Los dos testigos, los 144 mil sellados y los martires de la tribulación.
LOS ULTIMOS TIEMPOS DE LA HISTORIA (22).
LOS PRIMEROS TRES AÑOS Y MEDIO DE LA TRIBULACIÓN.
LOS DOS TESTIGOS, LOS 144,000 SELLADOS
Y LOS SANTOS Y MARTIRES DE LA TRIBULACIÓN.
Los dos testigos (Apo 11:3-4).
Son dos profetas sobrenaturales que irrumpen en escena en los primeros 1260 días de la tribulación (42 meses de 30 días cada uno).
Se visten de cilicio, profetizan, dispensan milagros asombrosos y dan testimonio de la gracia de Dios en la hostil cultura judía de Jerusalén.
Algunos los identifican con Enoc (nunca murió, Gen 5:24) y Elías (que tampoco murió, 2 Rey 2:11-12), y otros como Moisés y Elías.
Esta última parece ser la más bíblicamente aceptable.
Moisés y Elías son los dos hombres más influyentes de la historia de los judíos.
Moisés trajo a Israel la ley escrita de Dios y escribió los primeros cinco libros del Antiguo Testamento.
Elías fue el primero de los profetas escribientes y empezó la escuela de los profetas.
Moisés y Elías acompañaron a Jesús y los tres discípulos cuando El fue transfigurado ante ellos en el monte y donde El explicó Su sacrificio inminente en la Cruz (Mat 17).
Los dos testigos reproducen los mismos milagros que Moisés y Elías realizaron mientras estuvieron en la tierra (Apo 11:5-6).
Tendrán, junto con los 144 mil testigos judíos, un poder e impacto sobrecogedores: producirán la enorme cosecha de almas de los primeros cuarenta y dos meses de la tribulación.
Tenderán un puente espiritual y teológico al evangelio cristiano para los millones de judíos de la tierra: muchas de las almas cosechadas en esa época serán de los hijos e hijas de Abraham.
Son una parte grande de los medios de Dios disponibles durante la primera mitad de la tribulación para lograr que muchos hombres y mujeres se arrepientan efectivamente y entren en la vida eterna.
Las obras sobrenaturales encargadas a estos dos testigos durante la primera mitad de la tribulación darán testimonio del poder del Dios vivo.
Apo 11:7-10: la muerte de los dos testigos.
Son enemigos mortales del anticristo y de los que rechazan a Cristo y adoran a la bestia durante la primera mitad (o 1260 días de la tribulación.
Durante ese tiempo serán intocables; todo aquel que los amenace será muerto por el fuego llameante que sale de sus bocas.
Pero después de haber cumplido la misión que Dios les confió, el anticristo les hará la guerra y los matará; serán vistos de todas las naciones del planeta y el anticristo no permitirá que sus cadáveres sean sepultados
Apo 11:11-13: la resurrección de los dos testigos.
Después de tres días y medio de muertos, el aliento de vida de parte de Dios vendrá a ellos y se pondrán en pie, y gran temor caerá sobre quienes los contemplaban.
Este será un acontecimiento a nivel mundial por cuanto gente de todos los pueblos, tribus, lenguas y naciones estarán viendo en esos momentos sus cadáveres; muchos seguramente se convertirán en todas partes.
Suben al cielo en una nube.
En ese mismo momento hay en Jerusalén un gran terremoto y la décima parte de la ciudad se derrumba y mueren como siete mil personas.
Los demás (seguramente judíos y contrario a los impíos con los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas de la ira de Dios) aterrorizados, dan gloria al Dios del cielo.
Los 144,000 sellados (testigos judíos).
Todos los avivamientos en la historia manifiestan las siguientes características:
Oración fervorosa.
Profundo sentido de la santidad de Dios.
Un pueblo de Dios disciplinado.
Uno o más evangelistas en “fuego”, consagrados a la Verdad y celosos de llevar esa verdad al corazón de quienes los escuchen.
Mat 24:14: el evangelio será predicado en todo el mundo (esto es durante la tribulación).
Esta tarea, además de estar encomendada a los dos testigos y al ángel (Apo 14:6), también estará a cargo de los 144,000 sellados de Apo 7:1-4, que alcanzarán a una gran multitud de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas que nadie podrá contar (Apo 7:9).
Antes de que el mundo sea sumergido en las plagas y desastres que trae el juicio del sexto sello en la parte final de los tres años y medio de la tribulación, Dios enviará a sellar a 144,000 siervos de El, judíos.
El sello: el Espíritu Santo. Con eso se cumplirá la profecía de que en los últimos tiempos el Espíritu Santo se derramará sobre toda carne (en Israel, Joel 2.28-32, Ezeq 37:9-10, 39:29).
Los santos y mártires de la tribulación.
Dan 7:21, 7:25, Apo 6:10-11, 13:7, 14:13, 17:6.
A partir del arrebatamiento de la Iglesia, si bien la iglesia ya no va a estar, el Espíritu Santo seguirá presente y activo en la tierra, haciendo convictos de pecado a todos los que estén abiertos a Dios y llevándolos al arrepentimiento.
Los conversos a partir del arrebatamiento de la Iglesia van a sufrir persecución y martirio a manos del anticristo y de sus seguidores.
Sin embargo, esa persecución cumple con los lineamientos y limitaciones que Dios le pone al diablo en todas sus acciones; a pesar de lo duro y doloroso de la situación, Dios tiene el control y el mando.
La muerte de los creyentes (Isa 57:1ss: de la aflicción los libra el Señor) es bienaventurada:
El mundo podrá pensar que están locos, fanatizados, atontados, etc., y hasta podría llegar a experimentar lástima por ellos.
Pero Dios no tiene lástima, El los bendice (Sal 116:15, Apo 14:13) con reposo y recompensas abundantes por su perseverancia hasta la muerte.
Dios vengará la muerte de sus hijos: Apo 6:10, 2 Tes 1:6-8, Apo 16:5-6, Sal 73:17-18, Apo 13:9-10, Apo 14:12, Deut 32:35, Rom 12:19, Heb 10:30.
La victoria es de ellos: Apo 12:11, Dan 7.18, 7:22, 7:26-27, Apo 15:2-4, 20:4-6.
Los vencedores no son los que esgrimen las armas para asesinar masas sino los que pierden sus vidas en aras de Jesús.
Cada vez que un fiel santo de la tribulación depende del poder de Dios y mantiene su testimonio hasta el final, vence al anticristo y al diablo.
Los sufrimientos de estos santos de la tribulación no son nada comparados con la gloria a la que se harán acreedores todos ellos (Rom 8.18).
Esa es la naturaleza y la gloria de nuestro Dios: Su gracia no tiene límites y Su gozo en bendecir a Su pueblo tampoco tiene límites.
LOS PRIMEROS TRES AÑOS Y MEDIO DE LA TRIBULACIÓN.
LOS DOS TESTIGOS, LOS 144,000 SELLADOS
Y LOS SANTOS Y MARTIRES DE LA TRIBULACIÓN.
Los dos testigos (Apo 11:3-4).
Son dos profetas sobrenaturales que irrumpen en escena en los primeros 1260 días de la tribulación (42 meses de 30 días cada uno).
Se visten de cilicio, profetizan, dispensan milagros asombrosos y dan testimonio de la gracia de Dios en la hostil cultura judía de Jerusalén.
Algunos los identifican con Enoc (nunca murió, Gen 5:24) y Elías (que tampoco murió, 2 Rey 2:11-12), y otros como Moisés y Elías.
Esta última parece ser la más bíblicamente aceptable.
Moisés y Elías son los dos hombres más influyentes de la historia de los judíos.
Moisés trajo a Israel la ley escrita de Dios y escribió los primeros cinco libros del Antiguo Testamento.
Elías fue el primero de los profetas escribientes y empezó la escuela de los profetas.
Moisés y Elías acompañaron a Jesús y los tres discípulos cuando El fue transfigurado ante ellos en el monte y donde El explicó Su sacrificio inminente en la Cruz (Mat 17).
Los dos testigos reproducen los mismos milagros que Moisés y Elías realizaron mientras estuvieron en la tierra (Apo 11:5-6).
Tendrán, junto con los 144 mil testigos judíos, un poder e impacto sobrecogedores: producirán la enorme cosecha de almas de los primeros cuarenta y dos meses de la tribulación.
Tenderán un puente espiritual y teológico al evangelio cristiano para los millones de judíos de la tierra: muchas de las almas cosechadas en esa época serán de los hijos e hijas de Abraham.
Son una parte grande de los medios de Dios disponibles durante la primera mitad de la tribulación para lograr que muchos hombres y mujeres se arrepientan efectivamente y entren en la vida eterna.
Las obras sobrenaturales encargadas a estos dos testigos durante la primera mitad de la tribulación darán testimonio del poder del Dios vivo.
Apo 11:7-10: la muerte de los dos testigos.
Son enemigos mortales del anticristo y de los que rechazan a Cristo y adoran a la bestia durante la primera mitad (o 1260 días de la tribulación.
Durante ese tiempo serán intocables; todo aquel que los amenace será muerto por el fuego llameante que sale de sus bocas.
Pero después de haber cumplido la misión que Dios les confió, el anticristo les hará la guerra y los matará; serán vistos de todas las naciones del planeta y el anticristo no permitirá que sus cadáveres sean sepultados
Apo 11:11-13: la resurrección de los dos testigos.
Después de tres días y medio de muertos, el aliento de vida de parte de Dios vendrá a ellos y se pondrán en pie, y gran temor caerá sobre quienes los contemplaban.
Este será un acontecimiento a nivel mundial por cuanto gente de todos los pueblos, tribus, lenguas y naciones estarán viendo en esos momentos sus cadáveres; muchos seguramente se convertirán en todas partes.
Suben al cielo en una nube.
En ese mismo momento hay en Jerusalén un gran terremoto y la décima parte de la ciudad se derrumba y mueren como siete mil personas.
Los demás (seguramente judíos y contrario a los impíos con los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas de la ira de Dios) aterrorizados, dan gloria al Dios del cielo.
Los 144,000 sellados (testigos judíos).
Todos los avivamientos en la historia manifiestan las siguientes características:
Oración fervorosa.
Profundo sentido de la santidad de Dios.
Un pueblo de Dios disciplinado.
Uno o más evangelistas en “fuego”, consagrados a la Verdad y celosos de llevar esa verdad al corazón de quienes los escuchen.
Mat 24:14: el evangelio será predicado en todo el mundo (esto es durante la tribulación).
Esta tarea, además de estar encomendada a los dos testigos y al ángel (Apo 14:6), también estará a cargo de los 144,000 sellados de Apo 7:1-4, que alcanzarán a una gran multitud de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas que nadie podrá contar (Apo 7:9).
Antes de que el mundo sea sumergido en las plagas y desastres que trae el juicio del sexto sello en la parte final de los tres años y medio de la tribulación, Dios enviará a sellar a 144,000 siervos de El, judíos.
El sello: el Espíritu Santo. Con eso se cumplirá la profecía de que en los últimos tiempos el Espíritu Santo se derramará sobre toda carne (en Israel, Joel 2.28-32, Ezeq 37:9-10, 39:29).
Los santos y mártires de la tribulación.
Dan 7:21, 7:25, Apo 6:10-11, 13:7, 14:13, 17:6.
A partir del arrebatamiento de la Iglesia, si bien la iglesia ya no va a estar, el Espíritu Santo seguirá presente y activo en la tierra, haciendo convictos de pecado a todos los que estén abiertos a Dios y llevándolos al arrepentimiento.
Los conversos a partir del arrebatamiento de la Iglesia van a sufrir persecución y martirio a manos del anticristo y de sus seguidores.
Sin embargo, esa persecución cumple con los lineamientos y limitaciones que Dios le pone al diablo en todas sus acciones; a pesar de lo duro y doloroso de la situación, Dios tiene el control y el mando.
La muerte de los creyentes (Isa 57:1ss: de la aflicción los libra el Señor) es bienaventurada:
El mundo podrá pensar que están locos, fanatizados, atontados, etc., y hasta podría llegar a experimentar lástima por ellos.
Pero Dios no tiene lástima, El los bendice (Sal 116:15, Apo 14:13) con reposo y recompensas abundantes por su perseverancia hasta la muerte.
Dios vengará la muerte de sus hijos: Apo 6:10, 2 Tes 1:6-8, Apo 16:5-6, Sal 73:17-18, Apo 13:9-10, Apo 14:12, Deut 32:35, Rom 12:19, Heb 10:30.
La victoria es de ellos: Apo 12:11, Dan 7.18, 7:22, 7:26-27, Apo 15:2-4, 20:4-6.
Los vencedores no son los que esgrimen las armas para asesinar masas sino los que pierden sus vidas en aras de Jesús.
Cada vez que un fiel santo de la tribulación depende del poder de Dios y mantiene su testimonio hasta el final, vence al anticristo y al diablo.
Los sufrimientos de estos santos de la tribulación no son nada comparados con la gloria a la que se harán acreedores todos ellos (Rom 8.18).
Esa es la naturaleza y la gloria de nuestro Dios: Su gracia no tiene límites y Su gozo en bendecir a Su pueblo tampoco tiene límites.
04
Jun
2009