La reforma que viene.
LA REFORMA QUE VIENE.
Lic. Gustavo A. Bianchi S.
LA CONQUISTA Y LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS.
Hasta este tiempo, la Iglesia en el mundo ha sido como Moisés, que llevó al pueblo de Dios por el desierto hasta las orillas del río Jordán. La Iglesia ha sacado al pueblo del mundo, de Egipto, y por años ha estado clamando a Dios: “Danos nuestra nación, danos nuestro país”. El tiempo de la respuesta de Dios ha llegado. Dios ha oído nuestro clamor y nos está entregando el “botín” para que lo conquistemos, y para ello, así como en el desierto Dios levantó a Josué para introducir al pueblo a la Tierra Prometida, este es el tiempo de Dios para levantar una generación, la generación de Josué, que conducirá al pueblo a tomar posesión de esa tierra prometida que ha estado ansiando.
La Iglesia en su gran mayoría cuando ha clamado por sus países ha estado pensando en las personas, pero en el plan de Dios no solo está entregarnos las personas sino también todas las áreas de la vida social, económica, política, etc.
La Palabra de Dios en Génesis 3, nos indica que como resultado de la caída, la raza humana perdió:
Uno. La vida eterna (las personas).
“Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. (Gen 3:22-24).
Dos. La comunión con Dios (la educación).
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (Gen 3:8-11).
Tres. La comunión entre los seres humanos (la sociedad).
“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí… A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.” (Gen 3:12, 16).
Cuatro. La facilidad de la provisión de sus necesidades (la economía).
“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Gen 3:17-19).
Cinco. El gobierno que Dios le había dado al hombre y a la mujer sobre la tierra (política).
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” (Gen 3:4-7).
“Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Gen 3:13-15).
Pero Jesús vino a salvar todo lo que se había perdido, y eso incluye todo, no solamente a las personas sino todo lo humano.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Luc 19:10).
Como resultado de la obra de Cristo en la Cruz del Calvario, todo lo creado (y dentro de ello, el mundo de los negocios en general y los negocios en particular) está esperando el momento de su liberación y redención de las consecuencias del pecado:
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;” (Rom 8:19.22).
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servida a Jehová con temor, y alegraos con temblor.” (Sal 2:7-11).
“La justicia engrandece a la nación; más el pecado es afrenta de las naciones.” (Prov 14:34).
Y para poder administrar ese botín liberado y redimido para Su Gloria, Dios va a levantar líderes sabios, capacitados y preparados en cada una de esas áreas (educación, economía, política, finanzas, etc.) de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios, que conduzcan al pueblo en los caminos que Dios ha preparado para glorificar Su Nombre en todas las cosas creadas.
EL GRAN AVIVAMIENTO ESTÁ POR COMENZAR.
En los próximos años vamos a asistir al más grande avivamiento de todos los tiempos sobre la faz de la tierra. Este avivamiento no vendrá sobre una iglesia, una denominación ni una ciudad. Más aún, no será un avivamiento exclusivo de una nación. Todas las naciones, en todos los continentes, van a ser avivadas por el Espíritu Santo. Este avivamiento masivo va a sobrepasar los límites de las iglesias y las denominaciones, y se va a extender a todos los ámbitos de la vida económica, social, cultural y política de nuestros países, de tal manera que los cristianos van a comenzar a acceder, en mayor dimensión, extensión, calidad y cantidad de lo que ha sido hasta ahora, a los puestos de autoridad, preeminencia y poder en los diferentes países y en los diferentes ámbitos, en cumplimiento a la promesa que Dios le hizo a Abraham en Génesis 12:2-3:
“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”
Este avivamiento, por sus características de avivamiento continental y masivo, tendrá como particularidad que sobrepasara la capacidad de los liderazgos institucionales de la iglesia, lo que demandará la participación de todo el pueblo cristiano en la evangelización y el cuidado de los nuevos convertidos y en la conquista de todos los ámbitos de la vida social de nuestros países para la gloria de Dios. Eso hará posible y más aún, necesario, que todos los y las creyentes que de alguna manera han estado marginados o relegados del ministerio por cuestiones culturales (“laicos”, mujeres y jóvenes) se levanten a la par de los ministros eclesiásticos y hombre con hombro, levanten la cosecha que el Señor tiene preparada para este tiempo. El tiempo de levantar la cosecha ha llegado. El mejor tiempo ha llegado para la Iglesia.
La supuesta división entre lo ministerial o sacerdotal y lo secular va a ser derribada definitivamente. Ha llegado el tiempo de la restauración de todas las cosas, y con ellas, del sacerdocio de todos los creyentes en todos los lugares. La Gran Comisión (evangelización, discipulado y restauración de las personas y de la sociedad) como tarea de todos los creyentes, no establece ni rangos ni exoneración o prioridad de la tarea para ciertos grupos dentro del Cuerpo. Es un mandato, un llamado, un ministerio y una responsabilidad que nos compete a todos los creyentes, de ambos sexos, todas las edades, todas las razas, todas las culturas, todas las situaciones socio-económicas, todas las nacionalidades y todas las ocupaciones, sin excepción. Dios nos ha puesto justo en los lugares en los que El nos va a levantar para que en Su Nombre conquistemos todo lugar que pisare la planta de nuestros pies. Esa restauración del sacerdocio implicará un derramamiento de los dones del Espíritu Santo y de la unción como nunca antes se ha visto en la historia de la humanidad sobre todos los creyentes, para cumplir con la función que El nos ha asignado en el mundo: para ser luz y sal en cualquier lugar que nos encontremos del espectro social.
Las características de este avivamiento van a requerir salir de nuestros moldes de la “cultura evangélica” que ha creído que esos ámbitos son contaminantes para los creyentes dejándolos como campos donde ha fructificado en señorío del diablo en lugar del Señorío de Cristo. Y no solo será necesario romper esos moldes. La Iglesia tendrá que dar un paso adelante preparando a los creyentes para poder asumir esos roles de liderazgo en todos los ámbitos de la vida nacional: presidentes, ministros, senadores, diputados, líderes empresariales, rectores y decanos de universidades, medios de comunicación, partidos políticos, etc.
El mejor tiempo de la iglesia está por llegar (Prov 4:18). Dios ha estado preparando el mundo para cambiarlo. También está preparando hombres y mujeres como los hijos de Isacar: entendidos en los tiempos, que marcarán, de parte de Dios, el rumbo, y sus hermanos (la iglesia) les seguirán (1 Cro 12:32).
¿ACTIVIDADES SECULARES SOBRE BASES BIBLICAS?
En la cultura evangélica tradicional, el mundo de los negocios y de la mayoría de actividades socio-culturales siempre ha sido visto con cierto recelo como un campo no “espiritual” y por lo tanto, mundano, carnal, etc. El pensamiento inmediato que sigue en este proceso es que al designarlas como carnales, automáticamente les atribuimos el calificativo de altamente contaminadas por el diablo, y las satanizamos, y entonces, como tal, en lugar de recuperar esos campos de la vida humana para nuestro Señor Jesucristo, los menospreciamos, los hacemos de lado y no nos preparamos para actuar en ellos, lo que implica que nuestra participación como creyentes en el mundo de los negocios y del mercado se convierte en una participación mediocre que raya hasta el fracaso. El mismo pensamiento que sataniza todo el espectro de las actividades socio-culturales, que en la mayoría de los casos no es consciente sino inconsciente, forma un paradigma, un mapa mental automático que ha impedido el abordaje intensivo de este tema desde la perspectiva bíblica dentro de la predicación y la enseñanza en el cuerpo de Cristo en general.
De esa cuenta, por ejemplo, en el campo específico de los negocios, las empresas que dominan el mercado son básicamente las empresas creadas y que funcionan con los principios del mundo (cervecerías, licoreras, cementera, polleras, etc.), cuando la verdad es que esos lugares le deberían corresponder a las empresas establecidas sobre principios bíblicos, ya que “mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo” (1 Jn 4:4).
Cuando las empresas de creyentes asumen el reto y se organizan y administran bajo los principios bíblicos no les queda otro remedio que pasar a ocupar el primer lugar en el mercado, tal el caso de la empresa Wall Mart en U.S.A., cuyos propietarios juntos suman la mayor cantidad de riqueza derivada de una sola empresa en el mundo, restando todo lo que ellos siembran en el Reino de Dios y en bendecir personas a través de proyectos sociales y becas para estudiantes de escasos recursos, incluso por encima de la suma de la riqueza de los tres propietarios de Microsoft (que no diezman ni ofrendan), uno de cuyos propietarios está catalogado como el hombre con mayor riqueza en el mundo.
Por otro lado, aún con ese recelo y esos calificativos que desestiman el mundo de las actividades socio-culturales como poco “espiritual”, no podemos negar que la mayoría de los creyentes, no solo en este tiempo sino desde el origen de la Iglesia Cristiana, han sido personas que han vivido inmersas en ese mundo como agentes activos (empresarios, empleados, consumidores, lideres, etc.) que precisan de enseñanza en los principios bíblicos y su aplicación al campo en el que desarrollan sus actividades y relaciones diarias, para poder moverse en esas actividades con un testimonio cristiano (sal y luz de la tierra).
La sociedad, las actividades sociales, económicas, culturales, etc., no son ninguna creación del diablo ni del mundo (ninguno de los dos tienen la capacidad de crear), sino de Dios mismo que es el Único Creador “de todas las cosas, que las sustenta con la Palabra de Su Poder y por Quién subsisten” (Heb 1:3), por lo cual ya es tiempo de darle a todas estas actividades de los creyentes el lugar que le corresponde en la temática que aborda la Iglesia, para “arrancar” a la sociedad entera y toda la gama de las actividades que de ella derivan, de las manos del diablo y ponerlos en las manos del Único digno de tenerlos: nuestro Dios.
Por ser las actividades a la que nos dedicamos la mayoría de las personas que pertenecemos al Cuerpo de Cristo, ya sea como empresarios, artistas, profesionales, técnicos, empleados, consumidores, etc., necesitamos prepararnos en los principios bíblicos que las rigen, para no caer en las maquinaciones del diablo y darle con ello la oportunidad de usurpar una autoridad que ya no tiene por cuanto el Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario venció sobre él despojándolo y exhibiéndolo públicamente (Col 2:15). De hecho, por los prejuicios de la Iglesia al respecto de todas ellas, el diablo ha estado por años, si no por siglos, usurpando una autoridad que ya le fue quitada,
Finalmente, en los próximos años, en América Latina, pero no solo en este continente sino también en todo el mundo, el Señor Dios Todopoderoso traerá un avivamiento de tal magnitud que va a impactar todas las áreas de la vida de las naciones, incluida el área de los negocios, la ciencia, el arte, el gobierno, la educación, la política, etc., por lo cual los creyentes debemos prepararnos para ser buenos administradores de lo que Dios nos entregará.
La Reforma que viene, y que será hecha por el Espíritu Santo en estos últimos tiempos, será la dignificación de todo aquello que ha estado menospreciado por la cultura evangélica tradicional legalista, la restauración de todas las cosas que a lo largo de los tiempos y por la negligencia y los prejuicios del pueblo de Dios, el diablo nos ha robado a los hijos de Dios y que constituye nuestra legítima herencia como tales: los negocios y el trabajo; el liderazgo de la mujer y el liderazgo de los jóvenes y las jóvenes; el mundo de los negocios, la economía y las finanzas; la educación, las artes y la cultura; el gobierno, la política y la justicia, etc.),
El Señor va a comenzar a levantar como nunca antes a hombres y mujeres preparados no solo técnica y profesionalmente, sino altamente preparados y con excelencia en el conocimiento y la aplicación en su vida y en todos los campos de su actividad de los principios de la Palabra de Dios, para tomar posesión de todos esos campos. Nuestra responsabilidad además de la obediencia al Señor y un corazón que arda de pasión por El y Su visión, es la de prepararnos con denuedo para ser efectivos y eficaces en los lugares a los que El nos está llamando para dar mucho fruto (no simplemente un poco de fruto o bastante fruto, sino mucho fruto) para la gloria de su Nombre (Jn 15).
AL SEÑOR DIOS TODOPODEROSO SEA TODA LA GLORIA, HONRA Y ALABANZA.
Lic. Gustavo A. Bianchi S.
LA CONQUISTA Y LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS.
Hasta este tiempo, la Iglesia en el mundo ha sido como Moisés, que llevó al pueblo de Dios por el desierto hasta las orillas del río Jordán. La Iglesia ha sacado al pueblo del mundo, de Egipto, y por años ha estado clamando a Dios: “Danos nuestra nación, danos nuestro país”. El tiempo de la respuesta de Dios ha llegado. Dios ha oído nuestro clamor y nos está entregando el “botín” para que lo conquistemos, y para ello, así como en el desierto Dios levantó a Josué para introducir al pueblo a la Tierra Prometida, este es el tiempo de Dios para levantar una generación, la generación de Josué, que conducirá al pueblo a tomar posesión de esa tierra prometida que ha estado ansiando.
La Iglesia en su gran mayoría cuando ha clamado por sus países ha estado pensando en las personas, pero en el plan de Dios no solo está entregarnos las personas sino también todas las áreas de la vida social, económica, política, etc.
La Palabra de Dios en Génesis 3, nos indica que como resultado de la caída, la raza humana perdió:
Uno. La vida eterna (las personas).
“Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. (Gen 3:22-24).
Dos. La comunión con Dios (la educación).
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (Gen 3:8-11).
Tres. La comunión entre los seres humanos (la sociedad).
“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí… A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.” (Gen 3:12, 16).
Cuatro. La facilidad de la provisión de sus necesidades (la economía).
“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Gen 3:17-19).
Cinco. El gobierno que Dios le había dado al hombre y a la mujer sobre la tierra (política).
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” (Gen 3:4-7).
“Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Gen 3:13-15).
Pero Jesús vino a salvar todo lo que se había perdido, y eso incluye todo, no solamente a las personas sino todo lo humano.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Luc 19:10).
Como resultado de la obra de Cristo en la Cruz del Calvario, todo lo creado (y dentro de ello, el mundo de los negocios en general y los negocios en particular) está esperando el momento de su liberación y redención de las consecuencias del pecado:
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;” (Rom 8:19.22).
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servida a Jehová con temor, y alegraos con temblor.” (Sal 2:7-11).
“La justicia engrandece a la nación; más el pecado es afrenta de las naciones.” (Prov 14:34).
Y para poder administrar ese botín liberado y redimido para Su Gloria, Dios va a levantar líderes sabios, capacitados y preparados en cada una de esas áreas (educación, economía, política, finanzas, etc.) de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios, que conduzcan al pueblo en los caminos que Dios ha preparado para glorificar Su Nombre en todas las cosas creadas.
EL GRAN AVIVAMIENTO ESTÁ POR COMENZAR.
En los próximos años vamos a asistir al más grande avivamiento de todos los tiempos sobre la faz de la tierra. Este avivamiento no vendrá sobre una iglesia, una denominación ni una ciudad. Más aún, no será un avivamiento exclusivo de una nación. Todas las naciones, en todos los continentes, van a ser avivadas por el Espíritu Santo. Este avivamiento masivo va a sobrepasar los límites de las iglesias y las denominaciones, y se va a extender a todos los ámbitos de la vida económica, social, cultural y política de nuestros países, de tal manera que los cristianos van a comenzar a acceder, en mayor dimensión, extensión, calidad y cantidad de lo que ha sido hasta ahora, a los puestos de autoridad, preeminencia y poder en los diferentes países y en los diferentes ámbitos, en cumplimiento a la promesa que Dios le hizo a Abraham en Génesis 12:2-3:
“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”
Este avivamiento, por sus características de avivamiento continental y masivo, tendrá como particularidad que sobrepasara la capacidad de los liderazgos institucionales de la iglesia, lo que demandará la participación de todo el pueblo cristiano en la evangelización y el cuidado de los nuevos convertidos y en la conquista de todos los ámbitos de la vida social de nuestros países para la gloria de Dios. Eso hará posible y más aún, necesario, que todos los y las creyentes que de alguna manera han estado marginados o relegados del ministerio por cuestiones culturales (“laicos”, mujeres y jóvenes) se levanten a la par de los ministros eclesiásticos y hombre con hombro, levanten la cosecha que el Señor tiene preparada para este tiempo. El tiempo de levantar la cosecha ha llegado. El mejor tiempo ha llegado para la Iglesia.
La supuesta división entre lo ministerial o sacerdotal y lo secular va a ser derribada definitivamente. Ha llegado el tiempo de la restauración de todas las cosas, y con ellas, del sacerdocio de todos los creyentes en todos los lugares. La Gran Comisión (evangelización, discipulado y restauración de las personas y de la sociedad) como tarea de todos los creyentes, no establece ni rangos ni exoneración o prioridad de la tarea para ciertos grupos dentro del Cuerpo. Es un mandato, un llamado, un ministerio y una responsabilidad que nos compete a todos los creyentes, de ambos sexos, todas las edades, todas las razas, todas las culturas, todas las situaciones socio-económicas, todas las nacionalidades y todas las ocupaciones, sin excepción. Dios nos ha puesto justo en los lugares en los que El nos va a levantar para que en Su Nombre conquistemos todo lugar que pisare la planta de nuestros pies. Esa restauración del sacerdocio implicará un derramamiento de los dones del Espíritu Santo y de la unción como nunca antes se ha visto en la historia de la humanidad sobre todos los creyentes, para cumplir con la función que El nos ha asignado en el mundo: para ser luz y sal en cualquier lugar que nos encontremos del espectro social.
Las características de este avivamiento van a requerir salir de nuestros moldes de la “cultura evangélica” que ha creído que esos ámbitos son contaminantes para los creyentes dejándolos como campos donde ha fructificado en señorío del diablo en lugar del Señorío de Cristo. Y no solo será necesario romper esos moldes. La Iglesia tendrá que dar un paso adelante preparando a los creyentes para poder asumir esos roles de liderazgo en todos los ámbitos de la vida nacional: presidentes, ministros, senadores, diputados, líderes empresariales, rectores y decanos de universidades, medios de comunicación, partidos políticos, etc.
El mejor tiempo de la iglesia está por llegar (Prov 4:18). Dios ha estado preparando el mundo para cambiarlo. También está preparando hombres y mujeres como los hijos de Isacar: entendidos en los tiempos, que marcarán, de parte de Dios, el rumbo, y sus hermanos (la iglesia) les seguirán (1 Cro 12:32).
¿ACTIVIDADES SECULARES SOBRE BASES BIBLICAS?
En la cultura evangélica tradicional, el mundo de los negocios y de la mayoría de actividades socio-culturales siempre ha sido visto con cierto recelo como un campo no “espiritual” y por lo tanto, mundano, carnal, etc. El pensamiento inmediato que sigue en este proceso es que al designarlas como carnales, automáticamente les atribuimos el calificativo de altamente contaminadas por el diablo, y las satanizamos, y entonces, como tal, en lugar de recuperar esos campos de la vida humana para nuestro Señor Jesucristo, los menospreciamos, los hacemos de lado y no nos preparamos para actuar en ellos, lo que implica que nuestra participación como creyentes en el mundo de los negocios y del mercado se convierte en una participación mediocre que raya hasta el fracaso. El mismo pensamiento que sataniza todo el espectro de las actividades socio-culturales, que en la mayoría de los casos no es consciente sino inconsciente, forma un paradigma, un mapa mental automático que ha impedido el abordaje intensivo de este tema desde la perspectiva bíblica dentro de la predicación y la enseñanza en el cuerpo de Cristo en general.
De esa cuenta, por ejemplo, en el campo específico de los negocios, las empresas que dominan el mercado son básicamente las empresas creadas y que funcionan con los principios del mundo (cervecerías, licoreras, cementera, polleras, etc.), cuando la verdad es que esos lugares le deberían corresponder a las empresas establecidas sobre principios bíblicos, ya que “mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo” (1 Jn 4:4).
Cuando las empresas de creyentes asumen el reto y se organizan y administran bajo los principios bíblicos no les queda otro remedio que pasar a ocupar el primer lugar en el mercado, tal el caso de la empresa Wall Mart en U.S.A., cuyos propietarios juntos suman la mayor cantidad de riqueza derivada de una sola empresa en el mundo, restando todo lo que ellos siembran en el Reino de Dios y en bendecir personas a través de proyectos sociales y becas para estudiantes de escasos recursos, incluso por encima de la suma de la riqueza de los tres propietarios de Microsoft (que no diezman ni ofrendan), uno de cuyos propietarios está catalogado como el hombre con mayor riqueza en el mundo.
Por otro lado, aún con ese recelo y esos calificativos que desestiman el mundo de las actividades socio-culturales como poco “espiritual”, no podemos negar que la mayoría de los creyentes, no solo en este tiempo sino desde el origen de la Iglesia Cristiana, han sido personas que han vivido inmersas en ese mundo como agentes activos (empresarios, empleados, consumidores, lideres, etc.) que precisan de enseñanza en los principios bíblicos y su aplicación al campo en el que desarrollan sus actividades y relaciones diarias, para poder moverse en esas actividades con un testimonio cristiano (sal y luz de la tierra).
La sociedad, las actividades sociales, económicas, culturales, etc., no son ninguna creación del diablo ni del mundo (ninguno de los dos tienen la capacidad de crear), sino de Dios mismo que es el Único Creador “de todas las cosas, que las sustenta con la Palabra de Su Poder y por Quién subsisten” (Heb 1:3), por lo cual ya es tiempo de darle a todas estas actividades de los creyentes el lugar que le corresponde en la temática que aborda la Iglesia, para “arrancar” a la sociedad entera y toda la gama de las actividades que de ella derivan, de las manos del diablo y ponerlos en las manos del Único digno de tenerlos: nuestro Dios.
Por ser las actividades a la que nos dedicamos la mayoría de las personas que pertenecemos al Cuerpo de Cristo, ya sea como empresarios, artistas, profesionales, técnicos, empleados, consumidores, etc., necesitamos prepararnos en los principios bíblicos que las rigen, para no caer en las maquinaciones del diablo y darle con ello la oportunidad de usurpar una autoridad que ya no tiene por cuanto el Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario venció sobre él despojándolo y exhibiéndolo públicamente (Col 2:15). De hecho, por los prejuicios de la Iglesia al respecto de todas ellas, el diablo ha estado por años, si no por siglos, usurpando una autoridad que ya le fue quitada,
Finalmente, en los próximos años, en América Latina, pero no solo en este continente sino también en todo el mundo, el Señor Dios Todopoderoso traerá un avivamiento de tal magnitud que va a impactar todas las áreas de la vida de las naciones, incluida el área de los negocios, la ciencia, el arte, el gobierno, la educación, la política, etc., por lo cual los creyentes debemos prepararnos para ser buenos administradores de lo que Dios nos entregará.
La Reforma que viene, y que será hecha por el Espíritu Santo en estos últimos tiempos, será la dignificación de todo aquello que ha estado menospreciado por la cultura evangélica tradicional legalista, la restauración de todas las cosas que a lo largo de los tiempos y por la negligencia y los prejuicios del pueblo de Dios, el diablo nos ha robado a los hijos de Dios y que constituye nuestra legítima herencia como tales: los negocios y el trabajo; el liderazgo de la mujer y el liderazgo de los jóvenes y las jóvenes; el mundo de los negocios, la economía y las finanzas; la educación, las artes y la cultura; el gobierno, la política y la justicia, etc.),
El Señor va a comenzar a levantar como nunca antes a hombres y mujeres preparados no solo técnica y profesionalmente, sino altamente preparados y con excelencia en el conocimiento y la aplicación en su vida y en todos los campos de su actividad de los principios de la Palabra de Dios, para tomar posesión de todos esos campos. Nuestra responsabilidad además de la obediencia al Señor y un corazón que arda de pasión por El y Su visión, es la de prepararnos con denuedo para ser efectivos y eficaces en los lugares a los que El nos está llamando para dar mucho fruto (no simplemente un poco de fruto o bastante fruto, sino mucho fruto) para la gloria de su Nombre (Jn 15).
AL SEÑOR DIOS TODOPODEROSO SEA TODA LA GLORIA, HONRA Y ALABANZA.
11
Mar
2010