Los niveles de lo profético (1).
ESCUELA PROFÉTICA (5).
LOS NIVELES DE LO PROFÉTICO (1).
Introducción.
1 Cor 12:1-6. Este pasaje se refiere en general a "Pneumatikon": cosas espirituales. Es un género neutro que implica personas, cosas o manifestaciones.
Dentro de esas cosas espirituales, hay tres categorías: dones, ministerios y operaciones.
Dones: "charismata" (1 Cor 12:4), regalos de la gracia de Dios.
Ministerios: "diakonía" (1 Cor 12:5). Se refiere a servicio, oficio, no un título sino algo que debe ser mostrado a través de nuestro carácter (la persona es el don).
Operaciones: "energema" (1 Cor 12:6) energía o actividades.
Dentro del "pneumatikon" profético (cosas proféticas), encontramos varios niveles:
• La declaración de la Palabra (Prov 18:21, Ezeq 37).
• La unción y/o espíritu profético (1 Sam 10:9-12).
• El carácter profético (Rom 12:6).
• El don de profecía (1 Cor 12:10)
• Las escuelas proféticas.
• El oficio profético (Efe 4:11).
• El presbiterio profético (1 Sam 10:5, 10:10, 19:20, Hch 13:1, Hch 21:9).
La declaración de la Palabra (Prov 18:21; Ezeq 37).
El nivel más sencillo de lo profético es la declaración de la Palabra de Dios sobre una persona, su vida, la de su familia, la iglesia y/o la nación. La base bíblica para este nivel es Prov 18:21, que nos enseña que el poder de la vida y de la muerte está en la lengua (en las palabras). El poder de la vida, obviamente, está en la Palabra de Dios, por lo tanto declaramos vida cuando declaramos la Palabra de Dios.
Un ejemplo de ello fue cuando Ezequiel es llevado por Dios al valle de los huesos secos, y le fue dicho por Dios que profetizara Su Palabra sobre esos huesos, y que ellos vivirían.
De la misma manera, nuestros problemas, circunstancias problemáticas, situaciones contrarias, etc., son como un valle de huesos secos en nuestra vida, los cuales pueden pasar de “muerte” a vida, proclamando sobre ellas la Palabra de Dios que las puede transformar en situaciones de vida en lugar de muerte.
Esta es una tarea que nos corresponde a todos los creyentes sin distingos de ninguna clase, y es el instrumento que Dios nos ha dado para transformar todas las circunstancias en las que nos encontremos.
La importancia de lo que declaremos con nuestra boca.
En el universo, solo hay dos seres que tienen el poder creativo de la Palabra.
Uno es Dios, tal como nos lo enseña desde el principio de la Biblia (Gen 1) en la creación. Todo lo que Dios creó lo hizo con el poder de Su Palabra: “Dios dijo” y “fue hecho” y “era bueno”.
Como el ser humano fue hecho a la imagen y semejanza de Dios, solo el ser humano tiene el poder creativo en sus palabras (Prov 18:21).
Ningún ángel (bueno o caído) tiene el poder creativo de la Palabra porque ellos no fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios.
Por lo tanto, el diablo, cuando quiere crear algo, necesita una boca humana que repita sus palabras, para poder crear lo que él quiere (lo malo, la maldición, la muerte) (Sal 59:12, Sal 64:3).
Por la caída, la boca del ser humano (y ello nos incluye a los creyentes), aunque no debiera haber sido así, tiene la opción de hablar lo bueno o lo malo (Deut 30.19-20, Prov 15:1, Sant 3:9-12)
Por lo tanto, nosotros, los creyentes, necesitamos poner guardas a nuestra boca , de tal manera que por ella no salga ninguna palabra corrompida (Sal 119:43, Prov 12:25, Prov 13:5, Prov 15:23), sino solo la buena palabra de Dios para la edificación del Reino de Dios en todas las áreas y en las personas (Efe 4:29).
La unción y/o espíritu profético (1 Sam 10:9-12).
Es cualquier activación y/o habilitación de Dios para funcionar en cualquiera de las formas de lo profético: manifestación, carácter, don u oficio que trae alguna revelación de la voluntad de Dios para nuestras vidas como personas, familia, iglesia, nación, y que se manifiesta a través de una persona ya sea por una sola vez, esporádica, continua o permanentemente.
Generalmente, en su forma más simple, es derivada de estar bajo la cobertura de un ministerio profético, o un ministerio de otro tipo con un fuerte componente profético. Se manifiesta en cumplimiento a que así como es el árbol, así es el fruto.
El que una persona manifieste una unción profética no la hace profeta.
El carácter profético (Rom 12:6-9).
Es una persona cuya característica fundamental es que para ella básicamente todas las cosas solo entran en una de dos categorías: blanco o negro, sin grises, sin términos intermedios. Es la "energema" que determina que esa persona manifieste, en un grado mayor, esa faceta del carácter de Dios.
Generalmente su manifestación es en cuanto a opiniones, consejos, decisiones.
El que una persona manifieste un carácter profético tampoco la hace profeta.
Don de profecía del Espíritu Santo (1 Cor 14:1-5).
Son manifestaciones esporádicas o recurrentes de lo profético a través de una persona, inspiradas por el Espíritu Santo, que traen edificación, exhortación y/o consolación a los oyentes en un momento específico (1 Cor 14:29-32, Hch 27.10-11, 2 Ped 1:21).
Corresponden a la categoría de "charismatas": un regalo de gracia no merecido, un favor divino.
Para glorificar a Dios: caminar como Jesucristo y mostrar al Padre.
Establecido en todo cristiano lleno del Espíritu, aunque no todos lo manifiesten.
No da directrices, no es para corregir.
1 Cor 14:3: para edificación, exhortación y consolación.
1 Cor 14:4: para edificar a la iglesia.
1 Cor 14:6: hablar con revelación, ciencia, profecía, doctrina.
1 Cor 14:8: preparar para la batalla.
1 Cor 14:24. para convencer y/o juzgar a los incrédulos manifestando lo oculto de su corazón (1 Cor 14:25).
1 Cor 14:31: para aprender y exhortar.
Es para bendecir a una persona, una familia y hasta una congregación local y glorificar al Señor de manera simple.
Activa la unción de la profecía en la iglesia local.
Una persona con este don tampoco implica que es profeta. Solo da profecía.
No sustituye ni la responsabilidad ni el privilegio que tiene cada creyente de oír la voz de Dios por sí mismo.
La persona con el don es responsable por la declaración que hace: debe ser bajo la dirección del Espíritu: edificar, exhortar y consolación (1 Cor 14:3).
La persona que la recibe es igualmente responsable de responder correctamente a ella.
Siempre es condicional (obediencia y rectitud) sea o no esto explícito en el mensaje.
Este don sirve como vehículo para la expresión de los dones de Palabra de Sabiduría y Palabra de Ciencia (1 Cor 12:8)
Dones de Palabra de Sabiduría y Palabra de Ciencia.
Base bíblica: 1 Cor 12:7-10, Hch 2:17, 1 Cor 14:6.
Muestran la mente de Cristo a las personas respecto a asuntos puntuales o específicos.
Dan instrucciones específicas sobre como se debe cumplir la voluntad de Dios en la vida de una persona: traen claridad y dan más detalles sobre lo que ya está escrito.
Don de Palabra de Ciencia: Es la habilidad sobrenatural dada por Dios que revela la verdad escondida, nos muestra las cosas que están ocultas (generalmente de hoy para atrás).
Don de Palabra de Sabiduría: Es la habilidad sobrenatural dada por Dios de usar con eficacia los conocimientos que nos vienen sobrenaturalmente de parte de Dios y resolver los problemas de tal manera que por ello se produzca victoria y bendición (generalmente de hoy para adelante).
LOS NIVELES DE LO PROFÉTICO (1).
Introducción.
1 Cor 12:1-6. Este pasaje se refiere en general a "Pneumatikon": cosas espirituales. Es un género neutro que implica personas, cosas o manifestaciones.
Dentro de esas cosas espirituales, hay tres categorías: dones, ministerios y operaciones.
Dones: "charismata" (1 Cor 12:4), regalos de la gracia de Dios.
Ministerios: "diakonía" (1 Cor 12:5). Se refiere a servicio, oficio, no un título sino algo que debe ser mostrado a través de nuestro carácter (la persona es el don).
Operaciones: "energema" (1 Cor 12:6) energía o actividades.
Dentro del "pneumatikon" profético (cosas proféticas), encontramos varios niveles:
• La declaración de la Palabra (Prov 18:21, Ezeq 37).
• La unción y/o espíritu profético (1 Sam 10:9-12).
• El carácter profético (Rom 12:6).
• El don de profecía (1 Cor 12:10)
• Las escuelas proféticas.
• El oficio profético (Efe 4:11).
• El presbiterio profético (1 Sam 10:5, 10:10, 19:20, Hch 13:1, Hch 21:9).
La declaración de la Palabra (Prov 18:21; Ezeq 37).
El nivel más sencillo de lo profético es la declaración de la Palabra de Dios sobre una persona, su vida, la de su familia, la iglesia y/o la nación. La base bíblica para este nivel es Prov 18:21, que nos enseña que el poder de la vida y de la muerte está en la lengua (en las palabras). El poder de la vida, obviamente, está en la Palabra de Dios, por lo tanto declaramos vida cuando declaramos la Palabra de Dios.
Un ejemplo de ello fue cuando Ezequiel es llevado por Dios al valle de los huesos secos, y le fue dicho por Dios que profetizara Su Palabra sobre esos huesos, y que ellos vivirían.
De la misma manera, nuestros problemas, circunstancias problemáticas, situaciones contrarias, etc., son como un valle de huesos secos en nuestra vida, los cuales pueden pasar de “muerte” a vida, proclamando sobre ellas la Palabra de Dios que las puede transformar en situaciones de vida en lugar de muerte.
Esta es una tarea que nos corresponde a todos los creyentes sin distingos de ninguna clase, y es el instrumento que Dios nos ha dado para transformar todas las circunstancias en las que nos encontremos.
La importancia de lo que declaremos con nuestra boca.
En el universo, solo hay dos seres que tienen el poder creativo de la Palabra.
Uno es Dios, tal como nos lo enseña desde el principio de la Biblia (Gen 1) en la creación. Todo lo que Dios creó lo hizo con el poder de Su Palabra: “Dios dijo” y “fue hecho” y “era bueno”.
Como el ser humano fue hecho a la imagen y semejanza de Dios, solo el ser humano tiene el poder creativo en sus palabras (Prov 18:21).
Ningún ángel (bueno o caído) tiene el poder creativo de la Palabra porque ellos no fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios.
Por lo tanto, el diablo, cuando quiere crear algo, necesita una boca humana que repita sus palabras, para poder crear lo que él quiere (lo malo, la maldición, la muerte) (Sal 59:12, Sal 64:3).
Por la caída, la boca del ser humano (y ello nos incluye a los creyentes), aunque no debiera haber sido así, tiene la opción de hablar lo bueno o lo malo (Deut 30.19-20, Prov 15:1, Sant 3:9-12)
Por lo tanto, nosotros, los creyentes, necesitamos poner guardas a nuestra boca , de tal manera que por ella no salga ninguna palabra corrompida (Sal 119:43, Prov 12:25, Prov 13:5, Prov 15:23), sino solo la buena palabra de Dios para la edificación del Reino de Dios en todas las áreas y en las personas (Efe 4:29).
La unción y/o espíritu profético (1 Sam 10:9-12).
Es cualquier activación y/o habilitación de Dios para funcionar en cualquiera de las formas de lo profético: manifestación, carácter, don u oficio que trae alguna revelación de la voluntad de Dios para nuestras vidas como personas, familia, iglesia, nación, y que se manifiesta a través de una persona ya sea por una sola vez, esporádica, continua o permanentemente.
Generalmente, en su forma más simple, es derivada de estar bajo la cobertura de un ministerio profético, o un ministerio de otro tipo con un fuerte componente profético. Se manifiesta en cumplimiento a que así como es el árbol, así es el fruto.
El que una persona manifieste una unción profética no la hace profeta.
El carácter profético (Rom 12:6-9).
Es una persona cuya característica fundamental es que para ella básicamente todas las cosas solo entran en una de dos categorías: blanco o negro, sin grises, sin términos intermedios. Es la "energema" que determina que esa persona manifieste, en un grado mayor, esa faceta del carácter de Dios.
Generalmente su manifestación es en cuanto a opiniones, consejos, decisiones.
El que una persona manifieste un carácter profético tampoco la hace profeta.
Don de profecía del Espíritu Santo (1 Cor 14:1-5).
Son manifestaciones esporádicas o recurrentes de lo profético a través de una persona, inspiradas por el Espíritu Santo, que traen edificación, exhortación y/o consolación a los oyentes en un momento específico (1 Cor 14:29-32, Hch 27.10-11, 2 Ped 1:21).
Corresponden a la categoría de "charismatas": un regalo de gracia no merecido, un favor divino.
Para glorificar a Dios: caminar como Jesucristo y mostrar al Padre.
Establecido en todo cristiano lleno del Espíritu, aunque no todos lo manifiesten.
No da directrices, no es para corregir.
1 Cor 14:3: para edificación, exhortación y consolación.
1 Cor 14:4: para edificar a la iglesia.
1 Cor 14:6: hablar con revelación, ciencia, profecía, doctrina.
1 Cor 14:8: preparar para la batalla.
1 Cor 14:24. para convencer y/o juzgar a los incrédulos manifestando lo oculto de su corazón (1 Cor 14:25).
1 Cor 14:31: para aprender y exhortar.
Es para bendecir a una persona, una familia y hasta una congregación local y glorificar al Señor de manera simple.
Activa la unción de la profecía en la iglesia local.
Una persona con este don tampoco implica que es profeta. Solo da profecía.
No sustituye ni la responsabilidad ni el privilegio que tiene cada creyente de oír la voz de Dios por sí mismo.
La persona con el don es responsable por la declaración que hace: debe ser bajo la dirección del Espíritu: edificar, exhortar y consolación (1 Cor 14:3).
La persona que la recibe es igualmente responsable de responder correctamente a ella.
Siempre es condicional (obediencia y rectitud) sea o no esto explícito en el mensaje.
Este don sirve como vehículo para la expresión de los dones de Palabra de Sabiduría y Palabra de Ciencia (1 Cor 12:8)
Dones de Palabra de Sabiduría y Palabra de Ciencia.
Base bíblica: 1 Cor 12:7-10, Hch 2:17, 1 Cor 14:6.
Muestran la mente de Cristo a las personas respecto a asuntos puntuales o específicos.
Dan instrucciones específicas sobre como se debe cumplir la voluntad de Dios en la vida de una persona: traen claridad y dan más detalles sobre lo que ya está escrito.
Don de Palabra de Ciencia: Es la habilidad sobrenatural dada por Dios que revela la verdad escondida, nos muestra las cosas que están ocultas (generalmente de hoy para atrás).
Don de Palabra de Sabiduría: Es la habilidad sobrenatural dada por Dios de usar con eficacia los conocimientos que nos vienen sobrenaturalmente de parte de Dios y resolver los problemas de tal manera que por ello se produzca victoria y bendición (generalmente de hoy para adelante).
05
Ago
2009