizado la codicia, la avaricia, el desperdicio, y lo llama “éxito”.
• Y un largo etcétera.
El Plan de Dios.
Col 1:15-19. Todas las cosas fueron creadas por Dios, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra, sean visibles o invisibles.
El propósito de Dios para la creación de todas las cosas era que Jesucristo tuviera la preeminencia en todas ellas.
Jer 2:21. La caída, primero de satanás, y después de Adán y Eva, corrompió parte de la creación de Dios: la tercera parte de los ángeles del cielo, la humanidad, la creación terrenal.
Jn 3:16-21. El plan de Dios, desde el momento mismo de la caída del ser humano (Gen 3:15), fue el restaurar todas las cosas a Su plan original.
Por amor a toda esa creación caída, El envió a su Hijo Unigénito a salvar al mundo, no para condenarlo.
La etapa inicial del plan de Dios era salvar a los seres humanos (los que aceptaran voluntariamente, por fe, esa salvación y Su Señorío).
Rom 8:19-23. La segunda parte del plan de Dios era iniciar con los seres humanos salvos, la liberación y restauración del resto de la creación terrenal corrompida.
Para ello los dotó de toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mat 28.18) y los comisionó para que en Su Nombre discipularan a las naciones e iniciaran el restablecimiento del Reino de Dios sobre ellas en todos sus aspectos.
La conclusión de esa segunda etapa, así como la solución al problema de la parte final de la creación corrompida, los ángeles caídos con satanás a la cabeza, va a ser efectuada finalmente por Cristo en su Segunda Venida.
2 Ped 3:9-18.
Si Dios no ha permitido que Cristo desarrolle la etapa final de Su Plan redentivo y restaurador, no es por falta de poner o negligencia, sino por misericordia.
El le ha dado a los seres humanos el tiempo suficiente para que se arrepientan de sus malos caminos y retomen los caminos de El; su paciencia es resultado de su amor y misericordia, para dar lugar a que más se conviertan a El.
Pero la paciencia del Señor, aunque grande, también tiene un límite, y el día que llegue a ese límite:
UNO. El no solo juzgará a los seres humanos que no se hubieran arrepentido y reconocido a Jesús como Señor y Salvador.
DOS. También los cielos pasarán y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas para dar paso a unos cielos nuevos y una tierra nueva en la cual morará la justicia para siempre.
Por ello mismo, nosotros, los que hemos creído, necesitamos vivir nuestras vidas santa y piadosamente (en obediencia a El y a Su Palabra, guiados por Su Espíritu Santo), con diligencia, para ser hallados sin mancha e irreprensibles y en paz con El, porque sin santidad nadie lo verá (Heb 12:14).
¿POR QUÉ ULTIMOS TIEMPOS?
Introducción.
Los últimos tiempos tienen que ver, por lo menos, con dos atributos de Dios: Su Carácter y Su Plan.
Y también tienen que ver con tres grupos de personas diferentes que abarcan todo el espectro de los seres humanos:
• La Iglesia (la familia de Dios): misericordia y disciplina.
• Israel (el pueblo de Dios):.misericordia y juicio.
• Los no creyentes (las criaturas de Dios): ira.
Esta diferenciación es importante por cuanto en el ámbito profético, si bien es cierto hay profecías que competen a los tres grupos de personas, también hay otras que competen solo a uno o dos de esos grupos, y más aún, a sub-grupos dentro de esos grupos.
El Carácter de Dios.
Así como Dios es un Dios de amor, misericordia y gracia es también un Dios Justo que aborrece y
juzga el pecado (1 Jn 4:8, Deut 4:14, Heb 10:31).
Dios siempre juzga el pecado.
Es un Dios de misericordia pero también de juicio e ira (Sal 86:15, Sal 103:8, Sal 145:8).
Como El es también la Verdad, no puede pasar por alto el pecado; está tan listo hoy para juzgar el pecado como lo estuvo en los días de Daniel.
Dios no cambia, y no puede cambiar (Num 23:19, Mal 3:6). El es eternamente (Sal 93:2). El es el
Rey eterno (Jer 10.10). El es el Rey incorruptible (Rom 1:23) y el único que tiene inmortalidad. Nada puede alterar el carácter de Dios (Sal 33:11).
La persona y/o la nación que quebrante la ley de Dios sin arrepentirse, tarde o temprano descubrirá la severidad divina. O caen en la piedra angular, Jesucristo, y se quebrantan, o la piedra angular caerá sobre ellos, haciéndolos polvo.
Hoy, como nunca antes, el mundo:
• Ha ridiculizado la verdad de la Palabra de Dios y lo llama “pluralismo”.
• Ha adorado otros dioses y lo llama “multiculturalidad”.
• Ha recompensado la pereza y lo llama “asistencia pública”.
• Se ha negado a disciplinar a sus hijos y lo llama “formación de la autoestima”.
• Ha contaminado el aire con blasfemias y pronografía y lo llama “libertad de expresión”.
• Ha institucionalizado el perjurio y el engaño en el gobierno y lo llama “políticamente correcto”.
• Ha legalizado el asesinato de fetos y lo llama “salud reproductiva”.
• Ha legalizado la homosexualidad y el lesbianismo y lo llama “libertad de elección de preferencias sexuales”
• Ha institucionalizado la codicia, la avaricia, el desperdicio, y lo llama “éxito”.
• Y un largo etcétera.
El Plan de Dios.
Col 1:15-19. Todas las cosas fueron creadas por Dios, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra, sean visibles o invisibles.
El propósito de Dios para la creación de todas las cosas era que Jesucristo tuviera la preeminencia en todas ellas.
Jer 2:21. La caída, primero de satanás, y después de Adán y Eva, corrompió parte de la creación de Dios: la tercera parte de los ángeles del cielo, la humanidad, la creación terrenal.
Jn 3:16-21. El plan de Dios, desde el momento mismo de la caída del ser humano (Gen 3:15), fue el restaurar todas las cosas a Su plan original.
Por amor a toda esa creación caída, El envió a su Hijo Unigénito a salvar al mundo, no para condenarlo.
La etapa inicial del plan de Dios era salvar a los seres humanos (los que aceptaran voluntariamente, por fe, esa salvación y Su Señorío).
Rom 8:19-23. La segunda parte del plan de Dios era iniciar con los seres humanos salvos, la liberación y restauración del resto de la creación terrenal corrompida.
Para ello los dotó de toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mat 28.18) y los comisionó para que en Su Nombre discipularan a las naciones e iniciaran el restablecimiento del Reino de Dios sobre ellas en todos sus aspectos.
La conclusión de esa segunda etapa, así como la solución al problema de la parte final de la creación corrompida, los ángeles caídos con satanás a la cabeza, va a ser efectuada finalmente por Cristo en su Segunda Venida.
2 Ped 3:9-18.
Si Dios no ha permitido que Cristo desarrolle la etapa final de Su Plan redentivo y restaurador, no es por falta de poner o negligencia, sino por misericordia.
El le ha dado a los seres humanos el tiempo suficiente para que se arrepientan de sus malos caminos y retomen los caminos de El; su paciencia es resultado de su amor y misericordia, para dar lugar a que más se conviertan a El.
Pero la paciencia del Señor, aunque grande, también tiene un límite, y el día que llegue a ese límite:
UNO. El no solo juzgará a los seres humanos que no se hubieran arrepentido y reconocido a Jesús como Señor y Salvador.
DOS. También los cielos pasarán y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas para dar paso a unos cielos nuevos y una tierra nueva en la cual morará la justicia para siempre.
Por ello mismo, nosotros, los que hemos creído, necesitamos vivir nuestras vidas santa y piadosamente (en obediencia a El y a Su Palabra, guiados por Su Espíritu Santo), con diligencia, para ser hallados sin mancha e irreprensibles y en paz con El, porque sin santidad nadie lo verá (Heb 12:14).
20
Abr
2009