La abominación desoladora.
LOS ULTIMOS TIEMPOS DE LA HISTORIA (23).
LA GRAN TRIBULACIÓN.
LA ABOMINACIÓN DESOLADORA.
La abominación desoladora marca el final de los primeros tres años y medio de tribulación, y abre los siguientes tres años y medio de gran tribulación.
Dan 9:24-27.
Este pasaje cuando se refiere a tiempo habla de “semanas” (hebreo “shebúa” que significa “hecho de siete”, lo cual, en un sentido muy amplio, puede significar siete días, siete años, siete decadas, etc.
El siete es el número en la Biblia de lo completo, lo perfecto, lo terminado, lo cual entonces puede significar en algunos casos cuando el tiempo para que algo suceda se haya completado.
En el caso de las semanas de Daniel, principalmente en cuanto a las primeras siete y las siguientes sesenta y dos semanas, esta parecería ser la mejor interpretación, en tanto que en lo referente al último período de siete, de acuerdo a lo indicado por expertos en profecía bíblica, se refieren a siete años.
Este pasaje habla de un período de 70 semanas, divididas en tres períodos diferentes.
Las primeras siete semanas, “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe”, esto significa que este período es antes de la primera venida de Cristo.
Las siguientes sesenta y dos semanas: “y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, más no por sí”; se refiere a la vida terrenal de Cristo desde Su nacimiento hasta su muerte en la Cruz del Calvario.
Las últimas siete semanas: “por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación.” Esto se refiere a la semana de siete años que durará la tribulación.
A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: a los tres años y medio de la tribulación.
“Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación”: el anticristo y la gran tribulación.
“Y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”: la manifestación gloriosa de Cristo y la derrota del anticristo.
Dan 11:28-31.
Este pasaje habla de un personaje (el anticristo) que se levantará contra el pacto santo (contra Dios) y hará alianzas con todos aquellos que abandonen el santo pacto (eso quiere decir que abandonarán a Dios en esos tiempos, sean cristianos o judíos).
De su parte se levantarán tropas que profanarán el santuario y la fortaleza.
Quitarán el continuo sacrificio.
Pondrán la abominación desoladora.
Dan 12:11-13.
Este pasaje habla de dos períodos.
Uno de mil doscientos noventa días (tres años y medio) desde que se quite el contínuo sacrificio y suceda la abominación desoladora y un período de 45 días más en los cuales el pueblo de Dios reposará y se levantará para recibir su herencia.
Abominación.
La palabra que al español se traduce “abominación” en el Antiguo Testamento deriva de cuatro vocablos diferentes en hebreo, todos los cuales tienen que ver con:
UNO. Idolatría pagana y con pecados.
DOS. Prácticas y objetos paganos.
TRES. La repugnancia que produce una persona, cosa, práctica o situación que viola los postulados de Dios.
CUATRO. Cosa detestable, asquerosa.
CINCO. Choque fundamental de voluntades: desobediencia a Dios y pecados contra la unidad y armonía social.
SEIS. Personas, cosas, hechos, relaciones y características que le son detestables a Dios porque son contrarias a su naturaleza
SIETE. Los actos rituales y sacrificios ofrecidos sin humildad ni espíritu de adoración (Is 1.11-14).
Abominación desoladora.
Esta expresión se halla en Dan 11:31; 12:11; Mat 24:15; Mar 13:14 relacionada con la gran tribulación mencionada por el Señor en los pasajes evangélicos.
La profecía de Daniel tuvo un cumplimiento parcial en la profanación del templo por parte de Antíoco Epifanes el año 168 a.C. Sin embargo, es evidente que este cumplimiento no agota la profecía, por cuanto el Señor Jesús, en los pasajes evangélicos arriba mencionados, sitúa su cumplimiento en el futuro.
En Dan 9:27 se muestra que esta abominación tiene lugar en la segunda mitad de la última de las setenta semanas de Daniel (Dan 9:24).
El que hace un pacto con los judíos en aquellos días y después lo quebranta es el caudillo del futuro imperio romano restaurado, el anticristo.
Esta persona se hará una imagen, y todos serán forzados a adorarla (Apo 13:14, 15).
Sin embargo, no se dice que vaya a ser llevada al futuro templo, en tanto que el Señor anuncia que la abominación estará en el lugar santo.
Del Anticristo sí se anuncia que se exalta sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el santuario de Dios como Dios (2 Tes 2:4).
Es evidente que la «abominación desoladora» está relacionada con la trinidad de maldad descrita en Apo 13, y que será obra de satanás, de la bestia, y del falso profeta.
Ello terminará en una terrible asolación. El asolador es el asirio (Isa 8:8, 9; 28:2, 18), el rey del norte que entonces dominará el territorio de Asiria (Dan 11:40).
Este cumplimiento final y definitivo tuvo también un cumplimiento parcial durante el asedio de Jerusalén por las tropas de Vespasiano y Tito; el lugar santo fue profanado por los zelotes judíos, y los cristianos de Judea, conocedores del aviso del Señor, huyeron a Pella (Mar 13:14-16).
LA GRAN TRIBULACIÓN.
LA ABOMINACIÓN DESOLADORA.
La abominación desoladora marca el final de los primeros tres años y medio de tribulación, y abre los siguientes tres años y medio de gran tribulación.
Dan 9:24-27.
Este pasaje cuando se refiere a tiempo habla de “semanas” (hebreo “shebúa” que significa “hecho de siete”, lo cual, en un sentido muy amplio, puede significar siete días, siete años, siete decadas, etc.
El siete es el número en la Biblia de lo completo, lo perfecto, lo terminado, lo cual entonces puede significar en algunos casos cuando el tiempo para que algo suceda se haya completado.
En el caso de las semanas de Daniel, principalmente en cuanto a las primeras siete y las siguientes sesenta y dos semanas, esta parecería ser la mejor interpretación, en tanto que en lo referente al último período de siete, de acuerdo a lo indicado por expertos en profecía bíblica, se refieren a siete años.
Este pasaje habla de un período de 70 semanas, divididas en tres períodos diferentes.
Las primeras siete semanas, “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe”, esto significa que este período es antes de la primera venida de Cristo.
Las siguientes sesenta y dos semanas: “y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, más no por sí”; se refiere a la vida terrenal de Cristo desde Su nacimiento hasta su muerte en la Cruz del Calvario.
Las últimas siete semanas: “por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación.” Esto se refiere a la semana de siete años que durará la tribulación.
A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: a los tres años y medio de la tribulación.
“Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación”: el anticristo y la gran tribulación.
“Y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”: la manifestación gloriosa de Cristo y la derrota del anticristo.
Dan 11:28-31.
Este pasaje habla de un personaje (el anticristo) que se levantará contra el pacto santo (contra Dios) y hará alianzas con todos aquellos que abandonen el santo pacto (eso quiere decir que abandonarán a Dios en esos tiempos, sean cristianos o judíos).
De su parte se levantarán tropas que profanarán el santuario y la fortaleza.
Quitarán el continuo sacrificio.
Pondrán la abominación desoladora.
Dan 12:11-13.
Este pasaje habla de dos períodos.
Uno de mil doscientos noventa días (tres años y medio) desde que se quite el contínuo sacrificio y suceda la abominación desoladora y un período de 45 días más en los cuales el pueblo de Dios reposará y se levantará para recibir su herencia.
Abominación.
La palabra que al español se traduce “abominación” en el Antiguo Testamento deriva de cuatro vocablos diferentes en hebreo, todos los cuales tienen que ver con:
UNO. Idolatría pagana y con pecados.
DOS. Prácticas y objetos paganos.
TRES. La repugnancia que produce una persona, cosa, práctica o situación que viola los postulados de Dios.
CUATRO. Cosa detestable, asquerosa.
CINCO. Choque fundamental de voluntades: desobediencia a Dios y pecados contra la unidad y armonía social.
SEIS. Personas, cosas, hechos, relaciones y características que le son detestables a Dios porque son contrarias a su naturaleza
SIETE. Los actos rituales y sacrificios ofrecidos sin humildad ni espíritu de adoración (Is 1.11-14).
Abominación desoladora.
Esta expresión se halla en Dan 11:31; 12:11; Mat 24:15; Mar 13:14 relacionada con la gran tribulación mencionada por el Señor en los pasajes evangélicos.
La profecía de Daniel tuvo un cumplimiento parcial en la profanación del templo por parte de Antíoco Epifanes el año 168 a.C. Sin embargo, es evidente que este cumplimiento no agota la profecía, por cuanto el Señor Jesús, en los pasajes evangélicos arriba mencionados, sitúa su cumplimiento en el futuro.
En Dan 9:27 se muestra que esta abominación tiene lugar en la segunda mitad de la última de las setenta semanas de Daniel (Dan 9:24).
El que hace un pacto con los judíos en aquellos días y después lo quebranta es el caudillo del futuro imperio romano restaurado, el anticristo.
Esta persona se hará una imagen, y todos serán forzados a adorarla (Apo 13:14, 15).
Sin embargo, no se dice que vaya a ser llevada al futuro templo, en tanto que el Señor anuncia que la abominación estará en el lugar santo.
Del Anticristo sí se anuncia que se exalta sobre todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el santuario de Dios como Dios (2 Tes 2:4).
Es evidente que la «abominación desoladora» está relacionada con la trinidad de maldad descrita en Apo 13, y que será obra de satanás, de la bestia, y del falso profeta.
Ello terminará en una terrible asolación. El asolador es el asirio (Isa 8:8, 9; 28:2, 18), el rey del norte que entonces dominará el territorio de Asiria (Dan 11:40).
Este cumplimiento final y definitivo tuvo también un cumplimiento parcial durante el asedio de Jerusalén por las tropas de Vespasiano y Tito; el lugar santo fue profanado por los zelotes judíos, y los cristianos de Judea, conocedores del aviso del Señor, huyeron a Pella (Mar 13:14-16).
04
Jun
2009