Estudio Bíblico

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Aprendiendo a discernir la voz de Dios.



ESCUELA PROFÉTICA (9).

APRENDIENDO A DISCERNIR LA VOZ DE DIOS.



Introducción.
El objeto de la profecía:
Sal 23:3: confortará nuestra alma;
Sal 48.14, Sal 139.10, Sal 23:3: confirmar una dirección que Dios quiere para nosotros para que caminemos por sendas de justicia para ser bendecidos (Jos 1:8).
Jn 16:13: mostrarnos las cosas que habrán de venir (prepararnos).
El tiempo de las confirmaciones se acabó porque ahora tenemos la dirección del Espíritu Santo quién es el que confirma (o desecha) todo en nosotros.
Dios levantará un pueblo que caminará por determinación como resultado de vivir la Revelación del Espíritu Santo en su vida (Hch 2.16-18)



Oír la voz de Dios (Apo 3:20).
Jesús desea tener intimidad y comunión con su Iglesia (Jn 4:23).
Jesús puede estar a la puerta de la Iglesia, no dentro de ella: cuando estamos ocupados en lo mundano, en las obras, en la obra del Señor, en lugar de en el Señor de la obra (Apo 3.15-17).
Lo que más nos cuesta, tanto con Dios como con los otros, es tener tiempo para la intimidad; no estamos acostumbrados a ella.
Hch 2:17-18: en los postreros días una necesidad fundamental será la necesidad de oír la voz de Dios:
• Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán.
• Vuestros jóvenes verán visiones.
• Vuestros ancianos soñarán sueños.
• Los siervos y siervas profetizarán.



La necesidad de ser diligentes en aprender a discernir la voz de Dios.
El ser humano oye tres voces dentro de sí:
• Su voz (el mundo y la carne).
• La voz del enemigo (Adán y Eva, Jesús, Pedro, Judas).
• La voz de Dios.
Necesitamos entrenarnos, por el ejercicio, para discernir la voz de Dios y desechar las otras



Cosas que necesitamos para oír la voz de Dios (Jn 10.1-5)

La disposición de obedecer lo que Dios nos dice (1 Sam 15:22).

Necesitamos tener valor.
Dios nos va a hablar de lo que está en nuestro corazón (y ello implica también de lo que no nos gusta), por ejemplo, las cartas a las siete iglesias en Apo 2 y 3.
Necesitamos tener humildad y reconocer nuestra necesidad de Dios (Jn 15:5. Sal 123:2, 1 Cor 1:26-31).

Estar dispuestos a escuchar la voz de Dios a través de otros (audible, sus pensamientos, sus enseñanzas, etc.).
Dios usa a otras personas para hablarnos aunque no nos guste la forma como lo hagan (Mat 13:57, Mat 6:4, Mat 11:15, Mat 13:9, Mat 13:43, Mat 4:9, etc.).
No menospreciar a nadie (Sal 123:4, Prov 18:3).

No estamos en posición de demandar: estamos en posición de dar, de bendecir, de tomar sacrificios, de servir (Mar 10:42-45) aunque Dios no nos hable directamente.



Las formas que Dios utiliza para hablarnos (Jn 10:1-5).
Nuestra conciencia (Rom 2:15), aunque no siempre es una buena guía (Jer 17:9, Prov 4:23).
A través de la Palabra (2 Tim 3:16).
A través de los que están en autoridad sobre nosotros (Hch 13:1-2).
A través de consejeros buenos y santos (Prov 11:14, Prov 15:22, Prov 24:6).
La corrección, el juicio y el castigo (Heb 12:5-11).
A través de experiencias, tanto las nuestras y las de otros.
A través de las circunstancias.
Los dones del Espíritu (1 Cor 12:8-10) principalmente Palabra de conocimiento, palabra de sabiduría, discernimiento de espíritus, profecía.
Por profetas y el ministerio profético (1 Cor 14:3, 14:24-25).
1 Cor 2:10: del Espíritu a nuestro espíritu.
Joel 2:28, Hch 2:17: sueños, visiones, impresiones, éxtasis.
Su voz audible (Exo 33:11).
A través de ángeles (Zac 1:9, Apo 1:1).



Elementos para discernir la voz de Dios.
La Biblia (Hch 17:10-13): todo lo que escuchamos debe estar de acuerdo con la Biblia.
El Dios de la Biblia es el mismo que nos habla, no puede contradecirse.
El carácter de la voz de Dios: no condena, calmada, llena de autoridad, esperanza, pureza, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia, con buenos frutos, sin incertidumbre (Sant 3:17, Fil 4:6-7).
El fruto en nuestro interior (Gal 5.22-23), aunque a veces puede inquietarnos, principalmente cuando nos confronta.
El contenido (Isa 55:8-11): las cosas espirituales se disciernen espiritual no mentalmente
El Espíritu Santo nos la confirma (Sal 119:38, 1 Jn 5:6-7).



Juzgar la profecía.
Razones por las cuales debemos juzgar todo lo que oímos (interna o externamente).
• La inspiración. Tres posibles fuentes: Espíritu Santo, humano o demoníaco.
• El reconocimiento de nuestras limitaciones y debilidades (imperfectos, 2 Cor 4:7-11).
• 2 Cor 12:9-10: lo vulnerables a lo engañoso de la soberbia, el orgullo, la altivez, etc.
¿Cómo juzgar la profecía?
• Debe estar acorde con la Palabra escrita de Dios (2 Ped 1:19.21).
• Debe armonizar con el testimonio del Espíritu con mi espíritu (Rom 8.16, Jn 16:13).
• Produce el fruto del Espíritu en los que la reciben (Gal 5.22-23, Rom 14.17)
• Debe ser confirmada por dos o tres otros testigos (1 Cor 14:29) antes de accionar en ella.




05 Ago 2009